Gana el escritor Guillermo Arriaga el premio Alfaguara por su novela “Salvar el fuego”

La obra del también guionista de cine es polifónica y narra “con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo”, dice desde España...

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25 enero,2020 8:00 am
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La obra del también guionista de cine es polifónica y narra “con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo”, dice desde España el presidente del jurado, Juan Villoro.

Ciudad de México, 25 de enero de 2020. El escritor, guionista y director Guillermo Arriaga ganó el Premio Alfaguara, uno de los más prestigiosos de la literatura en español, por su novela Salvar el fuego, informó ayer en conferencia de prensa el también escritor Juan Villoro, presidente del jurado del certamen.

La obra de Arriaga fue definida por los integrantes del jurado como una obra “polifónica que narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles”.

“El autor se sirve tanto de una extraordinaria fuerza visual como de la recreación y reinvención de lenguaje coloquial para lograr una obra de inquietante verosimilitud; los distintos planos narrativos tienen como hilo conductor el cuerpo humano motivo de celebración y expuesto a numerosos excesos”, dijo Villoro.

Escrita durante cuatro años y medio, la novela de Guillermo Arriaga fue elegida de manera unánime de entre siete que resultaron finalistas, de 602 que respondieron a la convocatoria, con lo que se hizo acreedor a un monto de 175 mil dólares.

En su cuenta oficial de Twitter, el originario de la Ciudad de México escribió:

“Con mucha alegría les comparto que gané el Premio Alfaguara con mi novela ‘Salvar el fuego’. Gracias al jurado por seleccionarme y comparto este premio con cada escritor y escritora que participó en esta edición”.

En una entrevista que dio al diario Milenio, el guionista de cine, más allá de considerarse un contador de historias, considera que el lenguaje es fundamental, todo lo trata de someter “a la historia que cuento y al servicio de los personajes, todo lo que refleje la condición humana paradójica la voy armando sobre la marcha, la gran lección que nos dieron (William) Faulkner, (Virginia) Woolf o Juan Rulfo es que la forma en que contamos historias nunca son lineales, siempre vamos de un lado a otro. Trata de ver a México en todas sus dimensiones. Las instituciones han fallado, sobre todo las que imparten justicia. Y en la cárcel, una atmósfera importante de la novela, el individuo queda sometido al capricho de las autoridades, no permiten que pueda tener una vida digna”.

La mente del cazador

Guillermo Arriaga encuentra un símil entre la cacería y la escritura.

“La cacería te acerca a contradicciones muy hondas”, expresa. “Cuando cazas a un animal, sientes una serie de emociones muy paradójicas, desde la culpa, la alegría, la tristeza”.

Lo mismo que la conclusión de una novela.

Y el símil viene a cuento porque en plena temporada de caza de venado, en la localidad de Zaragoza, en la sierra de Coahuila, lo sorprendió ayer el anuncio del Premio Alfaguara de Novela 2020 por Salvar el fuego.

Recibió la llamada del escritor Juan Villoro, presidente del jurado, desde España, quien le informó que por unanimidad había obtenido el galardón, dotado con 175 mil dólares. Estaba aislado en un rancho y tuvo que moverse hacia las 6:30 de la mañana al pueblo a la casa de un amigo, el actor Jorge Jiménez, para acceder a una red wifi y enlazarse a la conferencia internacional a través de la cual se haría pública la noticia.

Armado con arco y flecha, logró cazar apenas dos días atrás, al venado que persiguió durante tres años. Sintió que explotaría o le daría un infarto, y aún se le escucha al teléfono sobrecogido por el impacto.

“Es muy fuerte la experiencia. Me ha ayudado a entender quiénes somos”: una sociedad que “adormece” su relación con la naturaleza.

“En la naturaleza puedes ver que hay cosas crueles y bellas al mismo tiempo, y eso ha influido de manera muy decisiva en la forma en la que escribo”, responde.

En su obra, trata de retratar a sus personajes en todas sus contradicciones.

“Y eso es lo más interesante para un novelista, ir a las paradojas de la condición humana”.

Pero Arriaga persiguió a otra gran presa, Salvar el fuego, durante cuatro años y medio. Su trabajo más complejo hasta ahora, asegura. La reescribió seis veces, completa. Una novela de 750 páginas que saldrá publicada en marzo, ya con el membrete del premio.

Su autor es un escritor sin vacaciones, adicto a su oficio, al que dedica de ocho a diez horas diarias. Aun en plena cacería, trabajaba de cuatro a seis horas revisándola, a pesar de haberla aplicado ya a concurso.

En su fallo, el jurado valoró a Salvar el fuego como una novela polifónica que “narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles.

“Por encima de la violencia mi obra ha sido una reflexión sobre el amor”, sentencia Arriaga.

Aunque México, lamenta, no ha podido sustraerse de la violencia en los últimos años. Violencias de todo tipo, no solamente desapariciones o asesinatos, sino también por la falta de oportunidades y el racismo “maquillado” contra los indígenas.

La novela arranca con el manifiesto del reo José Cuauhtémoc Huiztlic, sentenciado a 50 años por homicidio múltiple: “Este país se divide en dos: en los que tienen miedo y en los que tienen rabia. / Ustedes, burgueses, son los que tienen miedo. / Miedo a perder sus joyas, sus relojes caros, sus celulares. / Miedo a que secuestren a sus hijos. / Miedo a que los maten. / Viven presos de su miedo. / Encerrados en sus autos blindados, sus restaurantes, / sus antros, sus estúpidos centros comerciales. / Atrincherados. / Aterrados. / Nosotros vivimos con rabia. / Siempre con rabia. / Nada poseemos”.

“Vivimos un México muy escindido. La distribución de la riqueza ha sido muy injusta y ha creado dos Méxicos totalmente separados”, plantea Arriaga.

Esos dos Méxicos que ha logrado retratar con el lenguaje.

En la novela, pudo hacer una síntesis del modo de hablar en la frontera norte y en la Ciudad de México. Ésa es la ventaja, dice, de venir del barrio, de haber crecido en Iztapalapa, en la Colonia Unidad Modelo, como de poder estar en el monte, con los campesinos, y en la frontera que tan bien conoce, de Coahuila y Tamaulipas, uno de los detonantes de la novela.

Eligió como título un epígrafe de Jean Cocteau: “Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa. Decidí salvar el fuego”.

La primera historia que le surgió al proyectar la novela fue la de Marina, casada, coreógrafa reconocida, madre de tres hijos y con la vida resuelta, que se involucra con un “hombre impensable”.

El reto para Arriaga, también autor de El salvaje y de los guiones de las películas Amores perros, 21 gramos y Babel, era escribir como si fuera mujer, sin que su posición masculina perturbara o enturbiara la verosimilitud de la voz. Incluso concursó con el seudónimo de Isabella Montini, pues no quería que el jurado pensara que era un hombre tratando de escribir como mujer.

Al entrar en sus novelas nunca sabe de qué se tratan. Las construye a partir de una idea general, más lo que sucede durante el día.

Alguna vez publicó un tuit: “Está lloviendo, vamos a ver cómo influye en la novela”. Y no se refería a un estado de ánimo, como algunos lectores creyeron, sino a que si llueve afuera, llueve en su novela.

“Siempre la historia es la prioridad. Yo soy un contador de historias”.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma / Foto: Agencia Reforma

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