Gran muestra de Ed Hardy, “El Padrino” de los Tatuajes

"Los tatuajes son una forma de expresión seria y mientras tanto también son reconocidos ya como una forma de arte", añade.

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24 julio,2019 11:01 am
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Es poco habitual que los tatuajes lleguen a un museo, pero el De Young le dedica a Hardy seis salones con más de 300 dibujos, impresiones, pinturas y objetos de su larga carrera.
San Francisco, California, Estados Unidos, 24 de julio de 2019. Ed Hardy es una obra de arte en constante transformación, aunque el artista californiano del tatuaje oculta su body art debajo de una camisa rosada y un traje azul. Sólo en el cuello del artista de 74 años se asoma el ala de un halcón tatuado.
El director del prestigioso Museo De Young de San Francisco, Thomas P. Campbell, presenta a Hardy como El Padrino de los Tatuajes. La exposición Ed Hardy: Deeper than Skin (Más profundo que la piel) es la primera retrospectiva de la amplia obra de este maestro, que convirtió los tatuajes en arte popular.
“De alguna manera es un poco un forma de salvar el honor”, dice Hardy a DPA guiñando un ojo. “Los tatuajes son una forma de expresión seria y mientras tanto también son reconocidos ya como una forma de arte”, añade.
Es poco habitual que los tatuajes lleguen a un museo, pero el De Young le dedica a Hardy seis salones con más de 300 dibujos, impresiones, pinturas y objetos de su larga carrera.

Tablas de boogie con motivos del artista de tatuajes Ed Hardy se exhiben en la exposición en San Francisco. 

Los primeros bocetos son dibujos con tiza que vendía por pocos centavos a compañeros de clase cuando tenía diez años y vivía en el sur de California. También les decoraba la espalda y los brazos con sus dibujos.
En 1967, cuando era un joven estudiante de arte en San Francisco, Hardy hizo un grabado que lo muestra a él mismo con el torso totalmente tatuado. El significativo título era “Future Plans” (Planes de futuro). En aquel entonces el artista tenía aún pocos tatuajes pero ya vislumbraba grandes objetivos.
Rechazó una beca en la prestigiosa Universidad de Yale y fue el primer tatuador artístico occidental en viajar a Japón, donde aprendió la técnica del “irezumi” con maestros tradicionales.
“La cultura japonesa y el budismo fueron la influencia más importante en mi arte y en mi vida”, explica Hardy a dpa y añade que también lo inspiraron artistas como Goya, Rembrandt o Durero.
Muchas veces Hardy mezcla arte asiático con diseños americanos. En la litografía “Surf or Die” se ve un diablo rojo sobre un dragón surfeando una ola. Parece un homenaje al pintor y grabador japonés Katsushika Hokusai (1760-1849), famoso por sus olas y montañas filigrana y sus dragones escupiendo.
Hardy pintaba tigres, dragones o corazones no sólo en la piel de sus clientes, sino que también decoraba tablas de surf y floreros de porcelana.
Los visitantes de la muestra pasean junto a una instalación de 150 metros de largo, la llamada “2000 Dragons”, para la cual Hardy pintó sus animales salvajes, paisajes y visiones sobre material tyvek con acrílico.
A mediados de los 70, Hardy fue el primer tatuador estrella en Estados Unidos que presentaba a los clientes de su tienda en San Francisco diseños personalizados y no prefabricados.
Su destreza se hizo famosa rápidamente. Actores como Peter Coyote pero también miembros de los Hells Angels se sometieron a sus agujas.
Finalmente, Hardy alcanzó estatus de culto a través del diseñador francés Christian Audigier, que en 2004 lanzó camisetas, bolsos y gorros con diseños de sus tatuajes bajo el sello “Ed Hardy”. Famosos como Heidi Klum, Madonna o Mick Jagger se subieron a esa ola.
Antes los tatuajes no se consideraban arte, admite la curadora Karin Breuer. Pero tras trabajar con Ed Hardy está convencida de que sí. “Me abrió los ojos sobre el fenómeno cultural en que se convirtió el arte de tatuar”. Cuenta que Hardy descubrió muy pronto su amor por la línea fina, al igual que Alberto Durero en sus primeros grabados.
Los primeros diseños de tatuajes (1955) del entonces niño de diez años Ed Hardy se muestran en la exposición en San Francisco. 

Hardy cree que los visitantes de la exposición se sorprenderán gratamente. “Para mí el arte del tatuaje es una expresión de vivacidad, es hacer una declaración aquí y ahora”, dice el artista. No es una obra de arte para la eternidad. “Uno no puede hacer un tatuaje y esperar a estar en el Louvre en 500 años”, se ríe.
Para los visitantes tatuados de la muestra hay un estímulo especial: Quien tenga todo el cuerpo tatuado no tiene que pagar entrada. Y quien tenga todo el brazo tatuado, paga la mitad. Un sólo tatuaje, en tanto, sirve para un descuento de cinco dólares.
Texto: Barbara Munker (DPA) / Foto: DPA
 

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