Chilapa, Guerrero, 15 de enero de 2018. En la celebración litúrgica para nombrar ocho diáconos como sacerdotes, en el marco del 150 aniversario del seminario diocesano de La Inmaculada en Chilapa, el obispo Salvador Rangel Mendoza, lamentó la amenaza de la violencia en la entidad y declaró que “Guerrero huele a pobreza y a muerte”.
En la homilía, citó una frase bíblica para decir a los sacerdotes que “con Dios de la mano no debemos acobardarnos” ante la violencia.
Rangel Mendoza dijo que los nuevos sacerdotes representan la encarnación de los ideales de la iglesia, de paz y misericordia, y que la iglesia debe ser un instrumento de paz.
Antes de la misa hubo una procesión en las calles principales que arribó a la catedral de La Asunción, dónde se hizo la ordenación sacerdotal.
Texto: Lourdes Chávez / Foto: Jesús Guerrero
