Guerrero rumbo a la paz

Jorge Camacho Peñaloza

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6 marzo,2020 4:56 am
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Jorge Camacho Peñaloza

Las feministas me odian, ¿no es así? Y no las culpo porque yo odio el feminismo. Es veneno. Margaret Thatcher.

Era muy arriesgado ofrecer Orden y Paz en la campaña por la gubernatura, pero Héctor Astudillo lo asumió y se ganó, hay que decirlo, el voto de los guerrerenses, era lo que estaba en el centro de sus enojos, preocupaciones y miedos frente al desastre que dejó Rogelio Ortega en términos de gobernabilidad, eficiencia administrativa y seguridad pública.

Con oficio político el gobernador Astudillo supo hacer retornar la gobernabilidad, intensificando la atención personal de las demandas y problemas del estado, trabajado de lunes a lunes, dialogando, siendo él su propio jefe de gabinete, encabezándolo en sendas reuniones semanales con todos sus integrantes, el caos de la protesta fue cediendo ante el diálogo y la disposición del gobernador lo que fue traduciéndose en el incremento de los niveles de gobernabilidad.

El pendiente era la inseguridad, la violenta presencia y operación de los grupos delincuenciales y armados disfrazados de policías comunitarias, más de 20 de los primeros y más de 10 las segundas en toda la geografía estatal, sembrando terror y duelo en las familias guerrerenses, tanto que parecía que Héctor Astudillo se iba a ir sin cumplir la parte de la paz de su promesa de campaña.

El año 2017 cerró con un total de 2 mil 310 homicidios dolosos en el año, el más violento en la historia del estado, casi 6.4 homicidios diarios, para pasar en 2019 a 1583, es decir 4.3 diarios, lo que representa una reducción del 31 por ciento, en el pasado mes de enero Acapulco registró 30 homicidios dolosos, en el mismo mes pero del 2019 fueron 60 y en enero del 2018 fueron 74.

Con estas cifras Guerrero pasó al noveno lugar en la tabla nacional, luego de estar en el séptimo sitio en el año 2019 y en los primeros lugares en 2015 y 2016, en enero de este año el estado registró 2.7 de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, a tres lugares de la media nacional, con 1.85;

hay una franca disminución de la violencia en la entidad, de los homicidios, no sé si a la paz prometida, pero sí hacia una menor circunstancia de seguridad y paz generada por el gobernador Héctor Astudillo, que es el punto de esta colaboración, descodificar por qué se ha logrado centralmente esta reducción de la violencia en el estado.

Las causas de la violencia delincuencial son muchas, económicas, sociales, políticas, otras relacionas con la propia dinámica de los grupos delictivos, pero una muy importante y determinante del incremento de la presencia y operación de los grupos criminales es el debilitamiento de las instituciones, de la política, de la operación gubernamental, causado también por múltiples factores como la infiltración del crimen en los cuerpos policiales, la colusión de políticos y funcionarios con la delincuencia, la corrupción, el desinterés de los gobernantes en el tema por los vínculos directos o indirectos con los criminales o el desinterés franco de los gobernantes en el tema.

De acuerdo con conversaciones que he sostenido con expertos, en Guerrero el factor determinante de la reducción de la violencia criminal ha sido la capacidad del gobernador Héctor Astudillo para asumir el liderazgo y coordinación de las dependencias estatales y federales de seguridad en el estado, su permanente presencia y dirección del Grupo de Coordinación hoy llamado Coordinación para la Construcción de la Paz y la Seguridad, su liderazgo para poder acordar acciones con el Comandante de la Novena Región Militar y Octava Zona Naval, es decir, su decisión de asumir la responsabilidad de la seguridad en el estado lo que muy pocos gobernadores entienden y asumen. El principal responsable político de la seguridad en un Estado, no es el comandante de Región Militar, de Zona Naval o de Guardia Nacional o secretario de Seguridad Estatal, es el gobernador. Falta mucho, pero mucho, para pacificar al estado, pero que Astudillo se encamine a terminar entregando mejores cifras, es francamente alentador.

Vuela vuela palomita y ve y dile: A Héctor Astudillo que ora sí me quito el sombrero, hay que tener los tamaños para reconocer lo bueno de quien fuera mi contendiente en gobernar este ejido, así como somos buenos para señalar las cosas malas, también para decir las buenas.

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