Herederos de la Revolución cubana, una sucesión minuciosamente diseñada

A solo dos días del 18 de abril, cuando comenzará la sesión para constituir la nueva Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) que designará al próximo mandatario de la isla,...

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16 abril,2018 11:58 am
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Texto: EFE / DPA / Foto: Xinhua
La Habana, Cuba, 16 de abril de 2018. Después de casi 60 años, los históricos de la Revolución cubana dejan por primera vez el mando a una generación que no participó en la lucha, un relevo que se espera institucionalizado y con el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años, como favorito para suceder de Raúl Castro.
A solo dos días del 18 de abril, cuando comenzará la sesión para constituir la nueva Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) que designará al próximo mandatario de la isla, pocos tienen dudas de que el elegido será Miguel Díaz-Canel, número dos del gobierno desde el año 2013.
Díaz-Canel (Santa Clara, 1960) comenzó su carrera política en su ciudad natal, donde llegó a ser primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) en los tiempos duros de la crisis de 1990, gestión por la que todavía es recordado y alabado.
Este ingeniero electrónico comenzó a despuntar tras ser designado ministro de Educación Superior (2009-2012) y en 2013, elevado al rango de “número dos” del gobierno de Raúl Castro, con lo que se convirtió el primer cubano nacido después del triunfo de la Revolución en alcanzar ese puesto.
Forjado en las bases del PCC y con una trayectoria de ascenso sostenido y discreto, su “cercanía a la gente” y la “capacidad para estar donde haga falta” son las principales cualidades que sus compatriotas tienen en cuenta para asegurar que Díaz-Canel sería el “candidato ideal” a la Presidencia de Cuba, según declaraciones recogidas por Efe.
Pese a su discreción pública, a mediados de 2017 el grupo opositor cubano Estado de Sats publicó un video filmado en un encuentro con funcionarios del PCC donde el dirigente se mostraba mucho más duro, al criticar a Estados Unidos y denunciar la actividad “subversiva” de entidades extranjeras y medios alternativos cubanos.
De convertirse Díaz-Canel en el próximo presidente de la isla se prevé una etapa de continuismo de las políticas de Raúl Castro, que en sus 12 años de mandato (los dos primeros de forma interina por la enfermedad de su hermano Fidel) acometió un proceso de “actualización” económica e institucional en el sistema socialista cubano.
El propio Raúl Castro anunció hace años la necesidad de prepararse para el relevo generacional en la dirección del país y durante su mandato han emergido otros dirigentes más jóvenes que los “históricos” que han ocupado destacados puestos en el gobierno y el partido.
Entre ellos figura el actual canciller, Bruno Rodríguez (60 años), la cara más visible de la isla hacia el mundo y un político con una carrera en ascenso en la Juventud Comunista (UJC), el PCC y el ministerio de Exteriores, que preside desde 2009.
Visto como un diplomático serio, leal y confiable, Rodríguez se ha anotado varios tantos con la reanudación de los nexos diplomáticos con Estados Unidos y la firma en 2017 de un acuerdo bilateral con la Unión Europea, que puso fin a la “posición común” que limitaba seriamente la relación entre Cuba y el bloque comunitario.
Otras caras del relevo generacional en las estructuras del poder han sido dirigentes del PCC como el primer secretario de Santiago de Cuba (este), Lázaro Expósito (63 años); el de Camagüey (centro), Jorge Luis Tapia (55 años), o la de La Habana, Mercedes López Acea, muy populares por sus gestiones en sus respectivas provincias.
Con la desaparición de Fidel (1926-2016) y la salida de Raúl Castro de la Presidencia a los 86 años, concluye una era en la isla comunista, que desde 1959 siempre tuvo a un gobernante con ese apellido, algo que ya no se repetirá según aseguraba a la prensa a inicios del año pasado Mariela Castro, 55 años, hija del presidente.
Desde el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), la miembro de clan Castro Espin con mayor proyección pública ha impulsado cambios en favor del colectivo LGTBI y ha ganado reconocimiento, aunque en varias ocasiones ha negado categóricamente que pretenda buscar la posición que ahora deja libre su padre.
(En la imagen, el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel).
Diez retos del nuevo presidente cubano
Raúl Castro comenzó su mandato con reformas que abrieron la economía cubana a pequeños sectores privados y con el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, pero durante los últimos años el ritmo de apertura aminoró y el deshielo con Washington se frenó, dejando al nuevo presidente algunas tareas pendientes.
A continuación, los temas principales que tendrá que gestionar el nuevo mandatario cubano.
Inversión extranjera
El gobierno cubano reconoce que necesita atraer más de 2.500 millones de dólares de inversión extranjera para que la economía crezca. Para generar confianza entre los inversores, La Habana refinanció su histórica deuda con el Club de París y se comprometió a pagar los 2.600 millones de dólares pendientes.
Relaciones con Estados Unidos
Uno de los grandes logros de la presidencia de Raúl Castro fue el histórico restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos después de décadas de enfrentamiento. La etapa de acercamiento que vivió con el entonces presidente Barack Obama se vio frenada con la llegada del republicano Trump a la Casa Blanca. El nuevo presidente estadounidense ha recuperado el lenguaje de hostilidad hacia las autoridades cubanas y las relaciones se encuentran en un punto muerto con la reducción a mínimos de la embajada de Estados Unidos en La Habana.
Unificación monetaria
Desde la década de 1990, en la isla circulan dos monedas: el peso cubano CUP y el peso convertible CUC, que es equiparable al dólar. El cambio es de 24 CUP por 1 CUC. En la primera moneda, el Estado paga los salarios y los cubanos abonan servicios básicos subsidiados como la luz y el agua, mientras que el CUC es para comprar en tiendas y la moneda usada por el turismo. Dos monedas para dos economías y aunque varias veces se anunció su inminente unificación, la fecha final nunca llegó.
Sostenibilidad de los servicios sociales
La Revolución cubana siempre se ha mostrado orgullosa de logros sociales como el acceso universal y gratuito a la educación, la salud o el deporte. “La salud es gratis, pero cuesta”, son algunas frases que se empiezan a ver en murales de centros médicos o estampadas en las recetas para concienciar a la población de la necesidad de hacer sostenible unos servicios que son gratuitos pero cuya financiación implica un gran esfuerzo para el Estado cubano.
Envejecimiento poblacional
Cuba tiene 11.2 millones de habitantes, de los que el 20 por ciento supera los 60 años de edad. En un país con una esperanza de vida que ronda los 80 años, muchos jóvenes emigran buscando mejores oportunidades económicas. El desequilibrio empieza a preocupar al Gobierno cubano, que estima que en el período 2020-2025 Cuba será el país más envejecido de América Latina y el Caribe.
Separación de funciones entre el Estado y el Partido Comunista
Durante décadas, el Partido Comunista y el gobierno han estado dirigidos por la misma persona, primero Fidel Castro y luego su hermano Raúl Castro, pero ahora por primera vez tendrán personas diferentes al frente. Hasta 2021, Raúl Castro se mantendrá como Primer Secretario del PCC, que es considerado por la Constitución cubana como “la fuerza dirigente superior de la sociedad”.
Mantener el consenso social en torno a la Revolución
Desde que asumió el poder, la gran preocupación de Raúl Castro ha sido la institucionalización de la Revolución, más allá de los liderazgos fuertes a los que estaban acostumbrados los cubanos. La legitimidad de políticos que no combatieron contra el dictador Fulgencio Batista necesitará de una mayor participación ciudadana.
Crecimiento económico
Hacer de Cuba un “país próspero y sostenible” fue la mayor divisa de Raúl Castro, pero la economía no terminó de arrancar. La crisis política que vive su aliado venezolano provocó que Cuba cerrase sus cuentas en 2016 con una recesión del 0,9 por ciento del PIB, la primera vez en los últimos 20 años. En 2017 creció un tímido 1,6 por ciento gracias al tirón del turismo y la construcción de infraestructura hotelera.
El papel del sector privado en Cuba
La presidencia de Raúl Castro comenzó con una apertura de la economía al sector privado, pero centrándolo en servicios como la hostelería y los pequeños oficios, mientras que el Estado mantenía el monopolio en sectores estratégicos como la energía y las comunicaciones. El “boom” turístico significó un crecimiento del sector privado y el Gobierno frenó el año pasado la concesión de nuevas licencias generando incertidumbre sobre cuál será la ruta que elija el nuevo presidente.
Relación con la emigración cubana
Sectores de la población que no estaban de acuerdo con el rumbo socialista que tomaba Fidel Castro protagonizaron varias oleadas migratorias, que fueron muchas veces calificadas como “contrarevolucionarias”.
Actualmente, la emigración cubana tiene un carácter más económico, pero no puede invertir en la isla o tener propiedades. El gobierno cubano necesita su apoyo para influir en la normalización con Estados Unidos en un momento en el que las relaciones con Donald Trump son tensas.

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