Participan en este singular ritual 300 mujeres de distintas edades y ocupaciones que guardan el anonimato bajo una vestimenta negra y un capuchón del mismo color y que recorren las calles con cirios encendidos en ambas manos o crucifijos, los pies descalzos y arrastrando cadenas atadas a sus tobillos, entre la devoción, la fe, la esperanza, la paz frente a la violencia y por un mundo mejor
Taxco de Alarcón, Guerrero, 5 de abril de 2023. El martes de la Semana Santa en Taxco aparecieron nuevamente, y ahora con mayor fuerza, las Ánimas, mujeres con vestimenta negra y un capuchón del mismo color, con cirios encendidos en ambas manos o crucifijos, los pies descalzos y arrastrando cadenas atadas a su tobillos, quienes caminan sobre las calles sinuosas y empedradas ante el impacto de acompañantes y espectadores, entre singulares sonidos que producen el metal con las piedras, en un trayecto aproximado de dos kilómetros en el centro histórico.
Es la procesión de Las Ánimas que se desarrolló la noche de ayer con alrededor de 300 mujeres, su origen se remite a muchas generaciones que la han mantenido viva y en la que participan, siempre en el anonimato, mujeres de distintas edades y ocupaciones, entre la devoción, la fe, la esperanza, la paz frente a la violencia y por un mundo mejor, que es por lo que hacen su penitencia.
De acuerdo a una investigación realizada por este reportero en 1994, los antecedentes del Paso de las Ánimas, sus orígenes se remontan a poco más de 10 generaciones atrás de la familia Gutiérrez que habitaran en una casa del barrio de Chachalacas, desde donde salía la procesión en el marco de la Semana Mayor, pero después debido a un incendio en una panadería cercana, muchos de las piezas e indumentaria que se utilizaban ya no volvieron a recuperarse, lo que fue una pérdida muy sentida por el afecto con que las habían conservado durante muchos años.
Ante ello, los herederos de esta tradición se dieron a la tarea de conseguir lo que requerían con personajes conocidos como huacaleros que llegaban a la Feria del Cuarto Viernes en el barrio de la Veracruz; fue en esta festividad que adquirieron las cadenas y un plato que después envolvieron protegido con tela de color negro y que se conservaba con roturas y constituye uno de los misterios de esta hermandad.
Desde ese hecho trágico hasta nuestros días, la procesión tiene su punto de reunión en la casa que fuera de la señora Guadalupe Gutiérrez Ramos, mejor conocida como Lupita, quien recibiera el encargo de continuar “el trabajo” cada año en martes santo.
Antes de ella su hermano Ascensión fue el responsable, que siguió a su madre, Félix Gutiérrez viuda de Ramos, quien a su vez heredó la tradición de su tía Guadalupe Gutiérrez Moyano, antecedida por su abuela Reyes Gutiérrez y su bisabuelo Perfecto Gutiérrez del que se tiene conocimiento como el antecesor más inmediato.
Hoy extinta, Guadalupe Gutiérrez fungió como organizadora de la procesión y asesora de la hermandad, que también quedó con la encomienda de decidir quién le sucedería en esa responsabilidad para continuar con la tradición y desde hace años, tras su fallecimiento, ese papel recayó en la joven Janet Gutiérrez, una de sus descendientes; actualmente existen varias hermandades que congregan a centenas de mujeres penitentes, entre ellas de la agrupación original, más otras que se incorporaron posteriormente de San Nicolás, San Miguel y el Exconvento, además de organizaciones identificadas como “piratas”, al no estar reconocidas oficialmente por la iglesia, y también aparecen penitentes hombres encadenados.
La escultura con la que originalmente comenzaron las procesiones era de tamaño más pequeño que la actual de mayores proporciones y data de 1938 y se custodia en esa casa ubicada sobre la calle que fue conocida como de San Nicolás y ahora lleva el nombre de Miguel Hidalgo; a esta imagen se agrega la de las Ánimas que se encuentra en la iglesia de San Nicolás y del Exconvento, y la de San Nicolás Tolentino que preside la procesión.
Otra faceta interesante, según contó en entrevista la extinta dirigente de las Ánimas, Guadalupe Gutiérrez, era una calavera que anteriormente y por muchos años se colocaba en la peana (base) de madera de Las Ánimas para salir en la procesión y dejó de aparecer, porque de acuerdo con los organizadores ese fue el motivo debido al poco respeto y comentarios de acentuada curiosidad y morbo. Ese cráneo significaba el final de la vida humana, según la tradición ancestral.
La hermandad de las Ánimas y los penitentes encadenados hizo anoche su aparición más destacada en la procesión del mismo nombre y en el punto de partida en dirección a las capillas de la Santísima Trinidad y de San Nicolás, donde con esa imagen-escultura se unió a otra, donde en medio de feligreses acompañantes en ambos lados, se intercalaron en pequeños grupos compactos con su vestimenta negra, sujetada con un calabrote, que es una especie de cinturón elaborado con lazo y tejido con igual color, más el capirote con el que resguardan su identidad.
En los siguientes días de esta Semana Santa tendrán otras apariciones y de marcado fervor en las procesiones del jueves y viernes que son las de mayor intensidad espiritual y penitencial que reúnen a miles de taxqueños y turistas.
Texto y foto: Claudio Viveros Hernández
