EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Guerrero  

El incendio en el cerro de Las Antenas, tragedia que todo Zihuatanejo pudo ver

  Una tragedia. La historia que cuentan las víctimas del incendio se repite: dos niños jugando a tronar cohetes en este mes de fiesta provocan que una chispa caiga en el colchón de la casa y que éste arda segundos. Alimentado por el viento del medio día, el fuego avanza incontenible por toda la casa … Continúa leyendo El incendio en el cerro de Las Antenas, tragedia que todo Zihuatanejo pudo ver

Silvestre Pacheco LeónZihuatanejo

Diciembre 24, 2018

 

Una tragedia. La historia que cuentan las víctimas del incendio se repite: dos niños jugando a tronar cohetes en este mes de fiesta provocan que una chispa caiga en el colchón de la casa y que éste arda segundos.
Alimentado por el viento del medio día, el fuego avanza incontenible por toda la casa que es de material precario.
El fuego inicia alrededor de las 11 y media de la mañana en las faldas del cerro de las Antenas en el anfiteatro de Zihuatanejo, y poco tiempo después el ulular de las sirenas de los carros de bomberos altera el orden y predispone a quienes las escuchan. Todo indica que van rumbo al cerro de las Antenas, por el camino viejo a la Unión cruzando la vieja y populosa colonia Vicente Guerrero y en poco tiempo todos saben del incendio que ya es visible desde cualquier parte de la ciudad.
El fuego se ha iniciado en una zona irregular, en la colonia Buenos Aires, o Bella Vista, o Vista Mar, parte alta, en el área invadida que aún no tiene nombre y que lidera un personaje que todos nomás conocen como Isaías.
En pocos minutos el fuego se esparce y consume casa por casa. La columna de humo, denso y negro se eleva por los aires divisándose desde cualquier parte. Las lenguas de fuego parecen incontrolables a la distancia mientras los bomberos tardan una eternidad en llegar.
Los chorros de agua de sus mangueras parecen insignificantes frente a las grandes llamas que avanzan con rapidez en dos frentes, y desde la ciudad parece que nadie podrá controlarlas.
La más grande dificultad para combatir el siniestro es la falta de agua y de accesos para llevarla hasta los lugares donde se necesita.
Por fortuna los dueños y operadores de pipas, que eso sí abunda en la ciudad, ayudan solidariamente con viajes hasta el cerro donde un dron parece que se eleva y recorre desde lo alto la parte del incendio.
Los marinos llegan y los vecinos se admiran de que no los ven ayudando a combatir el fuego, sino sólo a realizar labores de vigilancia.
Es el cerro que en dirección noroeste conecta a Zihuatanejo con Ixtapa, en una zona donde más han crecido las invasiones que alientan los partidos políticos en complicidad con las autoridades en turno.
Por fortuna muchas de las casas que arden y se consumen están abandonadas porque el método de la invasión consiste primero en levantar la casa con cuatro palos como horcones y un techo endeble de láminas de cartón que sólo habitan las familias verdaderamente necesitadas, porque la mayoría de los invasores cuentan ya con casa propia. Después sólo a convocatoria del líder los invasores acuden para ser tomados en cuenta a la hora que han conseguido su legalización.
Sólo familias como la de Cupertino Macedonio originario de Chilapa vivían ahí desde hace dos años, igual que Rafael Flores del municipio de San Jerónimo. Ambos perdieron todos sus bienes en el día que es la víspera de la Navidad. Nada pudieron sacar de sus casas apurados en convencer a sus familias de que lo importante era salvarse del fuego.
La esposa de Cupertino todavía llorando en el Auditorio Municipal habilitado como refugio, se consuela comentando que gracias a Dios que el incendio fue en domingo porque las familias estaban reunidas.
También que haya sido de día y no de noche, tercia su vecina quien comenta que estaba muy preocupada porque en la confusión y los atropellos de gente no encontraba a su mascota, un perro llamado lobo que lame la mano de su amo.
La niña que nos quiebra el corazón se llama Esmeralda, tiene 8 años y apenas el sábado tuvo su festejo de cumpleaños. Lo que más siente es que entre sus regalos que el fuego consumió estaba la muñeca que su papá le compró, recuerda mientras suelta el llanto.
El papá es un hombre joven, también la mamá. La familia se ha quedado sin casa y tampoco tiene trabajo. Él como muchos albañiles en este tiempo tiene vacaciones forzadas porque todas las obras en construcción se paran hasta enero, y no crean que los bondadosos patrones les pagan por no trabajar.
En ese rato llega la hermana de la esposa quien les ofrece su casa y les da consuelo recordándoles que lo más valioso es que están con vida.
Hay dos matrimonios cuyos miembros recrean los hechos que vivieron. Don Rogelio dice que estaba dentro de su vivienda, que mientras su hija se entretenía en el teléfono celular, él y su mujer veían la televisión. Por el ruido no se daban cuenta de nada de lo que sucedía afuera, hasta que escuchó el estruendo de un tanque de gas que explotó alcanzado por el fuego, entonces salió a la puerta y miró el humo y la lumbre muy cerca de su vivienda. Cuenta que su desesperación fue grande cuando la familia se resistía a dejar todo, su mujer quería que salvaran cosas cuando ya era tarde. Casi a fuerzas la obligó a que se alejaran de la casa que en pocos minutos quedó reducida a cenizas.
A las 5 de la tarde en el refugio hay más gente solidaria que lleva ropa y alimentos a los damnificados. Una fila de médicos espera a servir a los pacientes que no llegan. El coordinador dice que hacen falta profesionales allá en el lugar de los hechos para convencer a las familias que perdieron todo a que lleguen al refugio y puedan recibir ayuda.
Está claro que el shock es enorme. Es poco tiempo para que asimilen el tamaño de la tragedia. Sin embargo el estacionamiento y toda la calle del auditorio está lleno de vehículos con gente solidaria que llega para ayudar.
Un numeroso grupo de mujeres recibe la ayuda y clasifica la ropa que está llegando como donativo. Otros preparan y reparten agua de sabores y comida.
Varias familias de vacacionistas llegan con fruta y la reparten directamente a las familias afectadas que no muy convencidas reciben el apoyo.
Cuando son las 4 y media de la tarde por fin se ve que el fuego ha sido controlado y una hora después aún no aparecen en el refugio de los damnificados ningún político relevante, quizá esperan a que lleguen las familias de las casas que el fuego redujo a cenizas, pensamos.