EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Guerrero  

En época de Echeverría, por donde pasaba el Ejército quedaban muertos y desaparecidos: José Bracho

El segundo en la guerrilla de Genaro Vázquez fue testigo de persecuciones en la sierra y la Montaña durante la guerra sucia, donde se aplicaron el Plan Telaraña y el Operativo Amistad. Dice que fue encarcelado en 1972 y torturado en el Campo Militar Número Uno, y un año después salió exiliado a Cuba

Zacarías Cervantes Chilpancingo

Julio 15, 2022

Al centro, con lentes, José Bracho y otros asistentes al 50 aniversario del asesinato de Genaro Vázquez en San Luis Acatlán, el 2 de febrero de este año Foto: Facebook

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

A José Bracho Campos, el segundo de a bordo del movimiento guerrillero de Genaro Vázquez Rojas, como tal, le tocó ser testigo de las persecuciones en la sierra y en la Montaña de Guerrero durante la guerra sucia de los años setentas; “por donde pasaba el Ejército parecía que pasaba un ciclón, quedaban pueblos enteros quemados, muchos muertos y desaparecidos en la sierra y colgados en la Montaña”, describió 50 años después.
Para él, éste fue el legado que dejó el gobierno del presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, fallecido el 8 de julio pasado a los 100 años de edad en su casa de Cuernavaca, Morelos, y quien gobernó el país de 1970 a 1976.
Recordó que Genaro Vázquez decía que Echeverría “con su falso nacionalismo no iba a engañar a nadie”, después de que lo conoció circunstancialmente en la Secretaría de Educación Pública (SEP) en la Ciudad de México.
Bracho dijo que en una ocasión Vázquez Rojas le describió a un Luis Echeverría muy astuto y hábil: “se te queda mirando y te estudiaba de pies a cabeza, nada que ver con Lázaro Cárdenas”.
En entrevista telefónica, Bracho Campos lamentó que las leyes no hayan sido capaces de ubicarlo como responsable de las masacres de 1968, cuando era secretario de Gobernación y la de 1971, ya cuando era presidente de la República, pero sobre todo por la guerra sucia que aplicó en Guerrero contra el movimiento social, en especial al de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas.
Contó que el gobierno de Echeverría, a través del Ejército, dejó pueblos enteros quemados; “donde nosotros pasábamos, en la sierra, parecía que había pasado un ciclón, había muchos pueblos quemados y muchos muertos y desaparecidos”.
Explicó que el gobierno empleó la estrategia que se conoce como la “aldea vietnamita”, es decir, que todo aquel que vivía en la sierra lo bajaba a la población para que no le prestara ayuda al grupo de Genaro Vázquez.
Dijo que particularmente el grupo de Genaro Vázquez padeció varias persecuciones en la sierra de Atoyac, en donde el secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Díaz, les aplicó el “plan telaraña”, una estrategia contrainsurgente con la que se realizaron operaciones militares irregulares para sitiar pueblos enteros.
Mientras que en la región de la Montaña les aplicó la “Operación Amistad” con la que dejó pueblos enteros con huérfanos y “muchos colgados”.
Recordó en particular el caso de uno de sus compañeros del grupo cercano a Genaro, Pedro, a quien lo obligaron a cavar su propia tumba “y fue enterrado ahí mismo”, en la región de la Montaña.
Pero dijo que la responsabilidad no es sólo del ex presidente Echeverría, sino que fue corresponsable todo su equipo; “Leí que estuvo hasta (Porfirio) Muñoz Ledo en su gabinete, y de alguna manera todos ellos tienen responsabilidad en la guerra que se le hizo al pueblo de Guerrero y al pueblo de México”.
Personalmente, Bracho Campos también sufrió la represión en ese sexenio. Fue encarcelado en 1972 y torturado en el Campo Militar Número 1, hasta que un año después salió exiliado 10 años a Cuba, donde trabajó y logró terminar sus estudios de español y literatura, “sólo así superé la situación de persecución en México, gracias a la revolución cubana, allá nos curaron”.
A José Bracho lo detuvieron cuatro días después del accidente en el que murió Genaro (el 2 de febrero de 1972), “mejor dicho, donde lo asesinaron”, aclaró.
Recordó que lo detuvieron a un lado de la carretera antes de llegar a Morelia, Michoacán, en un lugar que no conocía; estaba herido, en el choque se fracturó la cara y la cabeza. Por ello cuando lo agarraron estaba inconsciente y lo llevaron al cuartel militar de Morelia donde le aplicaron una dosis de droga.
“Ahí me dieron unos cuantos golpes y después no supe de mí, hasta que amanecí en el Campo Militar Número Uno.
Dijo que así como iba herido del accidente lo siguieron golpeando en la cárcel; “fue el Ejército”, denunció, pero no recuerda quién lo comandaba.
Días después lo trasladaron al penal de Chilpancingo junto con otros de sus compañeros, entre ellos Justino Piza, Arturo Miranda, Pedro Contreras y unos doctores de quienes no recuerda sus nombres.
Explicó que en el penal de la capital del estado, gracias a la participación de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) disminuyó el trato represivo, porque constantemente recibían la visita de los maestros universitarios, “que siempre estaban en la calle protestando y gracias a ellos no hubo mayores consecuencias”.
Contó, a petición del reportero, que en el movimiento de Genaro Vázquez, eran pocos los que dirigían, “de los viejos, podríamos decir éramos sólo Genaro y yo; Genaro era nuestro comandante en el núcleo popular revolucionario de la ACNR, y yo era el segundo de a bordo, podríamos decir era yo el subcomandante de la guerrilla, esa era mi misión”.
Eso indicaba que a la muerte de Genaro, José Bracho tenía que quedarse al frente del movimiento, pero cuatro días después del accidente en el que fue encontrado muerto el guerrillero Vázquez Rojas, Bracho fue detenido.
Cayó preso en febrero de 1972 y en mayo de 1973 salió exiliado a Cuba.
Informó que en la isla, él y sus compañeros Antonio Sotelo, Demóstenes Lozano, Santos Méndez, Zeferino Contreras e Ismael Bracho, se organizaron e intentaron regresar para continuar el movimiento en México “pero la situación era más difícil; ya había un descenso en la lucha y mejor decidimos solidarizarnos con la revolución cubana en todos los sentidos”.
Se solidarizaron con aquél país cortando caña y colaboraron impartiendo clases en las escuelas secundarias básicas, a cambio la revolución les dio la oportunidad de seguir estudiando, fue así que, en el caso de Bracho terminó su carrerea en la espacialidad de español y literatura.
Reconoció que gracias a ello, ahora, con 79 años de edad, sigue trabajando como catedrático en la Escuela Preparatoria 17 de Acapulco, “y gracias a esta situación he podido mantener a mi familia”.
De sus antiguos correligionarios, contó que sólo sobreviven Ismael Bracho, Demóstenes Lozano y él. Ya fallecieron Santos Méndez, Zeferino Contreras y Antonio Sotelo.
Recordó una anécdota: en agosto de 1975, cuando el presidente Echeverría viajó a Cuba, el gobierno de aquél país les dijo: “Entre ustedes (el presidente y los exiliados) no hay empatía; va a venir ese señor a visitar Cuba, queremos invitarlos a ustedes para que conozcan la isla”.
Fue así que cuando Echeverría llegó a Cuba, los guerrilleros estaban recorriendo los lugares históricos de la revolución cubana, “y nos evitamos el contacto con él”, celebró José Bracho.
Explicó que cuando regresaron a México había un repunte del movimiento popular; había organizaciones sociales y de campesinos que pedían, sobre todo, vivienda, y dijo que fue esa gente la que los fue a recibir al Aeropuerto en 1984.
“Gracias a esa movilización y gracias a la solidaridad de la Universidad Autónoma de Guerrero logramos reconstruir la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y darle vida en las condiciones de aquel entonces”.
Recordó que con esa organización participaron en la Universidad, apoyando a los rectores que se vinculaban con el pueblo “y tuvimos oportunidad de hacer uno o dos congresos de la ACNR y darle vida con nuevos cuadros y elementos”.
José Bracho tiene ahora 79 años y tenía 25 cuando falleció Genaro Vázquez, “por eso cuento lo que recuerdo”, se justifica.
A 50 años está convencido de que no fue en vano la lucha; “se lograron muchas cosas, gracias al movimiento se pudieron abrir las puertas de la nueva democracia, y gracias a ello tenemos un buen presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador”, opinó.
Para el ex guerrillero ya no hay condiciones para un movimiento como el que encabezó Genaro Vázquez; “imagínate la situación tan difícil que hay, estamos prácticamente en la puerta de la tercera guerra mundial, por donde quiera hay muertos y desaparecidos y el pueblo lo que desea es la paz, trabajar con seguridad”.