EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Guerrero  

En un homenaje en la capital entregan a sus familiares los restos de dos guerrilleros muertos en 1974 en Atoyac

Dieron su vida por su sueño de salud, vestido, comida y paz para todos, dice el ex comisionado de la Verdad, Arquímides Morales

Lourdes Chávez

Abril 07, 2017

Familiares del guerrillero  Eliseo Flores Vázquez observan el féretro que les fue entregado por la extinta Comisión de la Verdad, al término del homenaje en el teatro hundido de la alameda Granados Maldonado en Chilpancingo  Foto: Jesús Eduardo Guerrero
Familiares del guerrillero Eliseo Flores Vázquez observan el féretro que les fue entregado por la extinta Comisión de la Verdad, al término del homenaje en el teatro hundido de la alameda Granados Maldonado en Chilpancingo Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Al centro del teatro hundido de la Alameda Granados Maldonado de esta ciudad llegaron los restos de dos combatientes de la guerrilla del comandante Lucio Cabañas Barrientos, muertos en un enfrentamiento contra soldados del Ejército el 8 se septiembre de 1974, y rescatados 40 años después en los límites de Atoyac y Coyuca de Benítez, cerca de la localidad El Posquelite, por la Comisión de la Verdad (Comverdad).
Con La Internacional (el canto más famoso del movimiento obrero) y el himno nacional mexicano, luchadores sociales, universitarios, estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y exguerrilleros rindieron un sentido homenaje antes de entregar los cuerpos con sus pequeñas pertenencias a sus familiares, para que tengan una sepultura digna.
El comisionado de la Comverdad, Arquímides Morales Carranza destacó que los guerrilleros entregaron su vida por una sociedad justa, “aunque algunos digan lo contrario”.
Denunció que 43 años después, México está igual o peor porque “en un país donde la violencia se hizo cotidiana, lleva a la sospecha de que somos gobernados por un narcosistema político”.
Inicialmente los combatientes fueron identificados como G1 y G2, y a partir de análisis de ADN a familiares de los desaparecidos, fueron reconocidos como Eliseo Flores Vázquez de Acuentla, Chilapa, y Martín Nario Organes de la comunidad de San Andrés de la Cruz.
Los hallaron a unos 300 metros de distancia uno del otro en el cerro de Las Clavellinas entre junio y julio de 2014, detalló el también comisionado, Nicomedes Fuentes García.
Dijo que vecinos de El Posquelite indicaron que la balacera con los soldados del Ejército tardó unas 2 horas, “probablemente el último que cayó estuvo peleando por mucho tiempo”, porque para hallar los restos de G2 utilizaron un detector de metales, pues la versión de los pobladores que sepultaron los cuerpos es que uno llevaba metal en una prótesis dental, sin embargo, había sonido de metales por todos lados, de las esquirlas de las balas esparcidas en el suelo.
“Ahora tienen un nombre, tienen su identidad a salvo, eso es parte de un derecho, a esa identidad, a estar en un lugar donde su familia los pueda ver, los pueda visitar”, mencionó.
Un representante de la Normal Rural de Ayotzinapa, acompañado de una madre de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 y 27 de septiembre de 2014, dijo, “que se revuelque en su tumba (Rubén Figueroa) Figueroa porque en estos momentos estamos recordando a estos hombres valientes, porque hoy en día decimos: aquí seguimos los estudiantes de Ayotzinapa, sigue nuestra escuela con estos hombres que luchan, sigue en la lucha porque sigue poniendo sangre”.
Rindieron honores los combatientes del comandante Lucio Cabañas, formado en la Normal Rural “como un hombre libre, con conciencia. Eso le dio para organizar al pueblo, a la comunidad, impulsar a esto hombres y mujeres que en aquel tiempo lucharon contra el mal gobierno”.
La remembranza a los guerrilleros, leída por Morales Carranza comenzó con un texto de Eduardo Galeano, Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.
Comenzó el reconocimiento “a dos mexicanos que lucharon por nosotros, defendiendo el sueño de vivir en una sociedad justa, donde no hubiera ricos ni pobres, poderosos ni don nadie, donde todos pudieran comer, vestir, estudiar, gozar de salud tener un trabajo digno y vivir en paz. A esos sueños le apostaron lo único que poseían, el bien más preciado que pueda existir: su vida”.
Añadió, “cayeron en el intento. Se podrá estar de acuerdo o no en el camino que siguieron para demostrar sus verdades, pero lo que no se puede negar es que aquel que ofrece su vida por un ideal noble es un humano verdadero, y debe ser respetado y admirado”.
Su sueño sigue vigente a más de 40 años, porque las condiciones no han cambiado, “aunque algunos digan lo contrario, seguimos padeciendo un gobierno corrupto y un pueblo en la miseria, vivimos en un país que se va a pique, donde 81 por ciento de los jóvenes no tienen posibilidades de matricularse en una licenciatura, donde la escolaridad promedio es de 8.3 años, de tercero de secundaria, inmerso en una severa crisis económica donde la Secretaría de la Función Pública (SFP) estima que se pierden de 70 a cien mil millones de pesos por cohecho, corrupción, sobornos e ineficiencia, ¡y no pasa nada!”.
Aclaró que con este acto “se recupera la dignidad de “los nadie” que alguna vez fueron tachados de robavacas, facinerosos, desadaptados sociales y bandidos, lo mismo que fue esgrimido contra Hidalgo, Morelos, Francisco Villa o Emiliano Zapata, por todo ello queremos decir: gracias por lo que intentaron hacer por los pobres y los oprimidos de este país, nuestra obligación y compromiso es seguir su ejemplo y lugar por hacer realidad el sueño que los hizo entregar el único tesoro que tenían”.

El traslado de los restos

La Comverdad informó que los trabajos previos de inhumación y traslado tuvieron todo el apoyo de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de la Ciudad de México, y que la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos ayudó a convencer a la Procuraduría General de la República que era importante devolver los restos a sus familiares.
Ayer los restos de los guerrilleros fueron devueltos a su estado natal, con sus familiares, “recuperaron su derecho a descansar en un lugar público”.
Los restos de Eliseo Flores fueron entregados a su viuda y a su hijo, y depositados en el panteón municipal de Chilpancingo. Los restos de Martín, a su hermana, y en la noche llegaron a Atoyac.