EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Guerrero  

Problemas de salud de una madre se agravaron con los gases lacrimógenos del 25 de abril

Metodia Carrillo es uno de los 16 casos de padres con enfermedades como la diabetes, que comenzó con la desaparición de su hijo hace 35 meses

Vania PigeonuttCiudad de México

Agosto 27, 2017

 

A 35 meses de la desaparición forzada de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, al menos 16 padres de los estudiantes han presentado graves crisis de salud; el estado de cinco de ellos es considerado por el movimiento como “focos rojos”, debido a que han tenido enfermedades de hipertensión y diabetes.
El abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra, comentó que “de los 43 son 16, que casi son la mitad, con cuadros de hipertensión, azúcar elevado; hay unos que presentan situaciones un poco complicadas. De los 16, cinco padres son focos rojos: la diabetes está en una etapa ya muy avanzada, algunos de ellos necesitan insulina”.
Rosales consideró que debido a algunas reacciones de la policía en sus manifestaciones, como la del pasado 25 de abril, cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México replegaron un mitin de exigencia por la presentación con vida de los 43 en la Secretaría de Gobernación (Segob), con gases lacrimógenos, la salud de algunos padres queda aún más afectada.
Es el caso de la señora Metodia Carillo Lino, mamá de Luis Ángel Abarca Carrillo. La señora de 67 años, originaria de la comunidad de San Antonio, Cuautepec, en la Costa Chica de Guerrero, contó que el 25 de abril sufrió una crisis diabética que la envió al hospital, luego de la protesta de la Segob.
Durante la marcha de ayer, la señora que portó el gallardete con el rostro de Luis Ángel contó que ella está enferma de diabetes. “Me siento mal, siempre por la ausencia de mi hijo, esa diabetes me empezó cuando desaparecieron a mi hijo, siempre me pongo mal cuando uno piensa, tú sabes que mi hijo es mi hijo”.
A 2 años 11 meses, la señora consideró que por “la ausencia no duermes, te preguntas diario cuándo va a regresar, ya va a tener tres años que no vemos a nuestros hijos y queremos de vuelta a nuestros hijos, estamos muy mal, nos afecta tanto; yo peor, me enfermo mucho, me enfermo siempre”.
Recuerda que el 25 de abril estaba en el plantón, antes de la marcha que realizan cada 26 en la ciudad, cuando “los policías lanzaron esos gases, ya en la noche estaba en el hospital. Me desmayé, se me subió el azúcar y tuve que irme a Guerrero enferma”. La señora dice que su esposo está en una condición similar. El señor Donato Abarca, que vive en la Costa Chica y es campesino, sufrió una embolia que lo mantiene postrado en su cama. El matrimonio se mantiene del campo y concibió nueve hijos, Luis Ángel es el menor: cuatro mujeres, cinco hombres, que cuando pueden los apoyan con medicinas, contó la señora.
“No tomo aún insulina, pura pastilla, pero a veces la cargo muy surtida, se te olvidan las pastillas, donde te descontrolas”, relató.
Recuerda que hace tres años su vida también era difícil: “tenía que lavar, planchar ajeno porque le teníamos que dar 60 pesos diarios al chico (Luis Ángel). Nos bajábamos en Cruz Grande y de allí él se iba al bachillerato… Era ama de casa, mi esposo sembraba maíz, pero sale cada año y no alcanzaba”.
La señora exige: “que nos entreguen a nuestros hijos y que se castigue a los culpables que hay allí, ellos querían estudiar… queremos que los castiguen, todos están libres, ninguno te dice la verdad, que nos digan a dónde están los cuerpos, pero nada”.
Vidulfo Rosales detalló que a casi tres años sin saber de sus hijos la salud de los padres se ha agravado, pero todos están convencidos de continuar con la lucha. “El hecho de estar siempre  en las caravanas, de andar en las movilizaciones tiene su desgaste físico, se está viendo la posibilidad, hay un equipo médico de organizaciones de la sociedad civil, que haya un seguimiento más puntual”.
Consideró que “hay un tema político de los padres de familia con la CEAV (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas), es un tema que tiene que discutirse todavía, porque eso sería entrarle a la reparación del daño y no estamos en ese momento todavía”.
Los padres seguirán recibiendo atención médica de las organizaciones aliadas al movimiento, explicó, pero la comisión de seguimiento verá la forma de que alguna institución de Guerrero atienda a con puntualidad las enfermedades de los padres de Ayotzinapa, sin que eso implique aceptar a la CEAV, al menos en esta etapa donde aún quedan pendientes.