EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Opinión

Apoyo a la TV y abandono de la educación

Juan Angulo Osorio

Agosto 25, 2006

Dos noticias de ayer se añaden al cúmulo de datos indicativos de la situación crítica en que se encuentra la nación.
La primera nos informa que en las escuelas secundarias del país, lo mismo las públicas que las privadas, los adolescentes están mal en español y matemáticas y no saben redactar, según el reporte presentado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
Cuando se conozcan las estadísticas correspondientes, confirmaremos que lo mismo ocurre en los niveles de preparatoria y de las escuelas profesionales, y que Guerrero seguramente ocupará uno de los primeros lugares en la lista de los menos aptos para las materias básicas del conocimiento.
Me dirán lo que sea, pero la televisión está detrás de ese proceso de degradación de la sociedad. De la mano de los políticos –primero de los del todo poderoso PRI, y después de todos los demás, lo mismo panistas que perredistas– la televisión ha alcanzado un poder tal sobre la sociedad que ya no es sólo la secretaría de educación pública de facto, sino también la secretaría de gobernación y asuntos electorales, la de imagen y propaganda, la de cultura. Un medio ideal para el entretenimiento y los deportes, la televisión abarca en México terrenos en los cuales tiene claros contrapesos institucionales, legales, mediáticos y culturales en otros países, y no sólo de Europa o del norte de América.
La segunda noticia es precisamente el anuncio del gobernador del estado de que, con dinero de los contribuyentes, ya no sólo se fortalecerán las finanzas de Televisa, sino también las de la otra cadena del duopolio que controla ese medio electrónico: Televisión Azteca.
Como en el primer caso, el pretexto es la promoción turística, aunque el fondo es mantener una buena relación con esas poderosas empresas que pueda ser aprovechada con fines políticos por el gobernante en turno. Este es el punto. Cualquier otra justificación es mera retórica.
En noviembre pasado, la Universidad de Guadalajara concedió el doctorado Honoris Causa al director fundador del semanario Proceso, don Julio Scherer García. En la ceremonia, el veterano reportero hizo una apasionada defensa de la prensa escrita, de la libertad de expresión y empezó dando cuenta del “torpe empeño del gobierno por limitar la fuerza expansiva de la palabra impresa”.
Allí, en el número 1518 del 4 de diciembre de 2005, Scherer recuerda el “humor negro” del presidente Vicente Fox “en su diálogo con Eprosina Rendón, del municipio El Marqués, en Querétaro:
– Yo no sé leer, pero en la televisión sí lo veo –dijo la mujer a Vicente Fox, confianzuda.
–Mejor –respondió el mandatario–, va usted a vivir más contenta”.
Cito a continuación in extenso las reflexiones del periodista sobre las ventajas de la palabra sobre la imagen, y las implicaciones políticas y culturales que trae el predominio de la segunda.
Dice con su punzante y sencilla prosa: “Ante la doble vía que en realidad debiera ser una sola, la palabra impresa y la imagen, el régimen ha dado cuenta de su peculiar manera de entender la libertad de expresión. Distante de la palabra, sus recursos multimillonarios han sido para la televisión, ese relámpago que ilumina el planeta y muestra a una multitud que avanza sin saber a dónde va.
“El medio consentido responde al dinero que le llega a manos llenas. Está a la vista su crítica moderada en los asuntos del gobierno y la avalancha contra los enemigos cuando hace falta. Orgulloso de su relación de clase con el poder político, desdeña a los que apenas tienen o no tienen modo de vivir…
“Por cuenta propia, además, cancela de hecho temas para enfrentar con razones la postración de 50 millones de mexicanos. Sólo de vez en cuando aparece en la pantalla la sombra de la iniquidad, ese mal que de manera cruel divide al país. La televisión, un factor en el desequilibrio que padecemos, no podría animarse a denunciar tamaña injusticia. Atentaría contra sus intereses: el dinero sin límite y el poder atrás o adelante del trono.
“Incondicionales de la imagen sostienen que ésta vale por mil palabras. No hay duda del portento que capta la locura del mar contra todo lo que no sea agua o el segundo de un ser humano en trance mortal. Nadie podría olvidar a la niña vietnamita que huye aterrorizada del napalm, quemadas sus ropas, toda ella desnuda. La criatura corre con los brazos desfallecidos. Busca otro infierno, el que sea.
“Desde 1972 la estampa pertenece al mundo, pero había que explicar de qué se trata. En su momento aparecieron las palabras imprescindibles, sin tiempo ni viento que se las pudiera llevar. La oración que acompaña a la niña es sencilla y aterradora.
‘Esta es una de las imágenes que cambiaron la percepción de la guerra en Vietnam’.
“A la tecnología debemos el prodigio de la imagen instantánea y universal, pero a la palabra debemos el prodigio del hombre y la mujer”.
Hasta aquí el inolvidable texto scheriano que reivindica la trascendencia de la prensa escrita. Por eso insisto en que no habrá modernización de la política ni de nada si no se acota el descomunal poder de la televisión.
Pero nuestro gobernador, que como Fox libera millonarios recursos de los contribuyentes para la televisión, en este como en otros casos camina en sentido contrario a los intereses generales de la sociedad. Un día antes, en Taxco, Zeferino Torreblanca pronunció un extenso discurso sobre la educación y sus problemas en Guerrero en el cual no hubo una sola referencia crítica a la política económica neoliberal que es la principal responsable de la situación que describió: “No hay lugar al que asiste el gobernador del estado, en donde no tengamos demanda de cualquier escuela, ya sea porque no se le ha dado mantenimiento, o no tiene anexos, o porque muchos niños siguen tomando clases en las peores condiciones antipedagógicas, o porque muchos maestros no pueden acceder a comunidades que están en regiones muy apartadas del estado”.
El gobernador dijo allí mismo que todas esas demandas no se pueden cumplir “con la capacidad presupuestal que tenemos”, además de que las finanzas de la Secretaría de Educación Guerrero se encuentran en un estado de “ quiebra técnica”. ¿Y cómo se propone el gobernador enfrentar esta situación: ¡no entregando plazas para maestros!
“Nos podrán señalar lo que quieran, pero este gobernador, y lo digo con firmeza y seguridad, yo no he entregado una sola plaza más que lo que permite la capacidad del presupuesto”, dijo enfático el gobernador con su atropellada sintaxis.
¿Faltan maestros en Guerrero? Ese no es el punto. El punto es “la parte administrativa”, como la llama el propio Torreblanca. “Algunos dicen que a lo mejor somos fríos porque sólo vemos esa parte, es muy bonito entregar una plaza, pero es irresponsable entregar una plaza y el día de mañana no tenga salarios el gobierno para cubrir esa plaza; es muy bonito hoy anunciar actos de mejoría de los salarios de los maestros, pero es irresponsable hipotecar la educación del estado si no hay capacidad presupuestal”, dijo también en su discurso de Taxco.
Entonces, con ese razonamiento, el gobernador pretende mejorar la educación sin autorizar plazas suficientes a los normalistas que se preparan en escuelas públicas precisamente para cubrir la demanda de falta de maestros; y sin aumentar el salario de los que sí tienen una plaza.
No se mejorará nunca la educación si no hay un consenso de la sociedad para aumentar los recursos públicos. Es decir, mientras no se cambie una política económica que propugna una nueva generación de reformas estructurales que implica la privatización de los servicios públicos.
Pero lejos de cuestionar esa política, el gobierno que se reivindica como del PRD anuncia una iniciativa de ley para convertir en negocio privado obras de infraestructura que no pueden manejarse con criterios de rentabilidad económica, pues son parte de las responsabilidades sociales del Estado.