EL-SUR

Miércoles 03 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Opinión

Dichos y hechos del gobernador

Juan Angulo Osorio

Agosto 18, 2006

“No sabe que es eso”. Así tituló el caricaturista Otero un cartón en el que el gobernador Zeferino Torreblanca aparece preguntando si la palabra “sensibilidad” se escribe con “z”. Se refería el monero a la manta que perredistas desplegaron durante una de las manifestaciones en la caseta de La Venta, en la que se leía: “¡No al fraude! Sr. gobernador y colaboradores. Pónganse a la altura, con sensibiladad social. AMLO presidente”.
Es ese el sentimiento que cunde en el perredismo de base, y es lo que explica que dirigentes diversos del PRD expresen –con mayor o menor vigor– críticas al comportamiento del gobernador hacia la resistencia civil que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Pero Torreblanca está muy lejos de esa sensibilidad que se le pide y ayer dio una nueva muestra de ello. No se vale escudarse en el fuero para acciones que provoquen el caos y la confrontación, dijo de los diputados y senadores del PRD que fueron golpeados por policías federales frente al Palacio Legislativo de San Lázaro en la ciudad de México.
Esta declaración inequívoca de Torreblanca contrasta con sus respuestas ambiguas cuando se le pregunta sobre el conflicto poselectoral y la estrategia perredista de resistencia civil.
Entonces responde con frases hechas como que su deber es gobernar para todos, que su función es armonizar los esfuerzos de los guerrerenses y que no tendría autoridad moral para sentarse con los “otros actores políticos” si actúa como dirigente del PRD.
Nadie, por cierto, le ha pedido que agarre las matracas. Simplemente que sea claro. Ayer, por ejemplo, le preguntaron si cree que López Obrador ganó la elección, y respondió: “De lo que yo conozco”, sí ganó; o que en Guerrero, que es lo que sí conoce, el tabasqueño “arrasó”, pero que no sabe si ganó en Tamaulipas, Coahuila, Sinaloa o Chihuahua. ¡Pues es claro que en todos estos estados perdió!, pero este no es el punto. La pregunta fue para saber si está de acuerdo con lo que es el fundamento de la resistencia civil que encabeza López Obrador, y que es la certidumbre de que éste ganó en las urnas y que el triunfo le fue arrebatado por un fraude.
Pero el gobernador de Guerrero dice que sólo tiene elementos para afirmar que sí ganó aquí, pero que no sabe si eso ocurrió en el resto del país.
No es pues que esté mal que Torreblanca diga lo que piensa, sino que lo que piensa cada vez tiene menos que ver con el movimiento democrático que lo llevó a la gubernatura.

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Que la sensibilidad política democrática no es su fuerte lo demostró ayer el gobernador no solamente con su declaración de que los legisladores del PRD abusan de su fuero, sino con su inoportuna asistencia a la firma de un convenio con Marinela Servitje para la presencia en Zihuatanejo durante tres meses del museo para niños Papalote.
Como se sabe, el señor Lorenzo Servitje, padre de la distinguida visitante, es el principal accionista de la empresa Bimbo y ha sido señalado por el movimiento de resistencia civil como uno de los promotores de la campaña que presentó a López Obrador como “un peligro para México”. Y si bien no es correcto atribuir a los hijos ni defectos ni virtudes de sus padres, en este caso es clara la comunidad de ideología entre uno y otra, como se ve en la entrevista que amablemente concedió Marinela Servitje al reportero Ricardo Castillo Díaz que aparece en esta edición.
No es la primera vez en que el gobernador incurre en un similar desliz (ya sé que para él no lo es). Como se recordará, López Obrador escogió a Guerrero para iniciar su campaña presidencial, como una manera de acentuar su compromiso con los más pobres del país. Ello ocurrió en Metlatónoc y en Chilpancingo el 19 de enero. Un mes después, el 22 de febrero, el gobernador Zeferino Torreblanca fue el anfitrión del (ex) banquero Roberto Hernández, quien vino a Acapulco a aportar recursos de la Fundación Banamex, que preside, ¡para la colonia del PRD! de Chilpancingo.
Y Roberto Hernández fue señalado una y otra vez por López Obrador prácticamente como el enemigo número uno de su campaña por la Presidencia de la República. Incluso en su comparecencia de ayer ante sus simpatizantes en el Zócalo, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal les preguntó: “¿Quieren que el país siga gobernado por Roberto Hernández, Gastón Azcárraga, Claudio X. González, Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos?”.
No, tampoco es que Torreblanca tenga que dedicarse a gobernar en vez de dirigir al PRD; el problema es que gobierna como cualquier otro gobernador de los que hemos tenido en Guerrero; que cree que su función es gobernar para la misma minoría de siempre.