El Ballet Kremlin de Moscú entregó la noche del domingo una actuación, a beneficio de la Cruz Roja mexicana, en la cual la magia y la estética del movimiento tuvieron un papel protagónico con los 20 bailarines que salieron al escenario.
Sobre una plataforma cercana a la playa, con una adecuada iluminación multicolor y sin mayores recursos escenográficos, el ballet inició su presentación con el montaje coreográfico de Don Quijote, en el cual –mediante variadas piezas musicales de toque ibérico– la bailarina Jeanna Bogoroditskaya lleva el rol protagónico, con movimientos por momentos sutiles y luego majestuosos, secundada por un jovial Don Quijote y Sancho Panza.
A lo largo de la obra, que tiene una duración de más de una hora, sobre el escenario van apareciendo varios elementos que enriquecen el montaje coreográfico, como son los trajes de luces de algunos bailarines y el desempeño sobre el escenario del primer bailarín de la compañía, Aydar Shaidullin.
En la segunda parte, el ballet continuó con el manejo profesional del movimiento por medio de la estética del cuerpo para interpretar piezas clásicas que han dado un sello de identidad a la tradición del ballet ruso, desde fragmentos de La bella durmiente, El lago de los cisnes, Romeo y Julieta y Carnaval en Venecia.
El Ballet Kremlin –fundado en 1990 por el coreógrafo Andrey Petrov– dio a los asistentes en esta actuación en una noche de figuras, ágiles y estéticos movimientos humanos, color y belleza, un recorrido breve por la historia del ballet ruso.
Desde su fundación hace más de una década, el Ballet Kremlin de Moscú ha ejecutado clásicos de ballet como La cenicienta, Rusland y Ludmila, Cascanueces, Napoleón Bonaparte, El lago de los cisnes, Giselle y La bella durmiente.