Cumple 50 años La Pasión de Cristo de El Treinta; buscan vecinos que se le declare patrimonio cultural

“Dicen que soy un Jesucristo fresa porque soy de los pocos que no bebo ni fumo ni me he drogado”, contó Marco Antonio Sandoval Valdez, quien hoy representará a Jesús en La Pasión Cristo en el poblado El Treinta.
Padre de dos hijas y contador en una empresa refresquera, Marco Antonio sostiene que vivió limitaciones desde muy pequeño pero también ha sido bendecido, y que por eso repitió por quinta vez el papel de Jesús de Nazareth.
La Pasión de Cristo en El Treinta es parte de la identidad de los pobladores y, de acuerdo con sugerencias ya analizan el registrar la representación como un patrimonio cultural porque hoy cumple 50 años ininterrumpida.
Ayer, quienes representarán a Jesús, María, María Magdalena, Judas y demás personajes bíblicos, estaban acomodando los escenarios en la plaza de toros de la comunidad.
Uno de ellos era Marco Antonio Sandoval, quien de sus 30 años la mitad de su vida ha participado como personaje secundario. Vestido con playera blanca y un short rojo, ya se adelantó al personaje y se dejó crecer la barba.
Las llamadas a su celular sonaban constantemente pero no interrumpió la conversación porque considera que los medios de información han contribuido en la tradición.
Marco Antonio contó que los ensayos son de 9 a 11 de la noche, y además de aprenderse los diálogos él tiene que hacer ejercicio. La preparación física se enfoca en las piernas, por lo que da ocho vueltas con la cruz a cuestas a la cancha de baloncesto de la comunidad.
Dijo que en 2005, cuando por primera vez le asignaron el papel de Jesús, se preparó porque vio cómo a los anteriores se les notaba el cansancio y la poca resistencia a mitad de la representación.
Indicó que ha interpretado otros papeles como sacerdote o el apóstol Juan, que su curiosidad hace 15 años fue representar al diablo y confesó que nunca pasó por la idea de ser Jesús. Reconoció que no es un actor pero sí se prepara intensamente.
En 2005, cuando por primera vez tuvo el papel de Jesús, lo hizo para pedir por su padre “que estaba en drogas y alcohol. Yo hice una manda por mi papá”, aunque aceptó que éste sigue con el vicio.
En 2010, por agradecimiento a la vida decidió regresar a representar y compartió que desde los 12 años ha trabajado y se pagó sus estudios; “tengo estudios, una familia, buen trabajo, casa propia, coche y por agradecimiento aquí estoy”.
“Siempre lo he dicho y hasta en relajo, puede que sea más pecador que todos ustedes”, y sonrió al referirse a su forma de vivir porque no se considera una persona experta en estudios bíblicos, pero “en la Biblia viene todo: cómo tratar a tu mujer, padres, jefe, subordinado”.
“Todo el mundo escucha El Treinta y dicen que aquí matan de a gratis”, pero negó que los hechos de violencia empañen las festividades ni la vida de los pobladores.
En los 50 años de la representación, la de más años registrada en el municipio, Marco Antonio dijo que están por iniciar trámites para que sea considerado patrimonio cultural inmaterial de la nación ante la Secretaría de Cultura federal. “La conmemoración anual se nutre de aportaciones de los mismos pobladores, son contados los políticos que nos dan, les llevamos los papeles pero no siempre apoyan ni las administraciones municipales”.
Indicó que hay personas de otros países que los visitan, incluso también quienes han participado en la Pasión de Cristo en Iztapalapa les han reconocido su trabajo y realismo en cada uno de los pasajes.
Para su vestuario invirtió 8 mil pesos, sólo 4 mil para la peluca.
Presumió que a diferencia de la representación de Iztapalapa, en El Treinta sí de dan golpes: “allá no le pegan a Jesús, son unas ramas y aquí sí nos damos de verdad”.
–¿Y cómo le haces para prepararte a los golpes?
–Ahí no hay preparación, güey.