Jaime Salazar Adame

Benito Juárez

La coincidencia de las efemérides del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, con la entrada de la primavera se da cada 21 de marzo, sólo que la del lejano 1806 nos recuerda al humilde pastor de ovejas, es decir, al niño indígena de San Pablo Guelatao que fue salvado de las aguas como Moisés, más que al del nacimiento de quien llegó a ser extraordinario político liberal creador de casi todas las Leyes de Reforma.

Recordar a Juárez es reconocer sus méritos como el más firme sostenedor del sistema republicano y de la soberanía e independencia nacional cuando México aún no se consolidaba como Nación, cuestión que le tocó cimentar en sus ocho periodos como presidente itinerante y abogado.

Hijo de Marcelino Juárez y Brigida García, indios de raza pura zapoteca y campesinos muy humildes. Al fallecer sus padres se fue a vivir al lado de su abuela y tío Bernardino. A los 11 años de edad no sabía leer ni escribir e incluso ignoraba la lengua castellana pues hablaba su lengua aborigen.

Un año más tarde se fue en busca de mejores horizontes, abandonó su pueblo natal trasladándose a la ciudad de Oaxaca, en donde encontró protección a lado del sacerdote franciscano Antonio Salanueva, encuadernador de libros, quién le enseñó el oficio y lo envió a la escuela primaria.

Cuando la cursó, pensando dedicarlo a la carrera eclesiástica, lo inscribió en el seminario de Oaxaca donde estudio latín, filosofía, teología. No sintiendo vocación por el sacerdocio, Benito Juárez se inscribió                                 en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. En 1831, siendo todavía estudiante de derecho, fue nombrado regidor del Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca, iniciando así su carrera política que lo habría de llevar a la cúspide. En 1833 se recibió de abogado y al año siguiente fue elegido diputado despuntando ya como un gran político.

Habiendo sido asesinado el caudillo suriano Vicente Guerrero, pidió que los restos del valiente insurgente fuesen velados en la ciudad de Oaxaca; ello le granjea el odio de los conservadores quienes lograron que fuera recluido en prisión durante varios meses y desterrado a la ciudad de Tehuacán, Puebla.

En 1841 regresó a Oaxaca por haber sido nombrado juez de lo civil y de Hacienda; tres años más tarde, el 3 de julio de 1843 contrajo matrimonio con Margarita Maza, de 17 años de edad, quien sería la abnegada esposa del paladín de La Reforma y aguerrido luchador contra el imperio de Maximiliano.

El general Antonio de León, gobernador del estado, le otorgó el puesto de secretario general de gobierno; tiempo después fue electo diputado federal y en 1846, fue elegido gobernador constitucional de su estado natal, cargo que desempeñó de 1847 a 1852, reorganizando la hacienda pública, la administración de la justicia y la policía.

En 1852, al terminar su mandato gubernamental, Juárez fue nombrado director de su alma mater, el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde fue maestro de otro oaxaqueño que con el correr de los años se convertiría en su adversario: Porfirio Díaz. En 1853, el dictador Santa Anna, conociendo las ideas republicanas de Juárez, lo mandó aprehender y después de tenerlo preso en las tinajas de San Juan de Ulúa, lo desterró a la Habana, Cuba, de donde se trasladó a la ciudad de Nueva Orleans. Allá trabó amistad con los liberales –también desterrados–, Melchor Ocampo, Filomeno Mata, Camilo Arriaga y Montenegro.

Con ellos planeó su regreso al país y cuando el 1 de marzo fue proclamado el Plan de Ayutla y encabezada la rebelión armada contra Santa Anna por el caudillo de la insurgencia Juan Álvarez, Juárez desembarcó en Acapulco y se le incorporó. Álvarez, quien al hacerse cargo del Poder Ejecutivo lo nombró ministro de Justicia y negocios Eclesiásticos.

Desde ese puesto, Juárez inició su campaña contra los privilegios de que disfrutaban el clero y el ejército. Su actitud motivó que fuera disuelto su ministerio. Tiempo después fue electo nuevamente gobernador de su estado natal.

En 1856 el presidente Ignacio Comonfort lo designó ministro de Gobernación y al ser derrocado mediante el Plan de la Ciudadela, Juárez quedó como presidente substituto iniciando así su periodo trashumante por todo el territorio nacional combatiendo la Intervención Francesa.

En julio de 1859 empezó a expedir las importantes Leyes de Reforma, en tanto que se sucedían en la presidencia por al bando conservador: Zuloaga, Robles Pezuela, Mariano Salas, Miguel Miramón, Pavón y Maximiliano de Habsburgo.

En 1867, el 15 de julio, entró triunfante a la ciudad de México para ser reelegido, presidente por séptima ocasión; el 1° de diciembre de 1871 ocupó la primera magistratura por octavo ocasión, muriendo el 18 de julio del siguiente año, víctima de angina de pecho.

Sus restos reposan en el panteón de San Fernando en la capital del país. En todo el territorio nacional, ciudades, escuelas, calles y avenidas, recuerdan la figura del indio de Guelatao, el humilde pastor de la sierra de Ixtlán, Oaxaca, uno de los más prominentes presidentes de México que a fuerza de estudio y recia voluntad se encumbró mereciendo el nombre de Benemérito de las Américas.

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En el día de Benito Juárez, López Rosas invita a renovar la estructura moral

  * Develan un monumento en sesión solemne de Cabildo

 

 * El alcalde de Acapulco propone un pacto nacional para fortalecer las instituciones * En nombre de siete embajadores asistentes el de Belice, Salvador Figueroa dijo que Juárez es “mucho más que un héroe mexicano” y que fue un defensor de los pobres

 Durante la sesión solemne de Cabildo para conmemorar el natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, con la presencia de siete embajadores latinoamericanos y más de 500 personas el alcalde Alberto López Rosas dijo que hoy en México se requiere “renovar nuestra estructura moral y reorientar el rumbo de nuestra patria”,

En el acto en que se develó un monumento del ex presidente de México de más de tres metros de altura, en la explanada del Paseo del Pescador, en el malecón de la ciudad, el presidente municipal agregó que “hoy estamos viendo como se pretende desmoralizar el esfuerzo y los objetivos de una sociedad ante escándalos que minan el ánimo, por ello es urgente un pacto nacional que lleve como propósito al fortalecimiento de nuestras instituciones, que es lo que hace fuerte a una sociedad”.

Por su parte, el presidente de la Logia Masónica en el estado, René Lopezvictoria dijo que Benito Juárez dio un ejemplo de perseverancia, misión patriótica y serenidad, además de haber dado una aportación jurídica “que se mantiene hoy como pilares de la estructura jurídica nacional”.

Afirmó que honrarlo hoy en día es “nunca más religiones de Estado, o estados religiosos, honrarlo es ratificar nunca más persecuciones intimidatorias o autoritarias”.

En nombre de los siete embajadores presentes, habló el decano de Belice, Salvador Figueroa quien dijo que Benito Juárez es “mucho más que un héroe mexicano” en toda América Latina porque fue defensor de grupos vulnerables y de los pobres.

Luego el director de la Promotora Turística, Virgilio Gómez Moharro, quien asistió enm representación del gobernador René Juárez Cisneros, calificó de idea excelente el homenaje a Benito Juárez, pues es una personalidad de nuestra historia que destacó en la educación, de manera especial en el derecho y en la conducción de la República.

En la sesión de Cabildo estuvieron los embajadores de Colombia, José Treviño; Cuba, Jorge Bolaños Juárez; Haití, Idalbert Pierre Jean; Jamaica, Vilma Kathleen Mcnish; Uruguay, Samuel Lichtensztejn; Venezuela, Lino Martínez Salazar; y el embajador decano de Belice, Salvador Figueroa, y en representación del gobernador René Juárez Cisneros, asistió el director de la Promotora Turística, Virgilio Gómez Moharro.

Estuvieron todos los regidores que integran el Cabildo, a excepción del edil priísta José Guadalupe Perea Pineda.

En su intervención, López Rosas indicó que nadie sobrevive ante instituciones débiles, porque “ es la mejor forma de debilitar los esfuerzos de una colectividad”.

El alcalde afirmó que a los mexicanos “no nos satisface la explicación de miembros de partidos políticos tratando de justificar sus maniobras ocultas y clandestinas, no contribuye a levantar la moral ni el ánimo social, no nos satisface la explicación; somos los protagonistas políticos los que debemos predicar con el ejemplo porque somos los factores que garantizan la convivencia armónica entre los diversos sectores sociales”.

Agregó que si los funcionarios de gobierno no abonan calidad moral “no tenemos capacidad ni autoridad política para exigir la de los demás sectores”.

El liberalismo, dijo, es “una doctrina de progreso, que rechaza las acciones autoritarias, una doctrina que inspiró a Simón Bolívar, a Juan Alvarez, a Benito Juárez, una doctrina liberal que no es caduca, que nos convoca a la igualdad de acuerdos a nuestros esfuerzos y a nuestra capacidad”.

Indicó que para los mexicanos Benito Juárez “es un factor de unidad, para América Latina es una inspiración hacia el respeto de los pueblos”.

La secretaria general del Ayuntamiento, María de la Luz Núñez Ramos, leyó el siguiente punto del orden del día, que fue la develación del monumento de Benito Juárez. Los integrantes del Cabildo, acompañados de los embajadores, tuvieron dificultades para desprender la tela que cubría la estatua, y trataron de romperla a la mitad, pero desistieron cuando por fin pudieron jalar un cordón que sostenía la tela.

El costo del monumento de Benito Juárez fue de 700 mil pesos. La estatua de bronce tardó más de un año en terminarse, mide 3 metros 75 centímetros de altura, pesa 3 toneladas 600 kilogramos, y está a un costado del asta bandera del malecón del puerto.

Después los embajadores firmaron el libro de Huésped Distinguido, se cantó el himno nacional Mexicano y terminó la sesión con la colocación de una ofrenda floral en el monumento.

Más tarde, en la casona de Juárez, se ofreció una comida para los embajadores, los regidores y los funcionarios porteños acompañados por sus cónyuges.

Un día antes, funcionarios de primer nivel del gobierno municipal acompañaron a los embajadores a un recorrido en yate privado por la bahía de Santa Lucía, después acudieron a La Quebrada, donde los clavadistas ofrecieron una exhibición especial. (Magdalena Cisneros).å