El PRI “está de pie”, afirman dirigentes y militantes en el acto por su aniversario 94

El presidente estatal del PRI, Alejandro Bravo Abarca al momento de partir el pastel por el 94 aniversario de la creación de este partido político y quien dijera “para que vean que yo si sé partir el pastel” lo acompañan los diputados locales, Ricardo Astudillo Calvo, Gabriela Bernal Reséndiz, Alicia Zamora Villalba, la secretaria general del PRI, María del Pilar Badillo Vázquez y el diputado local, Jesús Parra García Foto: Jesús Eduardo Guerrero

María Avilez Rodríguez

Chilpancingo

En la celebración por el 94 aniversario de la creación del PRI, sus dirigentes y militantes destacaron que esa formación política “está de pie” y que no permitirán que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, termine con el sistema electoral que ha propiciado la alternancia.
La celebración se realizó en las oficinas estatales del PRI y no estuvieron el ex gobernador, Héctor Astudillo Flores; el ex candidato a la gubernatura, Mario Moreno Arcos, y el ex dirigente del CDE del PRI en Guerrero, Héctor Apreza Patrón, muy activos polìticamente en los últimos días.
Los que sí acudieron fueron Héctor Vicario Castrejón, Heriberto Huicochea Vázquez, el alcalde de Iguala, David Gama Pérez, y los diputados locales Gabriela Bernal Reséndiz y Ricardo Astudillo; así como el regidor de Acapulco, René Juárez Albarrán, entre otros.
En su participación, el dirigente del PRI en Guerrero, Alejandro Bravo Abarca, recordó que el 4 de marzo de 1929 se fundó el partido que definió el México del siglo XX y que con su creación se estableció una forma de hacer política.
“La historia del PRI es la historia de México, el revolucionario institucional es el resultado de la Revolución Mexicana, es la consolidación de los anhelos de hombres y mujeres que lucharon por libertades, por un mejor país”, afirmó.
Destacó que durante los largos años en que dominó la politica del país, sus gobiernos crearon las instituciones necesarias para que el pueblo de México accediera a una mejor calidad de vida: universidades, seguridad social, un sistema de salud que sí daba resultados y “un sistema electoral, perfeccionando su funcionamiento, lo que ha permitido la alternancia y que hoy, desgraciadamente, el autoritarismo nos los quiere quitar y los priistas no lo vamos a permitir”.
Manifestó que el PRI entendió desde un principio que la existencia de otros partidos era necesaria para el desarrollo de la nación, “con esas fuerzas políticas desarrollamos un país de pesos y contrapesos, que ha mostrado su funcionalidad ante los embates del fantasma de Andrés Manuel López Obrador y su mal llamada Cuarta Transformación”.
El dirigente señaló que hay voces que creen que “con un manotazo pueden borrar nuestra historia. Hay quienes quieren hacer creer que estamos de rodillas, nada más alejado de la realidad (…), de manera contundente les demostramos de qué estamos hechos”.
“Aquí está el PRI de pie, celebrando y trabajando para recuperar lo que con trabajo hemos construido, aquí estamos, bien plantados en nuestro presente y trabajando todos los días, porque tenemos mucho futuro”, enfatizó.
En la celebración entregaron reconocimientos a los militantes del partido provenientes de las regiones del estado. Además, cantaron Las Mañanitas y partieron un pastel. Ahí, Bravo Abarca dijo: “Para que vean que yo sí sé partir y repartir el pastel”.
En declaraciones posteriores fue cuestionado acreca de los retos que enfrentarán en las próximas elecciones, y dijo que mantendrán la unidad del partido, que tienen la obligación de reorganizarse porque así es como el PRI gana las elecciones.
Además, informó que la alianza con otros partidos “va en camino”, pero en lo local se va a consultar a la militancia, para ver dónde sí es conveniente ir en coalición y donde no.
En cuanto a la violencia en el estado, lamentó los hechos que han ocurrido y el incremento “de estos llamados delito de alto impacto, muy lamentable”. Dijo que el partido ha insistido en que debe de haber una coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno, “todos debemos hacer un frente común contra esto, que está afectando al estado”.
Bravo Abarca aseguró que los alcaldes del PRI no le han informado acerca de que hayan sufrido alguna amenaza y que ha estado en permanente contacto con ellos, “no hemos tenido a alguien que haya recibido amenazas”.

 

Celebran alumnos y maestros de Ayotzinapa 92 años, con baja matrícula y conflictos internos

A 92 años de su fundación, la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa celebra su aniversario con la matrícula baja y enfrentando conflictos entre maestros y estudiantes, pero aún con la exigencia de la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala.
La Normal Rural de Ayotzinapa fue fundada en 1926, ante la necesidad de ampliar la cobertura en la formación de maestros. Estas instituciones tenían la tarea de capacitar a los futuros docentes que llevarían educación a las zonas más apartadas, y cuyos planes de estudios incluían la capacitación agropecuaria.
De manera particular, Ayotzinapa se distinguió en todo el país por ser “cuna de la conciencia social”, pues en ella se formaron los líderes sociales Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
Según el estudio La educación normal en México, elementos para su análisis, que elaboró el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en 1960 se crearon los Centros Regionales de Educación Normal y con ellos se pretendía sustituir a las normales rurales, debido a la politización de los estudiantes; sin embargo, a la fecha las instituciones siguen activas y la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) las defiende.
Aunque la Normal Rural de Ayotzinapa fue fundada el 2 de marzo de 1926, este lunes comenzó la semana de celebración en la institución, ubicada en Tixtla a una media hora de la capital. El Comité Estudiantil Ricardo Flores Magón organizó encuentros deportivos y culturales con otras normales públicas del estado, así como conferencias acerca del sistema educativo.
Cada año, la institución cuenta con 140 espacios disponibles para nuevo ingreso, 100 en la licenciatura en Educación Primaria y 40 en Educación Primaria Intercultural Bilingüe. Ambas tienen una duración de cuatro años, por lo que actualmente debería haber 570 estudiantes, sin embargo, la matrícula es de 378. Desde los ataques de los días 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala, con el asesinato de los normalistas Julio César Mondragón, Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez Nava; así como la desaparición de 43 normalistas, disminuyó el interés por ingresar a la Normal Rural de Ayotzinapa.
Antes de los hechos en Iguala, el asesinato de Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, el 12 de diciembre de 2011, también influyó en la baja de la matrícula, debido a deserciones y a que no se completó el número de aspirantes de nuevo ingreso. No obstante la institución, que es también un internado exclusivo para hombres, continúa con sus actividades académicas y con la lucha social por el esclarecimiento de los crímenes de Estado.
El festejo del aniversario fue casi opacado por un conflicto interno, pues por acuerdo del Comité Estudiantil con la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) los normalistas escogieron al profesor Víctor Gerardo Díaz como director, pero la delegación de la sección 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezada por José Antonio García Mora, lo desconoció; esto provocó que los jóvenes protestaran en la capital.
La SEG aseguró que se respetará la decisión de los estudiantes y Gerardo Díaz permanecerá en el cargo, mientras que tres maestros podrían ser reubicados, aunque no se ha informado más sobre el caso.
En ese contexto, los siguientes días los normalistas continuarán con el programa de actividades para celebrar el 92 aniversario de la institución, en el que se espera la participación de los padres y madres de familia de los 43 desaparecidos.

 

San Francisco, uno de los primeros panteones de Acapulco y apenas visitado en Día de Muertos


Una tumba blanca, recién pintada, resalta en el panteón de San Francisco, ubicado en la entrada a la Calzada Pie de la Cuesta.
Entre las mohosas, negras y abandonadas criptas, la de la familia Monroy Jiménez es de las pocas que se preservan en uno de los primeros panteones de Acapulco.
En 1932, el abuelo de los hermanos Monroy fue sepultado y en 84 años sus descendientes no han dejado de visitarlo.
El panteón de San Francisco sigue abierto para visitas de los familiares. Habilitado en 1860, ayer a medio día apenas cinco familias estaban en el lugar considerado por ellos como histórico.
Los hermanos Ofelia y Efraín Monroy Jiménez contaron que desde hace más de 60 años han visitado a su abuelo y tío en el panteón, que ven cada vez más descuidado.
Ofelia Monroy Jiménez, acapulqueña pero radicada en Los Cabos, Baja California, aprovecha las festividades del Día de Muertos y Navidad para visitar las tumbas de su abuelo y tío, y a su familia que vive en el Barrio de La Lima.
Su identidad como acapulqueña está ligada al cementerio. Sus primeros recuerdos son los de una familia reunida cuando visitaban a su abuelo y en el lugar contaban los mejores momentos. Además de los rezos que aprendió y siguen en su memoria con el ritmo que marcaba su mamá, que ahora tiene 92 años.
El señor Efraín Monroy Jiménez cuenta que  “desde chamacos” fueron inculcados a visitar a su abuelo, que él fue el último de su familia que está en el panteón de San Francisco.
La abuela, que falleció en 1957 no pudo ser enterrada con su esposo. Ella fue sepultada en el panteón de Las Cruces.
“Para que no se pierda y olvide” preservan la cripta de su abuelo y tío. Desde hace más de 10 años, la familia Monroy visita el 1 de noviembre a su abuela, sobrinos e hijos. Ya el 2 de noviembre, a su abuelo y tío para conservar las tradiciones en Acapulco que a su parecer, se están perdiendo.
El ejemplo de su fervor, es la posibilidad de que cuando él muera sea incinerado y sus cenizas puestas dentro de la tumba de su abuelo; “que nos dejen ese pedacito de la tumba para estar en este panteón ya las cenizas”.
En los más de 60 años de visitar el cementerio ha sido testigo que con el paso del tiempo son menos quienes acuden. “Las personas que venían en aquel tiempo ya fallecieron o ya se fueron de aquí y por eso ha quedado olvidado”. Lamentó que no se inculcó a una parte de los acapulqueños que allí están sus raíces.
Bajo la sombra del árbol, los dos hermanos que ayer visitaron a su abuelo voltean a ver el sinuoso terreno con pocas flores nuevas en las tumbas o al menos preservadas, limpias como la de ellos y concluyen que la mayoría de las tumbas están olvidadas “y hablando en plata, las autoridades no les han dado mantenimiento, tampoco”.
Expresó: “aquí está la historia de Acapulco, aquí en este panteón está la historia de Acapulco”.
Para él, un hecho histórico como el incendio del teatro de Las Flores es para recordar. Contó que en una fosa común echaron varios cuerpos de aquel siniestro que dejó un número de cuerpos calcinados e irreconocibles. Él no lo vivió pero sí su abuela y tías: “nomás metían los cuerpos y pues no había control en esos tiempos”.
También por dichos de su madre y tía de 93 y 88 años de edad, respectivamente, la versión de lo que provocó el incendio fue la primera función de cine en Acapulco: “se quemó el rollo y de ahí se corrió el fuego. Las puertas que en lugar de abrir para afuera, abrían para adentro –como acostumbramos todavía- pues fue un desastre en ese teatro allá por donde ahora están las oficinas de catastro”.
Trescientos cuerpos sin identificar se enterraron en la fosa común en 1907. Su abuela le contó con imprecisión de los detalles pero siempre era tema de plática cada vez que visitaban al abuelo.
Don Efraín asegura que el desdén por los hechos históricos de Acapulco ha surgido de su familia: “dice mi sobrino que es leyenda urbana lo del teatro pero no, es parte de la historia”.
Su abuelo fue sepultado en 1932 y de acuerdo con documentos que encontró, se pagaron 2 pesos por el nicho en el camposanto de los vecinos en los ahora llamados Barrios Históricos, y 84 años después siguen acudiendo.
Sostuvo que los auténticos acapulqueños de los años 30 están allí, esperando a que sean reconocidos y no olvidados entre tumbas abiertas y sin veredas para  hacer más fácil el paso de los adultos mayores en su mayoría.