Vecinos y familiares velan a Ezequiel Mora, padre de Alexander, uno de los 43 normalistas

Familiares de Ezequiel Mora Chora en el velorio que en su casa en la comunidad de El Pericón, municipio de Tecoanapa Foto: Lenin Ocampo Torres

Zacarías Cervantes

El Pericón, Tecoanapa

Los restos de don Ezequiel Mora Chora, padre del estudiante de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa desaparecido, Alexander Mora Venancio, fueron velados ayer en su casa de El Pericón, municipio de Tecoanapa con el acompañamiento de cientos de pobladores de este lugar.
Mora Chora de 66 años, falleció la noche del domingo pasado en una habitación del Hotel Vida en el Lago, municipio de Tepecoacuilco, propiedad del empresario y ex candidato a gobernador por el PT y PVEM, Pedro Segura Valladares.
Ayer, uno de sus hijos informó que de acuerdo a la versión que le dieron en el Servicio Médico Forense (Semefo), su padre murió por bronco aspiración y no por un infarto como se dio a conocer inicialmente.
Aseguró que su padre gozaba de buena salud y que solamente le había comentado de un leve dolor en el pie izquierdo, que por eso le permitieron que, como todos los años, fuera a la marcha del 26 de septiembre a la Ciudad de México a 7 años y 11 meses de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Contó que en su familia desconocían que asistiría a la marcha del domingo en Iguala en la que se pidió la libertad del ex presidente municipal José Luis Abarca y su esposa, junto con otros padres de los estudiantes desaparecidos.
Explicó que este año, a diferencia de los anteriores, cuando después de la marcha del 26 en la Ciudad de México se regresaba al día siguiente o máximo llegaba a los dos días, esta vez ya llevaba cuatro días fuera de su casa, pero que el sábado se comunicó con él y le aseguró que se encontraba bien que llegaría al día siguiente.
Sin embargo, dijo que por la noche del domingo les avisaron que había fallecido y que fueron a reconocer el cuerpo al Semefo de Iguala donde les informaron que la causa de su muerte fue por bronco aspiración, “no fue por infarto”, dijo en referencia a lo que se publicó en los medios de comunicación ayer.
La tarde de ayer, afuera de la vivienda donde se velaba el cuerpo de don Ezequiel decenas de vecinos, en su mayoría hombres velaban los restos, mientras que adentro las mujeres rezaban y entonaban cantos fúnebres al difundo que yacía en el interior del ataúd rodeado de ramos de flores y veladoras.
Todavía a las 5 de la tarde, seguían llegando sólo vecinos de la población que se encuentra a unos 10 minutos de la cabecera municipal y a hora y media de Chilpancingo, pero aún no llegaban otros padres de los 43 estudiantes desaparecidos, integrantes de organizaciones sociales ni representantes de organismos civiles de derechos humanos que han dado acompañamiento al movimiento por justicia y verdad.
Después del mediodía, sólo había llegado el director de la Normal de Ayotzinapa, Víctor Gerardo Díaz, acompañado por un grupo de estudiantes de la Normal quienes llegaron con una corona de flores en honor al padre de familia a quien, según dijo el director, llegó a estimar tanto que lo consideraba su amigo por sus constantes visitas a la Normal.
“Da tristeza estar aquí en El Pericón acompañando a don Ezequiel con quien tuve la dicha de convivir con él y con su familia y qué lamentable que se haya ido sin reencontrarse con su hijo”, dijo, visiblemente conmovido.
Agregó: “se fue con esa sed de justicia y de conformidad para que dijera aquí está mi hijo y aquí puedo yo llorarle o llevarle flores. Se fue con ese sentimiento don Cheque, como le decíamos de cariño y lo sentimos muchísimo”.
Contó que la última vez que lo vio con vida fue hace dos meses. Recordó que lo encontró circunstancialmente en los pasillos de la Normal a donde don Ezequiel había ido a una reunión. Esa vez se saludaron y después de que se dieron un abrazo, el ahora difunto le dijo al profesor Víctor Gerardo: “cuídese mucho mi director”.
De acuerdo con información de sus familiares don Ezequiel salió de su casa el 25 de agosto para participar en la marcha del 26 en la Ciudad de México a 7 años y 11 meses de la desaparición de los estudiantes.
Al día siguiente, el 27, participaría en la marcha que cada año realizan los padres en Iguala.
Esta vez, de acuerdo con otras fuentes, don Ezequiel se quedó en Iguala para participar en una reunión por la mañana del domingo en el Hotel Vida en el Lago a invitación de otros padres de los 43, entre ellos Francisco Rodríguez, padre del estudiante Everardo Rodríguez, y esposo de Minerva Bello, así como Celso García Aristeo y Juan Colón Juárez, con quienes acordaron acudir a la marcha que se realizaría por la tarde, convocada por los familiares y amigos del ex alcalde de Iguala José Luis Abarca, entre ellos Pedro Segura Valladares, propietario del hotel donde fueron hospedados el grupo de padres y donde falleciera por la noche del Ezequiel.
Don Ezequiel no acudió a la marcha del domingo por la tarde en la que se pidió la libertad de José Luis Abarca y su esposa, por alguna razón que aún se desconoce, decidió quedarse en el hotel donde fue encontrado agonizante entre las 9 y 9 y media de la noche por los padres de familia que sí asistieron a la marcha cuando fueron a buscarlo.
Don Ezequiel venía participando en casi todas las movilizaciones para exigir justicia y verdad en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, entre ellos Alexander, el penúltimo de sus hijos.
Alexander Mora fue el primero de los tres jóvenes cuyos restos han sido identificados hasta el momento.
El 28 de octubre de 2014 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) fue notificado sobre el hallazgo de restos óseos que, supuestamente, habrían sido recuperados del río San Juan, después fueron identificados tras ser enviados a la Universidad de Innsbruck, Austria.
En abril de 2018 falleció Irene, otro hijo de Ezequiel en accidente automovilístico, actualmente le sobreviven seis hijos, cuatro viven en El Pericón, donde ayer se velaban sus restos y este martes será sepultado.

Toman normalistas una caseta de la autopista y piden dinero para uno de los padres de los 43

Estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa tomaron la caseta de Palo Blanco en la Autopista del Sol para recaudar fondos para el padre del normalista desaparecido Alexander Mora Venancio, Ezequiel Mora Chora, cuyo hijo Irene falleció el lunes en un accidente automovilístico.
Cerca de las 10:30 de la mañana unos 50 estudiantes llegaron a la caseta de Palo Blanco y se apoderaron de las cabinas de cobro para pedir cooperación voluntaria a los automovilistas, también colocaron una manta en la que exigieron justicia para los normalistas Jonathan Morales Hernández y Filimón Tacuba Castro, asesinados el 4 de octubre de 2016 en un presunto asalto al transporte público de la ruta Chilpancingo-Tixtla.
El secretario general del Comité Estudiantil Ricardo Flores Magón de la Normal Rural de Ayotzinapa, José Luis Quintero participó en la toma de la caseta y cuando se le preguntó el motivo de la manifestación contestó que “los motivos se vienen arrastrando desde el 2014, tenemos muchísimos motivos, el 4 de octubre de nuestros compañeros asesinados, el 7 de enero, los motivos bastan para realizar la toma de la caseta”, luego precisó que los recursos de esta toma serán para la familia Mora Venancio para cubrir los gastos de la muerte de Irene.
Los manifestantes colocaron un equipo de sonido en la parte trasera de una camioneta y con ella improvisaron un mitin en el que acusaron al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, de ser el responsable de los ataques en Iguala el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala y la desaparición de sus 43 compañeros, así como de convertir al país en “un cementerio”.
También recordaron que Irene Mora Venancio falleció de manera circunstancial y “no volvió a ver a su hermano”, Alexander permanece en la lista de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, se trata del segundo familiar directo de uno de los estudiantes que fallece este año, en febrero Minerva Bello Guerrero, madre del normalista desaparecido Everardo Rodríguez Bello murió de cáncer sin saber el paradero de su hijo.
Ante las circunstancias los normalistas reiteraron que apoyarán la lucha de los padres de sus 43 compañeros hasta encontrarlos. La toma de la caseta fue vigilada por tres patrullas de la Policía Federal del Sector Caminos pero no ocurrió ningún incidente durante la manifestación que concluyó a la 1 de la tarde.