En México no se respeta la vida, dice desde EU el maratonista padre de uno de los 43

Antonio Tizapa, padre del normalista desaparecido de Ayotzinapa Jorge Antonio Tizapa Legideño, comenzó a correr en maratones hace cuatro años en Estados Unidos donde trabaja y vive como migrante desde 1999. Desde la desaparición forzada de los 43 alumnos de la Normal Rural de Tixtla, el 26 de septiembre de 2014, lleva en su vestimenta la demanda de presentación con vida de los estudiantes y castigo a los responsables.
Hace dos días corrió el medio maratón de Nueva York y vía telefónica desde el extranjero informó que se prepara para otras carreras en New Jersey y en Boston, Massachusetts.
Dio a conocer que este mensaje no se transmite en las cadenas nacionales de televisión, pero tiene una amplia difusión en las redes sociales.
Aseguró que en la Unión Americana hay muchos mexicanos inconformes no sólo por los crímenes atroces ocurridos hace casi un año y medio en Iguala, sino por todos los hechos de violencia que suceden en el país, y “por esta telenovela que el gobierno difunde en el extranjero”, en alusión a la fuga del narcotraficante Joaquín, El Chapo, Guzmán y su relación con la actriz Kate del Castillo, tema del que no quiso abundar.
Destacó la labor de los padres de los 43 alumnos desaparecidos que mantienen viva la exigencia en medio de tantos hechos de violencia en México. Él, dijo, quiere difundir esta demanda entre los deportistas.
Lamentó que ningún atleta mexicano o futbolista de la selección haya condenado los ataques de Iguala, a pesar del respaldo que reciben de los mexicanos cuando van a los partidos en Estados Unidos, “de ellos no hemos obtenido nada, ni un decir ya basta, sé que hay reglas pero se trata de humanismo, no de profesionalismo”.
De esta campaña por las calles de diferentes ciudades señaló que muchos activistas “de gran corazón”, están ahí para documentar la protesta y levantar la voz. En el medio maratón de Nueva York volvieron a contar del 1 al 43 junto al grito de justicia, lo que se difunde en un video en Internet.
Está seguro que estas acciones llegan a oídos de los gobiernos, de los deportistas y amplios sectores de la sociedad.
De esta experiencia recordó que el primer maratón que hizo por los 43, el primero de noviembre, encontró a dos políticos de origen hispano de los que no supo precisar sus nombres, pero esperaba de ellos una palabra de solidaridad y de apoyo, “dije, como paisano quizá te van a echar la mano”, sin embargo en el saludo sólo hablaron de que la situación era muy grave en México.
Adelantó que participará en un maratón el primero de Mayo, y espera que su hijo y sus compañeros ya se encuentran de regreso con sus madres, sino es así seguirá denunciando la violencia que vive la nación.
Indicó que en Estados Unidos, México está catalogado como un país seguro y exige que se le saque de esa categoría porque no se respeta la vida, no sólo de los estudiantes sino que todos los ciudadanos están en riesgo.
De una de las visitas del presidente Enrique Peña Nieto a las Naciones Unidas para decir que el país está bien, que no hay violaciones a los derechos humanos de los agentes del gobierno, respondió “si dices que todo está seguro quizá en tu círculo, pero ven a vivir a mi círculo y me dices si es seguro”.
Aunque en los maratones todavía hay personas que se sorprenden por su causa y otros le toman fotos, llevan pancartas y grita forty three con ellos “voy a seguir en esto”.
Recordó que el trabajo en los Estados Unidos es duro, emigró a este país porque no tuvo otra opción. Estudió una carrera técnica que resultó insuficiente para conseguir un empleo bien remunerado.
“La verdad el trabajo es forzado allá (en México), acá también es forzado pero se siente más tranquilo”, dijo.
De su hijo con quien siempre tuvo comunicación telefónica y en los últimos años en redes sociales, recordó que hablaron de su decisión de entrar a la Normal Rural, “yo le decía, su mamá le decía, tú sabes, tienes todo nuestro apoyo”. Antes quiso entrar a otra Normal Rural en el Estado de México.
Ya en Ayotzinapa le pidieron que le echara muchas ganas, “te gusta la escuela échale ganas y cómo le decía, el bien es para ti no para mi. Nosotros nada queremos, es para ti y tu familia más no para mi ni su mamá”.
El 27 de septiembre después de los ataques su hija le llamó para darle la noticia, “me comuniqué con él pero no contestó, pensé esto ya pasará, no es la primera vez, pero conforme pasaron los días las cosas se van complicando”.
Pidió que se lleve a juicio al exgobernador Ángel Aguirre Rivero, al exprocurador Jesús Murillo Karam que creó una hipótesis para cerrar el caso, y a todos los involucrados, “nadie se va a librar de esto, no quiero que se mueran, que se enjuicien, que paguen por lo que han hecho”.

Corre en el maratón de Nueva York el padre de uno de los 43 normalistas desaparecidos

En el kilómetro 41 del maratón de Nueva York le dio un calambre en la ingle a José Antonio Tizapa, caminó unos minutos y pensó que no terminaría la carrera, pero recordó que en la meta lo esperaba el retrato de su hijo Jorge, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
Los retratos de los jóvenes aparecieron a lo largo del trayecto de su primer maratón, el cual corrió con un jersey que decía “Mi hijo es tu hijo y tu hijo es mi hijo”.
“Esto forma parte de mi protesta silenciosa para que me regresen a mi hijo y al resto de los muchachos, y pedir justicia por los muchachos caídos el día 26 (de septiembre de 2014) y por los heridos, que uno está en coma y otro necesita reconstrucción facial”, explicó vía telefónica.
Desde el año 2000, el señor de 47 años dejó su natal Tixtla, en Guerrero, para dedicarse a la construcción en Nueva York. La última vez que habló con su hijo fue tres días antes de los hechos de Iguala.
Por no tener documentos, José Antonio no participa en las marchas de los demás padres en México, pero quiso llevar al ámbito deportivo su reclamo.
“Fue algo sorprendente, mucha gente que ni conozco me gritaba ‘vamos paisano’, ‘Ayotzi vive’, ‘vivos los queremos’ y cosas parecidas”, cuenta.
Este apoyo y pensar en el retrato de su hijo le dieron fuerzas para correr de nuevo tras el calambre y terminar en 3 horas y 44 minutos el maratón en el que hubo más de 70 mil participantes.
“Me di cuenta que mi protesta silenciosa no lo es tanto, atrás viene un grito de exigencia para la presentación de los muchachos”, reflexionó.