Aumento de salario, servicio médico y escuelas bilingües, entre las demandas de los guerrerenses de La Montaña

 

 Zacarías Cervantes Chilpancingo

Dirigentes de migrantes de municipios indígenas de La Montaña, quienes trabajan en entidades del norte del país, exigieron al gobierno del estado que interceda ante los empresarios de esa zona para que les aumenten el salario y les brinden mejores condiciones para laborar.

El presidente de la Unión de Indígenas del Sur del País, Nicolás Mendoza de los Santos, informó que son más de 70 mil migrantes de Guerrero que se van a trabajar a esas entidades, porque en sus comunidades carecen de oportunidades de empleo.

Indicó que por esa situación matrimonios hasta con ocho hijos se van por un salario de 60 y a veces 70 pesos al día, pero viven en galeras y sin derecho a que los atienda un médico las 24 horas”.

Recordó que en el año 2000, junto con decenas de indígenas de Guerrero fueron desalojados del Zócalo de Culiacán, donde se habían instalado en plantón para exigir a los dueños de las empresas agrícolas incremento salarial y mejores condiciones de trabajo.

Mendoza de los Santos, originario de Metlatónoc, señaló que una de las demandas que ya entregaron a las autoridades de Guerrero es que pidan a los empresarios que instalen escuelas bilingües para que los niños reciban clases.

Ello porque –dijo– cuando un padre de familia decide irse con su esposa y sus hijos a trabajar allá, los niños interrumpen sus estudios pues la mayoría se va en noviembre y regresan en marzo o abril.

Agregó que por las malas condiciones laborales en que se encuentran los migrantes, unos 70 indígenas fallecen cada año, ya sea por enfermedad o por accidente.

Y es que el seguro de vida que les da el empresario agrícola es de 730 días de salario mínimo, “y eso no sirve de nada, apenas alcanza para el traslado del cadáver y para comprar el ataúd”.

Mendoza de los Santos señaló que a pesar de que ya pasó la temporada buena de siembra y cosecha de jitomate, cebolla y pepino, no toda la gente de Guerrero se regresó a su tierra, y en estos momentos se encuentran fuera unos 30 mil guerrerenses.

Otra de las peticiones es que se pida al gobierno de Sinaloa que vigile que los empresarios no violen los derechos laborales de los migrantes.

Dijo que en las entidades en donde más se violentan los derechos son en Baja California Norte, Baja California Sur y Sinaloa.

Los de Metlatónoc viven mejor porque tienen su Ayuntamiento, dicen

En Cochoapa el Grande quieren tener su propio municipio para arreglar las calles, la carretera, para tener obras

Desde 1980 hasta 2002 gestionaron la nueva demarcación política, y ahora que está aprobada esperan el nombramiento del presidente para tener autoridades

Durante años, Cochoapa El Grande formó parte del municipio de Metlatónoc. Pero quería separarse y, luego de muchas idas y venidas fue autorizada a hacerlo. Ante la intención de esta comunidad indígena de instaurar su propio municipio, las autoridades de Metlatónoc interpusieron una controversia constitucional en la que argumentaron que el resto de las comunidades que pasarían a formar parte del nuevo municipio no fueron consultadas debidamente, pero el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue favorable a Cochoapa.

En la actualidad no hay una autoridad principal a quien recurrir. Como el decreto ya salió y Cochoapa va a ser municipio, el comisario y el delegado electos no fueron a tomar protesta. Decidieron que no es necesario porque “el municipio nuevo va a tener presidente”. Mientras aguardan que la decisión del Congreso local se convierta en algo tangible en la práctica, la autoridad se encarna en algunos funcionarios menores que lidian con la falta de certidumbre en esta etapa de transición.

“Tenemos muchísimos años perteneciendo a Metlatónoc, pero la autoridad de allá se olvida de nosotros”, afirma el oficial del Registro Civil Maximiliano Díaz García.

“Por ese motivo empezamos desde 1980 a hacer la gestión en la Secretaría de Gobierno y luchamos mucho para reunir los requisitos” hasta que en 2002 aprobaron el municipio, cuenta.

Herminio Rivera Chávez es el regidor de la comisaría y, al igual que Díaz García, es comunero. Él pone énfasis en las carencias de la comunidad: “aquí hacen falta caminos, drenaje, muchas obras, y hay muy baja luz”. Pero la lista de carencias sigue y señala que están obligados a hacer del baño por ahí en la orilla nada más, porque ni siquiera tienen letrinas, lo cual constituye un foco de infección para todos los que viven en el lugar.

“El presidente de Metlatónoc dice ‘yo te voy a dar todas las obras, te doy comisaría, escuela, todo lo que hace falta’, pero aquí, ahorita, no hay nada”, expresa el regidor.

“Este es un pueblo muy simple”, se lamenta.

En Cochoapa no hay un solo camino pavimentado. A este poblado de casas de adobe –en el mejor de los casos– y de ranchitos de madera se llega a través de la carretera –por llamarla de algún modo– Tlapa-Metlatónoc. En el trayecto para llegar a esta comunidad na savi todo es polvo y el traqueteo del vehículo se vuelve monótono, casi insoportable. Cuando llueve no se puede entrar con carro, relatan. A su vez, el transporte público es poco. En todo el día, sólo tres camionetas “pasajeras” salen a la ciudad de Tlapa de Comonfort porque “de este lado está feo el camino, el cerro”.

Los perros están flacos y los niños sucios. No es fácil estar limpio aquí. El agua, que sale de pozos, no abunda. De más está decir que no hay agua potable. Tampoco tienen sanitarios que les permitan acceder al lujo de la higiene personal.

El nivel de marginalidad en el que vive esta comunidad indígena es alto. La mayoría de sus habitantes es monolingüe y habla sólo su idioma, el na savi. Muchas mujeres no entienden el español y tampoco pueden hablarlo. En cuanto a los hombres, algunos pueden expresarse en español y lo comprenden, pero lo hacen con dificultad.

“Si se divide, poco (dinero) Metlatónoc, poco acá, pero no hay problema porque queremos trabajar, pues”, sostiene el oficial del Registro Civil, quien considera que “es mejor poco para acá y poco para allá, para poder trabajar, porque con un solo grande no se puede avanzar”.

(Los de Metlatónoc) No quieren que Cochoapa se convierta en municipio “para que no se reparta el recurso”, opina Rivera Chávez.

Ante la pregunta de qué harán en la comunidad con el presupuesto que les otorguen cuando se establezca el municipio, responden que “el poco recurso” que reciban será usado “para apoyar a la gente, arreglar calles, carreteras, diferentes obras”.

“Ellos (los habitantes de Metlatónoc) sí viven mejor porque allá ya tardó su municipio, ellos sí ya tienen sus ventas, sus casas; su dinero de Cochoapa ya están gastando todo ellos porque casi están jalando todo de la gente”, se queja el regidor, que cuando habla de que en Metlatónoc “tienen ventas” se refiere a que, como tienen caminos en mejores condiciones, pueden comercializar sus productos. No como los vecinos de Cochoapa que, según las condiciones climáticas, pueden quedarse aislados y sin posibilidad de vender la cosecha o lo que tejen las mujeres en sus telares.

Los hombres son todos campesinos. Siembran milpa “donde hay terreno”. A veces “no nace bien la milpa”, reconocen, a pesar del empeño que le ponen al trabajo en el campo, y lo atribuyen a la falta de fertilizantes y de tierras aptas.

Anexos que quieren separarse y los que quieren seguir en Metlatónoc

Hay 78 comunidades na savi que son anexos de Cochoapa, donde las autoridades provisionales afirman que “el núcleo comunal entero (que suma alrededor de 13 mil habitantes) se quiere separar”. Sin embargo, 33 de esos anexos manifestaron que no desean incorporarse al futuro municipio. Las comunidades que se niegan son Calpanapa, Joya Real, Dos Ríos, San Pedro El Viejo, Río Cantador Chiquito, Vista Hermosa, Guadalupe La Joya, Costa Rica, Cuesta Bajos, Itia Tuu, Arroyo Olor, El Ciruelo, El Naranjo, Yuvi Cani, Agua Azul, Yuvi Chonuu y Loma Canoa. Además de Divino Pastor, Barranca Ceniza, Llano de la Yagua, Cieneguilla, Barranca de la Palma, Rancho de los Hilarios, Llano Perdido, Piedra Negra, Llano de Durazno, Cruz Verde, Río Encajonado, Xalpa, Santa María Cahuañaña, Río Hamaca, Santa Cruz y Barranca Ocotera, que también se oponen al proyecto.

Dichos anexos insisten en que no fueron consultados ni informados adecuadamente acerca de la creación del nuevo municipio. No obstante, Díaz García denuncia que “siguen engañando a la gente, están pagando 5 mil pesos a cada comisario o delegado, para que diga que no pertenezca a Cochoapa” y asevera que “tratan de dividir a la gente”, al tiempo que destaca la necesidad de “no engañar, no pelear, sino hacer una unidad (con los anexos) para poder trabajar”.

La educación y la salud tampoco pasan por su mejor tiempo: “los maestros salen mucho, abandonan la escuela, no están permanentemente. Hace como 10 años que no funciona bien. Los niños no saben leer y escribir muy claro, sacar sumas no saben”, comentan. Y si bien hay una clínica que cuenta con médico, no hay especialistas.