Becan a tres niños indígenas de la Costa Chica por su alto coeficiente intelectual

Los estudiantes Karen Monserrat Lorenzo Vargas, Iván Josafat Pesares Ignacio y Elisa Mariel Montes Sánchez. Foto: El Sur

Jacob Morales Antonio

“No por ser indígenas las mujeres sólo tengan la aspiración de casarse o dedicarse a la casa”, dice la adolescente ñomndaa Karen Monserrat Lorenzo Vargas, quien es parte de un grupo de tres estudiantes becados por tener un alto coeficiente intelectual.
La niña de 14 años estudia en la secundaria técnica 24 de Febrero, en la localidad ñomndaa de Zacualpan, municipio de Ometepec, donde lleva un promedio de 9.7. El último censo del Inegi reportó una población de 5 mil 412 habitantes y es el segundo poblado más habitado de ese municipio de la Costa Chica.
Karen Monserrat, junto al estudiante de primaria Iván Josafat Pesares Ignacio, de 11 años, originario de Tlacoachistlahuaca, y la joven Elisa Mariel Montes Sánchez de 17 años quien cursa el tercer grado de preparatoria en Tlacoachistlahuaca, fueron seleccionados por su alto puntaje de coeficiente intelectual. La beca permitirá que continúen sus estudios hasta la universidad.
La adolescente recordó que hace tres meses llegaron a la escuela a presentar un examen, su maestra les dijo que era para seleccionar a un becario o becaria, para formar parte del programa Becas, Mentes y Genios. Los tres estudiantes superaron el puntaje de los exámenes de coeficiente intelectual de los mexicanos que se establece en 86, al alcanzar 120 puntos.
Luego de una semana, su maestra le informó que fue una de las seleccionadas para la beca, y se presentó en un hotel de Ometepec junto con otros 11 estudiantes de diferentes municipios de la zona, donde se les aplicó un examen sicológico, después le informaron que junto a otros dos estudiantes estaría becada.
En su escuela la noticia de ser una de las ganadoras de la beca fue recibida con mucha alegría por parte de sus maestras y compañeros de grupo, y le dieron palabras de aliento.
Indicó que como parte de la beca, recibe clases en línea, de ética, comprensión lectora, ajedrez, tecnología y matemáticas. Además, tiene que cumplir con las clases y los trabajos de la secundaria.
La estudiante indicó que para ella no representa una carga de trabajo el estudio. De 7 de la mañana a 1 de la tarde va a la secundaria, y los lunes, martes y jueves tiene clases de 5:30 a 6:30 de la tarde y de 8 a 9 de la noche, como parte del programa de beca, “sí me da tiempo”.
En su casa, su mamá, quien dejó los estudios de universidad truncados, está muy contenta. Su padre, quien se dedica a labores del campo, también está orgulloso de ella.
Karen Monserrat quiere desarrollarse profesionalmente en la carrera de ingeniería en Tecnologías con el propósito de poder llevar los avances a su comunidad.
Del programa recibió un celular, una computadora portátil, y un lector electrónico. Ella dice que se siente feliz, “quiero apoyar a las personas de mi comunidad para que se motiven, y no por ser indígenas las mujeres solo tengan la aspiración de casarse o dedicarse a la casa”.
Contó que ella platica con sus compañeros, pero tienen otra mentalidad, “para ellos es casarse, pero yo platico con ellos, que no sólo es eso, que piensen en lo que les gustaría estudiar”.
También juega y convive con su familia los viernes, sábados y domingos, cuando también aprovecha para apoyar en las labores del hogar.
Ahora que terminará la secundaria, entrará a estudiar Informática en el Conalep de Ometepec, y después la carrera de Tecnologías.
Llamó a los niños, adolescentes y jóvenes indígenas a que no se rindan, que las metas y objetivos se pueden cumplir, “si algo les gusta que le hagan de corazón”.
Becas, Mentes y Genios es un programa que este año está siendo apoyado por asociaciones civiles que han realizado cenas de recaudación de fondos para los estudiantes, se espera que en el próximo años se lance una nueva convocatoria para las zonas de alta marginación de los municipios de la Costa Chica.

Disparan campesinos de Valle Hermoso a los de Jicayán de Tovar con los que tienen conflicto

El comisariado Ejidal de Jicayán de Tovar, municipio de Tlacoachistlahuaca, denunció que vecinos de la comunidad de Valle Hermoso, de Metlatónoc, dispararon a familias que iban a sembrar; ambas comunidades tienen un conflicto agrario desde hace años.
De acuerdo con un vídeo subido a su cuenta en su red social de Facebook, el comisario ejidal, Nino González indicó que a las 6 de la mañana de este domingo, los pobladores de Valle Hermoso comenzaron a disparar a los campesinos que iban acompañados de sus hijos a sembrar en un predio que la otra comunidad reclama.
Denunció que ha solicitado que intervenga para solucionar el conflicto al subsecretario para asuntos agrarios, Fernando Jaimes Ferrel, “y no ha querido atender este asunto, no ha cumplido con el cargo que tiene”; asimismo, señaló que tampoco la alcaldía de Tlacoachistlahuaca ha intervenido.
Solicitó el auxilio del gobernador, Héctor Astudillo Flores porque a diario hay balaceras entre los habitantes de las comunidades.
En el video se alcanza a oír disparos, mientras el comisariado graba y narra los hechos protegiéndose atrás de un árbol. (Jacob Morales Antonio / Chilpancingo).

 

Hieren asaltantes a un policía en Metlatónoc; se querían llevar el dinero de Prospera

En un intento por robar los recursos del programa Prospera fue herido un policía municipal de Metlatónoc que resguardaba la entrega a las familias na’ savi, de la parte baja del municipio que colinda con Tlacoachistlahuaca.
Según fuentes oficiales la mañana de este miércoles los trabajadores de Prospera se dirigían de la cabecera municipal de Metlatónoc a las comunidades, cuando en el punto conocido como Xa’a Too salieron hombres armados al paso para obligarlos a detenerse, los policías municipales respondieron y hubo un intercambio de disparos en donde salió herido en la pierna un policía.
Los asaltantes huyeron del lugar, en tanto los trabajadores de Prospera lograron llegar a la comunidad de Tepehuaje donde los pobladores fueron informados, y se organizó un grupo de más de 40 vecinos armados para buscarlos.
En esta operación iniciada por las comunidades participan pobladores de las comunidades Valle Hermoso, Tepehuaje, Zapote, Villa de Guadalupe, Francisco Villa, Costa Rica e Iitia Zuti.
Informaron que continuarán armados hasta que haya seguridad en la entrega de los recursos a las familias y den con los asaltantes.
En esta región han asaltado a quienes entregan el programa Prospera en el municipio de Cualac, donde asesinaron a policías que los resguardaban e hirieron a los trabajadores. En el municipio de Ahuacuotzingo ocurrió algo similiar. (Carmen González Benicio / Tlapa).

 

Es de mala fe el señalamiento de que destruyó milpas en Tlacoachistlahuaca, responde el Ejército

Luego de las acusaciones de vecinos de las comunidades de Santa Cruz Yucucani y Juquila Yucucani, municipio de Tlacoachistlahuaca, de que el Ejército les destruyó sus milpas al aterrizar un helicóptero, el comandante de la Novena Región Militar, Germán Javier Jiménez Mendoza respondió que revisó unos videos de los hechos y “es una muy mala interpretación y de muy mala fe, porque los pobladores no quieren que se destruyan los plantíos (de amapola) y no entienden que es una función de nosotros”.
En breves declaraciones al concluir una actividad de destrucción de armas en las instalaciones del 56 Batallón de Infantería en la región militar, en Cumbres de Llano Largo, se le preguntó y respondió que se estableció un diálogo para que los vecinos “entiendan que nosotros no estamos en contra de ellos, estamos en contra de toda una serie de ilícitos que se cometen a raíz de la siembra de amapola”.
De que los soldados acampan a unos 3 kilómetros de las comunidades de Santa Cruz y Juquila porque no los dejan pasar los habitantes, dijo que están en donde están los plantíos, “no tenemos por qué estar donde está la población”.
Advirtió que todos los plantíos que se encuentran en la zona van a ser destruidos.
Respecto de que la siembra de amapola es la forma de vida de muchas familias, el general consideró que esa es la polémica, pero “a nosotros nos obliga la ley y ellos están en una situación fuera de la ley”.
Añadió que deben cambiar sus cultivos por algo más productivo, con menos trabajo y más beneficios. Agregó que van a estar en comunidades desde Cruz Grande para entregar útiles escolares y medicinas.
Del repunte de la violencia en Acapulco y a qué lo atribuye evitó responder, “ahí no podría ser temerario en dar una opinión”.
Pidió que las “notas fueran más analíticas y vieran en términos generales cómo vamos al año pasado, es un motivo de análisis profundo que les invito que hagan, el motivo, cuál es la razón en un momento y por unos días repunta la delincuencia”.

 

Acampan soldados a 3 kilómetros de Santa Cruz y Juquila Yucucani; vecinos les impiden pasar

Vecinos na savi de Santa Cruz Yucucani y de Juquila Yucucani, municipio de Tlacoachistlahuaca, impidieron la tarde y noche del domingo que unos 100 militares entraran a esos dos pueblos, supuestamente a destruir plantíos de enervantes.
Los soldados tuvieron que acampar a unos 3 kilómetros al sur de las dos localidades que se encuentran en las colindancias con el estado de Oaxaca, informó el abogado Mardonio Ramírez García, quien asesora a los comuneros de Juquila Yucucani.
El abogado contó, vía telefónica la tarde de ayer, que después de tres intentos de entrar a las dos comunidades por la carretera la tarde del domingo, los pobladores de Santa Cruz y de Juquila Yucucani se impusieron y les impidieron el paso por la carretera a los militares.
Dijo que los soldados tuvieron que salirse del camino e internarse en el cerro. Explicó que se quedaron, ya entrada la noche, a unos 3 kilómetros al sur de los dos pueblos en donde se quedaron durante todo el día ayer.
Los habitantes de los dos pueblos les impidieron la entrada porque denunciaron que el 6 de marzo los soldados les destruyeron una milpa cuando aterrizaron dos helicópteros en medio de una siembra.
El abogado denunció que ese día, un primer helicóptero aterrizó a las 11 de la mañana en una plantación de milpa y destruyó una amplia extensión del cultivo, agregó que dos horas después aterrizó un segundo helicóptero y acabó con un pedazo de siembra de milpa de uno de los pobladores.
Pero agregó que lo que molestó más a los habitantes de las dos localidades fue que los militares golpearon y empujaron a mujeres embarazadas.
Dijo que desde ese día los habitantes de las dos localidades, están exigiendo a los soldados que les paguen a los campesinos sus cultivos dañados.
Mardonio Ramírez informó ayer, vía telefónica, que los habitantes de las dos localidades se mantienen en las entradas de los dos pueblos para impedir que entren los soldados, porque temen que vayan a detener a algunos de los líderes.
Dijo que ayer enviaron escritos al Ayuntamiento, así como a los gobiernos estatal y federal, para que acudan a esa comunidad a verificar la violación a los derechos humanos que están viviendo por parte de los militares.

 

En comunidad de Tlacoachistlahuaca retienen indígenas a 100 soldados

Retienen indígenas de Yucucani a 100 soldados; piden el pago de maíz que destruyó el Ejército

Ayer los militares pretendían avanzar hacia Santa Cruz y Juquila Yucucani, supuestamente para combatir enervantes. Frente a ellos, campesinos na savi, la mayoría mujeres con palos, se concentraron y les cerraron el paso; los soldados las empujaron para quitarlas del camino, se observa en un video enviado por el abogado de esas comunidades del municipio de Tlacoachistlahuaca. Anoche, un contingente más numeroso de pobladores mantenía bloqueados el paso de las tropas

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Indígenas ñu saavi de Santa Cruz Yucucani y Juquila Yucucani, municipio de Tlacoachistlahuaca, mantenían retenidos la noche de ayer a más de 100 militares que pretendían llegar a esas dos comunidades colindantes con el estado de Oaxaca, supuestamente con la intención de destruir plantíos de enervantes.
El asesor legal de Juquila Yucucani, Mardonio Ramírez García, informó vía telefónica que los habitantes de los dos poblados se encuentran molestos con los soldados porque el 6 de marzo pasado aterrizaron dos helicópteros en medio de la milpa y destruyeron un cultivo cercano a las localidades.
Contó que ese día, habitantes de las dos localidades, en su mayoría mujeres, exigieron a los soldados que se retiraran de sus tierras, y que en respuesta algunas de ellas fueron agredidas por los militares.
Denunció que entre las agredidas a empujones había algunas indígenas embarazadas.
Informó que los soldados se retiraron, ante la presión de la gente.
Sin embargo, este sábado llegaron a San José, una comunidad que se encuentra a unos 8 kilómetros, unos 100 soldados y por la tarde de ayer avanzaban caminando hacia las dos localidades.
La tarde de ayer, pobladores de las dos localidades bloquearon el paso de los soldados a la mitad del camino y ocurrió un conato de enfrentamiento que sólo llegó a los empujones.
En un video enviado a El Sur se observa cómo los soldados avanzan empujando a las mujeres y niños, algunas de ellas con palos en las manos pero son replegadas hacia su comunidad.
Después de las 7 de la noche, un grupo más numeroso de indígenas y ya con hombres adultos entre el contingente, se había apostado en otro punto del camino e impedía el paso a los soldados.
El abogado denunció que el 6 de marzo el primer helicóptero aterrizó a las 11 de la mañana en una milpa y destruyó una amplia extensión del cultivo de maíz.
Agregó que dos horas después aterrizó un segundo helicóptero “y acabó con nuestro pedazo de siembra de milpa”, dijo que le contó el indígena afectado.
Añadió que lo que más molestó a los indígenas de las dos localidades fue que los militares golpearon y empujaron a mujeres embarazadas.
Dijo que ahora los pobladores de Santa Cruz Yucucani y Juquila Yucucani están exigiendo que los militares les paguen la milpa que destruyeron.
El 27 de marzo del año pasado los habitantes de Juquila Yucucani retuvieron al presidente municipal en la comisaría, Juan Javier Carmona Villavivencio, del PT. Según el alcalde los pobladores le exigieron 2 millones de pesos para que lo dejaran libre y como pago por daños ocasionados por militares a sus sembradíos de amapola.
Sin embargo, los indígenas desmintieron días después el señalamiento del alcalde y aseguraron que lo retuvieron porque incumplió con varias obras que fueron compromisos de campaña, entre ellas la construcción de la comisaría municipal, y que por esas obras que no había hecho le pidieron millón y medio de pesos y no 2 millones como lo informó el presidente a los medios de comunicación.
Esta comunidad se dio a conocer a nivel nacional mediante un video que se difundió en las redes sociales en donde aparecen mujeres indígenas ahuyentando con palos y piedras a soldados que intentaban destruir un plantío de amapola en un paraje cercano a Juquila Yucucani.

 

 

Retienen indígenas de Yucucani a 100 soldados; piden el pago de maíz que destruyó el Ejército

Indígenas ñu saavi de Santa Cruz Yucucani y Juquila Yucucani, municipio de Tlacoachistlahuaca, mantenían retenidos la noche de ayer a más de 100 militares que pretendían llegar a esas dos comunidades colindantes con el estado de Oaxaca, supuestamente con la intención de destruir plantíos de enervantes.
El asesor legal de Juquila Yucucani, Mardonio Ramírez García, informó vía telefónica que los habitantes de los dos poblados se encuentran molestos con los soldados porque el 6 de marzo pasado aterrizaron dos helicópteros en medio de la milpa y destruyeron un cultivo cercano a las localidades.
Contó que ese día, habitantes de las dos localidades, en su mayoría mujeres, exigieron a los soldados que se retiraran de sus tierras, y que en respuesta algunas de ellas fueron agredidas por los militares.
Denunció que entre las agredidas a empujones había algunas indígenas embarazadas.
Informó que los soldados se retiraron, ante la presión de la gente.
Sin embargo, este sábado llegaron a San José, una comunidad que se encuentra a unos 8 kilómetros, unos 100 soldados y por la tarde de ayer avanzaban caminando hacia las dos localidades.
La tarde de ayer, pobladores de las dos localidades bloquearon el paso de los soldados a la mitad del camino y ocurrió un conato de enfrentamiento que sólo llegó a los empujones.
En un video enviado a El Sur se observa cómo los soldados avanzan empujando a las mujeres y niños, algunas de ellas con palos en las manos pero son replegadas hacia su comunidad.
Después de las 7 de la noche, un grupo más numeroso de indígenas y ya con hombres adultos entre el contingente, se había apostado en otro punto del camino e impedía el paso a los soldados.
El abogado denunció que el 6 de marzo el primer helicóptero aterrizó a las 11 de la mañana en una milpa y destruyó una amplia extensión del cultivo de maíz.
Agregó que dos horas después aterrizó un segundo helicóptero “y acabó con nuestro pedazo de siembra de milpa”, dijo que le contó el indígena afectado.
Añadió que lo que más molestó a los indígenas de las dos localidades fue que los militares golpearon y empujaron a mujeres embarazadas.
Dijo que ahora los pobladores de Santa Cruz Yucucani y Juquila Yucucani están exigiendo que los militares les paguen la milpa que destruyeron.
El 27 de marzo del año pasado los habitantes de Juquila Yucucani retuvieron al presidente municipal en la comisaría, Juan Javier Carmona Villavivencio, del PT. Según el alcalde los pobladores le exigieron 2 millones de pesos para que lo dejaran libre y como pago por daños ocasionados por militares a sus sembradíos de amapola.
Sin embargo, los indígenas desmintieron días después el señalamiento del alcalde y aseguraron que lo retuvieron porque incumplió con varias obras que fueron compromisos de campaña, entre ellas la construcción de la comisaría municipal, y que por esas obras que no había hecho le pidieron millón y medio de pesos y no 2 millones como lo informó el presidente a los medios de comunicación.
Esta comunidad se dio a conocer a nivel nacional mediante un video que se difundió en las redes sociales en donde aparecen mujeres indígenas ahuyentando con palos y piedras a soldados que intentaban destruir un plantío de amapola en un paraje cercano a Juquila Yucucani.

 

Ejecutan a un comandante de la policía comunitaria de Tlacoachistlahuaca

Un comandante en activo de la Policía Comunitaria de Tlacoachistlahuca fue asesinado a balazos la tarde de este domingo en el tramo carretera Ometepec-Tlacoachistlahuaca.

Según reportes de la Policía Municipal a las 17:30 ayer, en el tramo que va a la comunidad de Dos Cruces, la víctima viajaba en un taxi del servicio público, de donde fue bajado y después asesinado a balazos.
El hombre fue reconocido como Salvador y era comandante de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).

 

Se matan 2 familiares de ex regidor y éste queda herido, informa el alcalde de Tlacoachistlahuaca

El ex regidor perredista de Tlacoachistlahuaca, Margarito López Leal, fue atacado a causa de problemas familiares y la disputa de tierras por su primo, quien murió, igual que un hermano del ex regidor, informó el alcalde, Javier Carmona Villavicencio.
De acuerdo con fuentes del municipio, en un primer momento se dijo que se trató de una emboscada, a las 6 de la tarde del jueves, cuando el regidor en el periodo de 2009 a 2012 llegó a la comunidad de San Jerónimo, en la zona na savi de ese municipio de habla ñomndaa, luego de participar en el aniversario de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), en Cuautepec.
Pero la versión que recopilaron los policías municipales, dada a conocer por el alcalde Carmona Villavicencio, señala que fue el primo del ex regidor, de nombre Ricardo, quien le disparó y lo hirió en la cabeza y la espalda. Pese a las heridas fue reportado estable en el hospital regional de Ometepec.
Consultado por teléfono, el alcalde indicó que el agresor salió recientemente de la cárcel, donde pasó unos seis años por una demanda del ex regidor de 46 años por la disputa de un predio.
Fue a buscar al ex regidor a su casa la tarde del jueves y cuando llegó, lo siguió y le disparó, el hermano del ex regidor, de nombre Julián, tomó una escopeta y le disparó al agresor, quien murió. El hijo del agresor, en venganza, asesinó a tiros al hermano del ex regidor.

Exige la UPOEG a la Fiscalía que esclarezca el atentado

La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) demandó a la Fiscalía General del Estado (FGE), una investigación pronta para esclarecer el atentado que sufrió el promotor de esa organización y ex regidor de Tlacoachistlahuaca, Margarito López Leal, en el que resultó herido y su hermano Juan López fue asesinado.
El abogado de la UPOEG, Manuel Vázquez Quintero informó que cuando llegaba a su casa de la comunidad de San Jerónimo, aproximadamente a las 7 de la noche, al menos tres hombres que portaban armas de grueso calibre lo atacaron a balazos.
Margarito recibió un disparo en la mejilla y otro en el hombro derecho, mientras que su hermano recibió varios en diferentes partes del cuerpo.
Ayer en la plenaria aprobaron un pronunciamiento dirigido a la Fiscalía par que se agilicen las investigaciones del caso.
Asimismo, organizaron una colecta para apoyar a la familia López Leal, a la vez de que le ofrecieron un minuto de aplausos de pie en su honor, luego de que el abogado explicó que es uno de los activos promotores de la organización en los cinco años que lleva.
Agregó que según sus familiares desconocen los móviles del atentado en su contra y que por eso exigieron al fiscal Javier Olea Peláez que se agilicen las investigaciones.

Maltrato en las instituciones que debían proteger a mujeres indígenas

Segunda parte

María Pineda de la Cruz, la mujer na savi de Tlacoachistlahuaca abandonada en el desierto de Arizona hace dos años y 10 meses por coyotes (traficantes de personas), cuando huía de su marido golpeador que amenazaba con “hacerla cachitos”, vive ahora con dos de sus cuatro hijos, en la habitación de una casa prestada en Chilpancingo.
Como la vivienda tiene piso de azulejo y puertas de madera, le quitaron el pago del programa Prospera para mujeres en pobreza, el único apoyo que tenía de la intervención del Estado en su caso.
Su historia muestra cómo se vulneran derechos de las mujeres, como el acceso a la justicia, a la integridad física, al desarrollo a la personalidad (en su adolescencia y juventud no pudo decidir sobre su futuro), en conclusión, a una vida libre de violencia.
Casi a costa de su vida, el nombre de María Pineda trascendió en la prensa estatal y nacional en febrero de 2014. Después de cinco días caminando con un grupo de migrantes en la frontera, pasó dos noches y dos días vagando sola en el desierto, orando para no encontrarse con “gente mala”, hasta que llegó a un poblado donde la hospitalizaron dos días, estuvo otro más en prisión y finalmente la deportaron.
Con la atención mediática, llegaron las promesas de apoyo institucional que no tuvo antes de emigrar sin documentos.
La respuesta de las autoridades fue la detención de Rufino López, con quien la unieron a los 13 años de edad tras un acuerdo económico de los padres de ambos contrayentes (algo todavía común en algunas poblaciones de la zona na savi), antes de que se cumpliera una semana de la denuncia en los medios de comunicación.
Sin embargo, María Pineda aclaró que su agresor salió de prisión un año después, tras el pago de una fianza, para llevar el proceso en libertad por el delito de violencia doméstica, no obstante que la jueza Teresa Camacho Villalobos aseguró que había elementos para emitir una sentencia condenatoria.
Contó que el agresor también la violó, después la hizo beber blanqueador y terminó internada en el hospital de Ometepec, colindante a Tlacochistlahuaca, pero cuando María presentó la denuncia penal en el Ministerio Público no pudo acusarlo de agresión sexual, porque la mujer que recibió su testimonio le dijo, “eres su esposa, él tiene derecho de hacerte eso, regresa a tu casa”.
Después, cuando María Pineda ratificó la denuncia ante un secretario del Ministerio Público y mencionó la violación, el funcionario la cuestionó, “¿por qué no lo dijo antes?, aquí sólo dice violencia doméstica”. Como no estaba indicado en el primero escrito, el secretario se negó a incluirlo en los agravantes.
Hoy, en entrevista, María Pineda reconoció que sintió vergüenza de insistir en la denuncia. La acompañaba una de sus hijas, como testigo de cargo, y supuso que la funcionaria que se lo dijo tenía razón, que no era delito.
María Pineda, bilingüe, habla con fluidez y decisión en español sobre su experiencia en la oficina de K’inal Antzetik, que dirige la reconocida defensora de derechos de las mujeres indígenas, Hermelinda Tiburcio Cayetano.
Recordó que en su pueblo natal, Yoloxóchilt, era promotora de educación inicial de Conafe, también de educación para adultos y promotora de salud de la asociación civil K´’inal Antzetik, que difunde en las comunidades indígenas los derechos de las mujeres.
Con esta experiencia, intentó en dos en ocasiones dejar su casa, una propiedad que le pertenece a su familia; sin embargo, las dos veces se vio obligada a regresar porque no podía trabajar sin descuidar a sus hijos. La primera vez estuvo en una localidad de Cuajinicuilapa, con tres niños de uno, tres y cinco años de edad, como empleada doméstica.
En 2006, enferma y con 200 pesos, llegó a Chilpancingo, donde tampoco la recibieron en el servicio doméstico con la cuarta niña, la menor.
De vuelta a Yoloxóchilt, sabía que tenía que salir en algún momento porque su agresor también tenía la intención de acordar la boda de la mayor de las hijas, y se opuso.
Es práctica común en algunas comunidades de la zona na savi de Guerrero, la entrega de los padres a las hijas en matrimonio por dinero que, bajo los usos y costumbres se identifican como los gastos de manutención, que en los hechos constituye una venta de mujeres.
Por separado, Hermelinda Tiburcio opinó que este intercambio es posible por la migración. Explicó que permite a los hombres tener dinero para ofrecerlo a cambio de un matrimonio acordado, y asumir que las esposas son de su propiedad, al grado de tener derecho de golpearlas, e incluso de quitarles la vida. Sin embargo, no necesariamente se hacen responsables de la familia, y al salir de los pueblos abandonan a las mujeres con sus hijos. Asimismo, dijo que afecta a las mujeres el alto consumo de alcohol de los hombres.
Siendo niña, María Pineda fue casada con un hombre de 20 de años, y el año siguiente tuvo su primer hijo.
“Siempre fue violento, me decía que sus papás decidieron que yo me juntara con él, que no me quería, me insultaba: que yo no servía para nada, que estaba fea, que estoy flaca, y estaba bien, porque primero no tomaba mucho, nada más trabajaba. Después cada vez que tomaba me empujaba, me pateaba, me tiraba de la cama, me jalaba la greña y me arrastraba en la calle. También sacaba machete, gritaba, ‘voy a hacerte en pedazos, te voy a matar’”.
Cuando comenzó a colaborar con Hermelinda, su agresor se enojó mucho más, “decía que nunca estaba en casa, ‘ahora sí te voy a hacer en pedazos porque no me obedeces’; para entonces, ya no me importó nada, cómo no voy a servir, si yo le deba dinero para el líquido (químico para limpiar la tierra de cultivo) y fertilizante. Sí puedo trabajar, aunque él diga que no”.
Recordó que juntos viajaron como jornaleros agrícolas, y ella ahorró para cambiar el techo de cartón de la casa, por otro de teja, mientras él gastaba todo en alcohol. También pagó el trámite de documentación de la casa, que él puso a su nombre.
Aclaró que sus padres, le decían que se aguantara, que era su marido, que no podía criar sola a sus hijos. A la distancia, considera que ellos también le tenían miedo.
En el tercer intento, cuando el hombre dio con su paradero en Chilpancingo y volvió a amenazarla, pidió dinero prestado para cruzar la frontera. Tras cinco noches caminando y esconderse en el día para que la policía de migración no los descubriera atravesando el desierto, el grupo de migrantes y el coyote que los guiaba la abandonaron a media noche en el camino, esperando que una patrulla fronteriza la encontrara por la mañana.
“Ya no tenía agua, por eso me dejaron, ‘si te vas, todos nos vamos a quedar sin agua y sin comida’, se les hizo fácil dejarme. Así que caminaba y un rato descansaba, hasta que por la noche vi luces y dije tengo que llegar, caminé toda la noche y todo el día hasta la siguiente noche.
“Socorro, ayúdenme”, dijo al llegar al lugar, “¿viene del cerro, verdad?, y sí, era pura bajada, por eso aguanté”, y antes de probar agua o alimentos se desmayó.
En la Ciudad de México, la recibió Eva García, de la organización Camino con Alas, que la acompañó, hizo la denuncia pública en los medios de comunicación. Después de aparecer en los periódicos y en televisión, la Secretaría de la Mujer ofreció a María becas para que sus hijos siguieran estudiando. Recibió terapia, pudo concluir sus estudios de secundaria, pero nunca llegaron las becas de estudio para sus hijos. Aún en la adversidad, sus dos hijas mujeres, están estudiando carreras universitarias.
Indicó que un abogado de la Secretaría de la Mujer asumió su defensa en el caso de violencia intrafamiliar, y supone que a la fecha sigue abierto, porque no le han notificado lo contrario. Siguen vigentes las medidas cauterales para que no se le acerque su agresor.
En cambio, denunció que su agresor ha atacado al papá de Hermelinda, que vive en Yoloxóchilt, y a la misma luchadora social, cuando ha ido a la comunidad de donde también es originaria, “dice que ella me aconsejó, que hace tiempo que me trataba así, y no me salía. Quería que yo estuviera ahí, hasta que me matara. ‘Eres mía, yo te puedo hacer lo que yo quiera’, decía”.
Lamentó que no haya justicia para los agresores, mientras las mujeres violentadas llevan la carga de la familia, y las secuelas de los golpes.
En junio pasado, le retiraron quirúrgica mente “una bolita” de un seno, y debe seguir en tratamiento porque han aparecido otras. Aclaró que no sabrían si pierde el seguro popular. “Aquí (en la ciudad) el dinero no alcanza, debo pagar servicios de la casa, luz, internet, comida, los pasajes, para las hijas”.
Confió en recuperar el bono de Prospera, porque la vivienda que utiliza pertenece a una migrante en Estados Unidos. María le da cierto mantenimiento a cambio de usar una de las habitaciones con sus hijas. Trabaja como empleada doméstica en casas particulares. Aclaró que le dijeron que no era seguro, pero no pierde la esperanza.