Los guerrerenses llevan sus cosas a la Casa del Jornalero o la Unidad de los Servicios Integrales (USI), ubicada en Tlapa a unos metros de donde llegan los camiones, para descansar y hacer las últimas compras, antes de irse a su comunidad.
Tlapa, Guerrero, 23 de abril de 2019. Las familias jornaleras agrícolas de la Montaña iniciaron el regreso a sus comunidades, con algunos ingresos económicos que les permitirán invertir en la siembra de temporal de maíz. Vuelven los que se fueron de manera independiente, buscando un campo que les dé trabajo.
Este lunes, a través de los autobuses del servicio de transporte público llamado Mixteca de Oro, descendieron como a las 3 de la tarde unas 30 personas, adultos, niños y mujeres con cubetas, bicicletas desarmadas, costales de chile verde y cobijas. Eran jornaleros provenientes de Sinaloa.
Algunos de ellos de inmediato pagaron el servicio de un taxi local, para que los llevara a su comunidad con los grandes bultos que traían.
Otros, acarrearon sus cosas a la Casa del Jornalero o la Unidad de los Servicios Integrales (USI), que fuera parte de la Sedesol y ahora de la Secretaría del Bienestar, ubicada a unos metros del lugar para descansar y hacer las últimas compras, antes de irse a su comunidad.
En la Casa del Jornalero estaba la familia de Fidel Nava, sentada sobre el suelo con sus kilos de tortillas, pollo rostizado, chiles en vinagre y refrescos. Comían. A un lado, costales de chile verde y rojo, cobijas, maletas.
Fidel contó que son de Loma Canoa, municipio de Cochoapa el Grande, y para llegar allá se harán un poco más de cuatro horas en la pasajera. Que este lunes la pasarán en la USI, porque ya no hay otras salidas a su comunidad y tendrán que esperar hasta el martes, en que sale la única camioneta, al mediodía.
Por ese traslado pagarán 170 pesos por persona, más el gasto adicional de la carga.
Dijo que él salió a Escuinapa, Sinaloa, de manera independiente con su familia. Es decir, salieron solos de su comunidad a Tlapa y aquí compraron el boleto en una de las rutas del servicio público de autobuses que va a los estados del centro y norte del país. El pasaje por persona les costó mil pesos. Y viajaron más de 17 horas.
Agregó que al llegar a Escuinapa ellos buscaron un campo donde trabajar y que les conviniera, porque al ir de manera independiente rentan casa o cuarto, pagan la luz, el agua y los servicios.
A ellos les pagan entre 20 y 26 pesos la arpilla de chile. En un horario desde las 6 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche, según avancen en el corte y llenado de las camionetas.
Contó que en los campos que pidieron trabajo aceptaban a niños y que eso les ayudó a obtener más ingresos, en los dos meses que estuvieron fuera de su comunidad.
Dijo que migrar afecta a los niños, sus hijos y hermanos, porque allá no van a la escuela, lo hacen cuando regresan de los campos y tampoco reciben los programas sociales del gobierno, como el fertilizante, aunque ellos siembren cada año para tener maíz en su casa y a la vez descansar un rato de lo agotador que es recolectar hortalizas, con horarios de más de ocho horas.
Remarcó que su salida es independiente, porque si salen en grupo o contratados desde su comunidad o Tlapa están obligados a permanecer en el campo, aunque las condiciones laborales no les gusten y que muchas veces les pasó que en Tlapa les ofrecían salarios buenos y prestaciones, pero al llegar allá a los campos no había nada de eso.
“Al salir independientes si no nos gusta el campo o está mal el trabajo o no pagan lo que ofrecen, tenemos la libertad de irnos”.
Texto y foto: Antonia Ramírez
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