Jair Bolsonaro en su laberinto

Gaspard Estrada

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4 septiembre,2019 4:51 am
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Gaspard Estrada
Conforme pasan los meses, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, continúa dando muestras de su incapacidad para gobernar. El pasado lunes, la casa encuestadora Datafolha, dependiente del periódico Folha de São Paulo, reveló una encuesta de opinión sobre la popularidad del presidente y la aprobación de su gobierno. En ella, se indica que el 38 por ciento de los encuestados clasifican la gestión de Bolsonaro como mala o pésima, frente al 33 por ciento a principios de julio, fecha de la encuesta anterior. Por su parte, la tasa de aprobación del gobierno disminuyó del 33 por ciento en julio al 29 por ciento a principios de septiembre, es decir, una caída en el límite del margen de error, pero suficientemente importante para ser considerada. Finalmente, el índice de personas que estiman que su gobierno es regular fluctuó en el margen de error, es decir pasó de 31 por ciento para 30 por ciento en ese mismo periodo.
Durante el periodo en el que se levantó la encuesta –los días 29 y 30 de agosto– se llevaron a cabo diversos actos políticos.  Por un lado, la reforma de las pensiones fue votada en primera lectura por la Cámara de Diputados, lo que constituyó una victoria innegable para el presidente del Congreso, Rodrigo Maia, que obtuvo la mayoría política para aprobarla, a pesar de los disparates continuos del presidente de la República, Jair Bolsonaro. Por otro lado, la crisis internacional originada por este último con el jefe del ejecutivo francés, Emmanuel Macron, al respecto de los innumerables incendios que consumen la Amazonía, multiplicó las noticias negativas del gobierno federal de ese país.  Eso, sin olvidar el viaje desastroso a Washington DC del hijo del presidente Jair Bolsonaro, actual diputado y aspirante al cargo de embajador en Estados Unidos, Eduardo Bolsonaro, junto al canciller de Brasil, Ernesto Araújo y al asesor para asuntos internacionales de la presidencia de la República, Filipe Martins. Durante esta visita, el equipo brasileño pidió y obtuvo una cita con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, este encuentro no produjo ningún resultado concreto para Brasilia: según los propios miembros de la delegación brasileña, se trató de una simple visita de cortesía para darle las gracias al presidente Trump por haber defendido las posiciones brasileñas en el seno del G-7. Para ello, hubiera bastado un email o una llamada telefónica.
Si bien estos días tuvieron una actualidad muy importante, lo cual para los defensores del presidente y de su administración contribuyó a estos malos números, los resultados de otras encuestas de opinión, levantadas pocos días antes o después de la encuesta de Datafolha están en sintonía, de tal suerte que la caída de popularidad de Jair Bolsonaro es un hecho incontestable. Lo que sorprende en estos números es la caída tan abrupta de la popularidad del presidente, a poco más de nueve meses del inicio de su primer mandato. En comparación con los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva y Dilma Rousseff, que tuvieron en promedio tasas de desaprobación cercanas al 10 o 15 por ciento en ese momento de su mandatos, la tasa de Bolsonaro sorprende por su amplitud. De hecho, según esta misma encuesta, 44 por ciento de los brasileños no confían en la palabra del presidente, frente al 36 por ciento que si confían eventualmente en su palabra, y 19 por ciento que siempre lo hacen. Se trata de mínimos históricos para un jefe del Ejecutivo, que traducen una exasperación creciente de los brasileños hacia este presidente que es incapaz de portarse a la altura del cargo, al tiempo que las persecuciones contra las minorías, los pobres, los negros, los migrantes e inclusive los habitantes del noreste de Brasil se multiplican en la sociedad. ¿Cuál será la consecuencia política del agravamiento de esta situación política? ¿La fragilidad creciente del presidente Jair Bolsonaro permitirá que el ex presidente Lula salga de prisión, después de más de un año de cárcel injusta? Esperemos que las fuerzas armadas brasileñas no intimiden a la corte suprema, como lo hicieron en 2018.
Twitter: @Gaspard_Estrada
 
* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

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