José Beda Ríos, uno de los 90 campesinos que soldados se llevaron de El Quemado y desaparecieron

Tenía 40 años, estaba enfermo de reumas, lo trasladaron a la zona militar en Acapulco, ahí lo vieron sus vecinos con vida y desde entonces, hace 50 años,...

1943 0
21 julio,2022 4:47 am
1943 0

Tenía 40 años, estaba enfermo de reumas, lo trasladaron a la zona militar en Acapulco, ahí lo vieron sus vecinos con vida y desde entonces, hace 50 años, se desconoce su paradero, cuenta su hijo Arturo Ríos

(Segunda parte)

Atoyac, Guerrero, 21 de julio de 2022. Arturo Ríos Morales de 63 años tiene desaparecido a su padre, José Beda Ríos, desde que fue detenido por efectivos del Ejército el 5 de septiembre de 1972 en esta comunidad; ya perdió la esperanza de encontrarlo, ese hecho le partió la vida, es el único de la familia que ha regresado al lugar luego de la irrupción militar, sus hermanos y su madre no han podido debido a la carga emocional que representa.

El pasado miércoles 13 de julio en entrevista en una asamblea de víctimas de la guerra sucia en esta comunidad de la parte media de la sierra de Atoyac, Arturo Ríos contó que el 5 de septiembre de 1972 el Ejército con el pretexto de buscar a Lucio Cabañas y a la guerrilla de Genaro Vázquez citó a todos los pobladores, “traían una relación de las personas que habitaban este lugar y las empezó a nombrar de a uno por uno, fulano de tal, y así sucesivamente hasta que pasaron unas 90 personas, las formaron, una vez que las habían formado, (y cambia el tono de su voz, su semblante se pone serio) ahora sí pásale por aquí”.

Arturo Ríos tenía 12 años, no llegaba a los 14 que los soldados pusieron como mínimo para los hombres que se iban a llevar, observó a sus familiares, vecinos y a su padre salir de esa casa, “con las manos en las bolsas de los pantalones, porque les amarraron las manos por debajo de la ropa, ¿sí me entiendes?”.

Mencionó que así fue como los llevaron de este lugar “al que conocemos como El Ticuí aquí mismo, que era en donde aterrizaban los helicópteros”.

Los militares se llevaron a 90 campesinos, acusados de pertenecer a la guerrilla, “a muchos los trasladaron a Acapulco a la zona militar, mi papá iba entre esos 90”.

Algunos vecinos que sufrieron el secuestro le contaron que lo vieron con vida, “de lo que tengo conocimiento, lo que me comentan es que estuvieron con él, aquí Eliseo Morales me comenta que estuvo con él, me dice: yo estuve con él cuando nos llevaron con tu padre, fueron de las últimas pistas de él, sabemos que llegó a Acapulco, que iba enfermo, que iba enfermo de reumas y que le mandaron a traer medicamentos”.

El desaparecido tenía 40 años, ahora debe de tener 90, pero “de ahí le perdimos la pista, nos decían que estaba en el Campo Militar Número Uno, con familiares que trabajaban en el Ejército se investigó, no se encontró nada, le perdimos la pista, no sabemos nada, se hicieron las denuncias respectivas y pues siempre nos movimos con las puras esperanzas de que (hace una pausa) mejor dicho, nos movimos sin ninguna esperanza de dar con él”.

“En virtud de que no hubo una respuesta de encontrarlo con vida tuvimos que emigrar a Acapulco, me dieron como ayuda entrar a un internado militarizado en la Ciudad de México, terminé mi primaria, ese fue el único apoyo que recibimos

–¿Del gobierno federal?

–Sí, fue una recomendación de parte del gobierno para que me internaran, o sea, como no había el sustento para mantenernos, y uno chavalillo de 12-13 años te dicen ‘te vas a tal parte’ y sí, pues sí, porque ves la necesidad, que en la casa no hay para el sustento.

–¿Perdieron lo que tenían?

–Sí, se perdió ganado, se perdieron bestias, se perdieron cosechas de café, mi madre ya no quiso volver por el mal recuerdo, hasta la fecha mi madre no vuelve para no tener que ver estos recuerdos, tuvimos que mantenernos fuera de esta comunidad, la familia la formamos mi madre, tres hermanos y yo, una hermana ya falleció y dos a la fecha no regresan.

–¿Cómo era tu vida antes de eso?

–Antes de la irrupción del Ejército, ¿mi vida?, yo era un niño 12 años, mis jefes tenían una tiendita, les ayudaba en la tiendita, sembraron mango, café, tenían algo de ganado y pues me dedicaba yo al auxilio de todas estas actividades.

–¿Cuándo y por qué regresas?

–Yo regreso porque quedaron las tierras, huertas de café, tierras para ganado, tierras para maíz, quedó la casa abandonada y estas son mis raíces, y debido a eso tuve que venir, no creas que tengo mucho tiempo aquí, también me costó, llevo del 2016 a la fecha, no tengo tanto tiempo viviendo aquí después de aquél 15 de septiembre del 72.

“Cambió completamente mi vida, pero regresé y cultivé mango y eso es de lo que nos mantenemos”, agregó.

–¿Tienes esperanza de encontrar a tu padre?

–Definitivamente las esperanzas se han perdido, son 50 años, ya no tenemos esperanza de encontrar con vida a mi padre

–¿Cómo es tu papá?

–Es una persona noble, sencilla, amistosa, le gustaba tener el trato con las demás personas para el progreso de la comunidad, esa es la forma en la que se desenvolvió mi padre aquí.

–¿Por qué le pasó esto a tu papá?

–Lo atribuyo a que el gobierno buscó como pretexto combatir a Lucio Cabañas, el gobierno estaba buscando cómo justificarse, pienso que ahí estuvo el problema, con ellos (los 79 detenidos que tienen documentados) justificó que estaba persiguiendo a la guerrilla y que tenía guerrilleros, haciéndolos confesar bajo tortura y que se declararan culpables, con mucha violencia al grado de llegar a la desaparición, algunos no aguantaron la tortura y, como mi padre, fueron dejados en lugares en donde no los podemos localizar. Ahora ya tenemos las esperanzas perdidas de encontrarlos con vida.

Después de la reunión con la titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Marta Yuridia Rodríguez Estrada, el pasado miércoles 13 de julio dijo que se esperaba una solución, que se pague la indemnización que corresponde, “tuvimos que bloquear la carretera para que volteen a vernos, por eso fue que vinieron”.

“Hay muchas necesidades, hay muchos afectados directos que tienen más de 70 años y les urge la indemnización porque tienen enfermedades, y se dijo que habría reparación acompañada de servicios médicos, reparación integral, pero a estas alturas (50 años después) no vemos nada”, reprochó.

Ayer el asesor de la Coordinadora de Comisariados Ejidales del estado, Arturo García Jiménez, que acompaña a las víctimas, informó que, como se acordó en la visita de la comisionada Martha Yuriria Rodríguez Estrada, acudió a El Quemado personal de la CEAV con una brigada médica.

Texto y foto: Rosendo Betancourt Radilla

Entérate más

In this article