La caída de “El Chapo”: juzga EU a un enemigo público número 1 

Mañana inicia la selección del jurado popular en el caso del capo mexicano. El juez Brian Cogan habla chino, tiene cierto aire de general de la Guerra Civil...

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4 noviembre,2018 5:20 am
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Mañana inicia la selección del jurado popular en el caso del capo mexicano. El juez Brian Cogan habla chino, tiene cierto aire de general de la Guerra Civil estadunidense y a su cargo ha tenido casos de terrorismo.
Nueva York, 4 de noviembre de 2018. Cuando a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, lo metieron el 19 de enero de 2017 en un avión, el narco pensó que México lo extraditaba a California. Pero tras varias horas de vuelo, aterrizó en Nueva York, donde este lunes arranca el juicio en su contra.
Podría haber sido también en Chicago o en Texas, entre otros lugares, porque el presunto ex líder del cártel de Sinaloa tiene causas con la Justicia estadounidense en siete tribunales federales del país.
Hubo un tiempo en el que el mayor suministrador de estupefacientes en el país -cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas- era la organización de Guzmán, según la agencia antidroga estadunidense DEA.
El gobierno calificó al Cártel de Sinaloa como “la mayor organización de tráfico de drogas del mundo”. Y Chicago declaró a El Chapo enemigo público número uno, un título que solo comparte con Al Capone.
Guzmán llegó a estar considerado como el narco más poderoso del mundo, por encima incluso de lo que fue Pablo Escobar (1949-1993), quien al frente del Cártel de Medellín sembró durante 15 años el caos en Colombia. De hecho, el hueco en la distribución de droga en el continente que éste dejó al caer lo ocupó El Chapo.
El apodo se lo debe a sus poco más de 1,60 metros de estatura. Los distribuidores de cocaína colombianos le pusieron otro: El Rápido. La velocidad con la que metía droga en Estados Unidos era increíble. Uno de los sistemas que empleaba eran túneles bajo la frontera en la que ahora quiere construir su muro Donald Trump.
Han tenido que pasar casi 30 años desde que El Chapo fundó el Cártel de Sinaloa con dos socios para que la Justicia de Estados Unidos juzgue finalmente al hoy sexagenario. Las autoridades pasaron años persiguiéndolo. La DEA llegó a ofrecer una recompensa de 5 millones de dólares cuando escapó en 2015 de una cárcel mexicana por un túnel de 1.5 kilómetros cavado bajo la ducha de su celda.
Su destino está en manos de un jurado que comienza a ser seleccionado este lunes en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, sita en el barrio de Brooklyn. Luego arrancará ya un proceso en el que Guzmán enfrenta la cadena perpetua.
Solo con ser declarado culpable en uno de los 11 cargos por narcotráfico, conspiración y lavado de dinero en su contra puede tener que pasar el resto de su vida en una prisión estadounidense. En un inicio eran 17, pero la fiscalía retiró seis de distribución de drogas para agilizar un juicio que puede durar entre tres y cuatro meses.
Los 12 miembros del jurado y sus cuatro suplentes serán anónimos y estarán custodiados por agentes federales armados para que no puedan ser amenazados ni atacados por el entorno de El Chapo.
“La única manera de evitar cadena perpetua es ganar el juicio”, afirmó a dpa Eduardo Balarezo, uno de sus abogados. El origen ecuatoriano del letrado ha facilitado la comunicación con Guzmán, que no habla inglés.
Balarezo, con experiencia en procesos por narcotráfico y despacho en Washington DC, entró en el caso en septiembre de 2017, relevando a los dos abogados de oficio que tuvo El Chapo durante ocho meses. Este agosto se unió Jeffrey Lichtman, famoso por librar de la cárcel en 2005 al mafioso neoyorquino John A. Gotti. El juicio fue declarado nulo por la pericia del abogado y la fiscalía tiró la toalla.
Desde su extradición, El Chapo está en aislamiento en el Metropolitan Correctional Center, una prisión en Manhattan conocida como “el Guantánamo de Nueva York” porque por su extrema seguridad ha albergado a miembros de Al Qaeda.
De su celda de 18 metros cuadrados en la décima planta, en la sección más vigilada, El Chapo ha ido dejando pasar el tiempo leyendo páginas de una biblia que no le permitieron tener hasta comienzos de este año y revisando documentos para preparar el juicio. Un proceso en el que la fiscalía llamará a declarar en su contra a narcos encarcelados que antaño fueron sus socios y hasta sus amigos y ahora han accedido a cooperar con la fiscalía.
Sus identidades son secretas hasta que testifiquen. Pero todo apunta a que se verá a Dámaso López, El Licenciado –quien abrió una guerra con los hijos de Guzmán por el control del cártel tras la extradición de este– y a Vicente Zamabada, hijo de uno de los narcos que fundaron con El Chapo el Cártel de Sinaloa.
Monitoreada continuamente, en la celda de Guzmán no se apaga la luz jamás. La luz de la calle, en cambio, no la ve. A través de una pequeña ventana opaca intuye si es noche o día, según su abogado. Sale una hora diaria, cuando lo visitan sus gemelas de siete años -las únicas con permiso- o cuando lo hace su defensa.
A su mujer, la ex reina de belleza Emma Coronel, solo la ha visto a distancia en las vistas ante el juez Brian Cogan, el encargado del caso. “No es el hombre que era cuando lo conocí”, asegura Balarezo. El cautiverio ha deteriorado su salud y le ha causado problemas mentales, se queja: alucinaciones auditivas, complejo de persecución y depresión. También fallos de memoria.
Para la Justicia toda precaución parece poca para evitar la fuga de quien en México escapó dos veces. Y también para impedir que dirija el cártel tras las rejas. En 2012, la revista Forbes cifró en mil millones de dólares su fortuna. Estados Unidos y México incluso le calculan un patrimonio de 14.000 millones. Pero hasta hoy no han podido dar con un solo centavo.
Juez de El Chapo habla chino
… y tiene aspecto de general 
Nueva York. El juez Brian Cogan tiene cierto aire de general de la Guerra Civil estadunidense. Es sobre todo la forma de sus patillas, unidas al mostacho y la barba blanca, lo que recuerda a aquellos tiempos de la historia norteamericana.
Pero el magistrado exhala también algo de augusto per se. En su túnica negra y con sus gafas, aparece con paso decidido pero nunca apresurado. Habla como camina, su dicción es siempre clara y nunca en la sala levanta la voz.
A sus 64 años, está a punto de pasar a la historia de la Justicia estadounidense como el responsable de juzgar a Joaquín El Chapo Guzmán, a quien las autoridades estadounidenses llegaron a considerar el narcotraficante más poderoso del mundo. La ciudad natal del juez, Chicago, lo declaró de hecho enemigo público número uno.
Cogan es uno de los jueces de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, sita en el barrio de Brooklyn, y el caso del presunto ex jefe del Cártel de Sinaloa le cayó asignado la noche del 19 de enero de 2017, cuando Guzmán aterrizó en la ciudad extraditado por México.
El magistrado ocupa su puesto allí desde 2006, cuando lo nombró el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
La mayor parte de su carrera la había desempeñado hasta entonces en la firma Stroock & Stroock & Lavan, donde se centró el litigios comerciales, incluida responsabilidad contable, fraude, insolvencia y litigios transfronterizos. Además ha dado clases como profesor adjunto en la Escuela de Leyes de Brooklyn.
El Chapo se ha dirigido siempre a él con gran respeto durante las vistas orales preparatorias de su juicio que se han venido celebrando regularmente desde su extradición. Ha hablado poco el narco mexicano en ellas, solo cuando el magistrado le ha pedido hacerlo. “Sí, señor”, le contesta Guzmán.
En ocasiones se ha permitido alguna ironía o incluso una pequeña broma con la defensa de El Chapo en la corte. Ha llegado también a amonestar elegantemente a los fiscales por no tener bien atados algunos procedimientos.
Pero lo cierto es que, aunque sin estridencias, ha sido implacable respecto a las condiciones de cautiverio de El Chapo, que se encuentra en un estricto régimen de aislamiento y con medidas especiales desde su extradición. Lo poco que ha consentido ha sido básicamente que envíe cartas a su esposa (que tardan meses en llegar porque tienen que se traducidas y analizadas para descartar que existan mensajes ocultos).
“El gobierno tiene el legítimo objetivo de impedir que el acusado pueda dirigir el Cártel de Sinaloa desde la cárcel, coordinar cualquier fuga u ordenar cualquier ataque contra individuos que crea que están cooperando con el gobierno”, dijo Cogan.
Uno de los puntos curiosos en su biografía es que habla chino. Lo estudió en sus tiempos de universitario en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign. Llegó a pasar de hecho tiempo en Hong Kong, según contó a medios estadunidenses uno de sus antiguos compañeros en la firma legal en la que trabajó.
El año pasado fue el juez en el caso de un estadunidense, Muhamad Mahmoud Al Farekh, condenado como miembro de Al Qaeda por haber participado en un atentado terrorista contra una base de Estados Unidos en Afganistán.
Textos: Sara Barderas / DPA
Foto: Fotograma del noticiero de la cadena Telemundo
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