Leopoldo González señala que esa práctica “es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades”.
Acapulco, Guerrero, 10 de diciembre de 2018. El arzobispo de la arquidiócesis de Acapulco, Leopoldo González González, señaló que la corrupción es como un virus social que infecta todo, “una verdadera plaga social, que genera problemas muy graves y crímenes que hacen sufrir a todos”.
En su comunicado dominical, el jerarca católico dijo que el 9 de diciembre se celebra el Día Internacional contra la Corrupción y señaló que “es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades” y agregó que se ha sufrido fuertemente en el país, “por ello su erradicación ha sido desde hace mucho tiempo un reclamo de toda la sociedad”.
Agregó monseñor González González que erradicar la corrupción es un compromiso claramente expresado por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, desde los días de campaña electoral y “ampliamente ratificado en su discurso, el día que tomó posesión de su servicio de autoridad”.
Monseñor Leopoldo González recordó que el Papa Francisco ha definido que la “corrupción es como un cáncer que destruye a las personas”.
Agregó que es la destrucción de las personas humanas, porque diferencia de quien se reconoce pecador cuando comete una falta, se arrepiente, pide perdón y se compromete a no volver a hacerlo, “el corrupto no reconoce el mal que hace, tiene viciada no sólo la conducta, sino el alma, la conciencia. Por ello, no recapacita y persiste en el mal que hace, con lo cual se hunde cada vez más”.
Indicó que el corrupto vive del oportunismo, pero con una máscara de honesto que él mismo cree. Por eso, “hay pocas cosas más difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto. El corrupto no percibe su corrupción. Es como el mal aliento: difícilmente quien lo tiene se da cuenta, son los otros quienes se percatan y deben decirlo”.
En el comunicado se señala que la corrupción es también como un virus social que infecta todo, una verdadera plaga social que genera problemas muy graves y crímenes que hacen sufrir a todos, “nosotros somos testigos de los muchos males que vienen a la sociedad, a las familias y a las personas, por culpa de ella”.
Añade el comunicado del arzobispo Leopoldo González que “bien sabemos que la corrupción es el lenguaje de la maña y de las organizaciones criminales. Su caldo de cultivo, porque sin ella no podrían subsistir”. Además que la corrupción causa grandes daños que debilitan la educación y la salud, socava los procesos electorales y refuerza las injusticias, al viciar los sistemas de justicia penal y el estado de derecho.
“También desvía recursos nacionales y extranjeros, con lo que da al traste con el desarrollo económico y social, y acentúa la pobreza. La corrupción perjudica a todos, pero los pobres y los vulnerables son quienes más sufren sus consecuencias”, dice el comunicado eclesiástico.
Agrega el comunicado que cada año la corrupción causa que se pague un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2.6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5 por ciento del producto interno bruto mundial.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo.
Se señala que es muy deplorable que la corrupción se haya vuelto entre nosotros algo casi natural: “Si no tranzas, no avanzas”, “no me den, pónganme donde hay” o “mejor aquí lo arreglamos”. Para lograr algunos trámites, como contratos de construcción, muchas veces han tenido que dar mochada o se quedan sin obra. Mientras que en el sistema judicial es “como una red que captura solo los peces pequeños, mientras deja a los grandes libres”.
El Papa nos señala, agrega el comunicado, que las formas de corrupción que se necesita perseguir con mayor severidad son aquellas que causan graves daños sociales, sea en materia económica y social, como por ejemplo los graves fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal en las administraciones, como en cualquier tipo de obstáculo que interfiere al ejercicio de la justicia, con la intención de procurar la impunidad de los propios delitos o de terceros”.
Para finalizar, se señala en el comunicado que la corrupción es un mal muy difícil de extirpar, pero no se debe perder la esperanza y “miremos nuestro vivir de cada día y cuando notemos que estamos entrando en una componenda, tranza o cochupo, dirijamos nuestra atención al camino de la verdad y la justicia, mucho más difícil de recorrer, pero a fin de cuentas camino delibertad”.
Texto y foto: Karina Contreras