La cultura se asfixia y las Orquestas Azteca florecen en el periodo 2012-2018

La Secretaría de Cultura perdió 58% de su presupuesto; al prestigioso Centro de Capacitación Cinematográfica, 61%; el financiamiento a festivales se redujo 53%; el presupuesto la red de...

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22 junio,2018 7:52 am
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Texto: Carmen García Bermejo/ Quinto Elemento Lab/ Ilustración: José Quintero/ Especial para El Sur

La Secretaría de Cultura perdió 58% de su presupuesto; al prestigioso Centro de Capacitación Cinematográfica le cortaron 61%; el financiamiento a festivales se redujo 53%; el presupuesto la red de Librerías Educal se achicó 53%. Y el del Sistema Nacional de Fomento Musical se contrajo 72%. En ese lapso, a las orquestas de TV Azteca los legisladores, el gobierno federal y 29 gobernadores les han entregado mil 689 millones de pesos 

 
Cuarta y última parte
El lunes 5 de junio de 2017 el país amaneció con dos noticias: Alfredo del Mazo ganó las elecciones para gobernador en el Estado de México y, por eso mismo, las acciones de la constructora OHL se dispararon 6 por ciento en la Bolsa Mexicana de Valores.
Ese misma día, Carlos Carrera confirmaba otra noticia: después de 10 años de producción, al fin se estrenaría Ana y Bruno, su primer largometraje animado, el 12 de junio, en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, Francia.
Así que ese 5 de junio de hace un año el tiempo del cineasta se consumía entre arreglos para el estreno. Sin embargo, se hizo de tiempo para atender lo que ocurría con el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en donde es profesor, y estampó su firma en los primeros lugares de una carta abierta en la que se exigía al presidente Enrique Peña Nieto y a los diputados detener los recortes que “asfixian” al CCC, una de las 15 escuelas de cine más reconocidas del mundo.
Los autores del reclamo argumentaban con cifras: el CCC “se encuentra en una profunda crisis tras sufrir varios recortes que representan la pérdida del 57 por ciento del presupuesto respecto a 2012”.
Los números no pintaban bien y se resentían en el ámbito académico. “El recorte amenaza con detener proyectos como tesis y documentales. Hemos perdido maestros y corremos el riesgo de perder más”.
Lamentaban que el gobierno federal no entendiera que el CCC es una escuela pública “con vocación social”. “Su modelo de éxito se basa, entre otras cosas, en la práctica continua que genera cada año decenas de películas que salen a competir al mundo y que las más de las veces regresan triunfantes”.
E insistían: cuando se “recorta dinero a la cultura y la educación también se apaga los sueños de muchos jóvenes mexicanos. Por eso expresamos a las autoridades nuestro desacuerdo y nuestro enojo. Entiéndanlo: la cultura no es un lujo ni un privilegio”.
Firmaban la carta miembros relevantes de la comunidad cinematográfica: Carlos Carrera, Busi Cortés, Felipe Cazals, Natalia Beristain, Everardo González, Dana Rotberg, Francisco Vargas, Tatiana Huezo, Damián Alcazar, Vanessa Bauche y Juan Arturo Brennan, entre muchos otros profesores y egresados.
Pero ni a los diputados ni a los altos funcionarios del Conaculta les importó esa carta firmada por cerca de 100 cineastas, que en conjunto han ganado más de 720 premios y menciones en festivales internacionales y nacionales, entre ellos dos premios Oscar estudiantiles y una Palma de Oro.
Y si les importó, no hicieron mucho.
Han pasado 12 meses. Ana y Bruno tuvo una buena acogida en el festival, recortaron de nuevo el presupuesto para el CCC en 2018 –sólo equivale a 38 por ciento del que recibieron al inicio del sexenio– y Carlos Carrera no atina a entender qué tienen en la cabeza los políticos:
“Quienes diseñan los presupuestos consideran que esta escuela de cine es un lujito extraño. Desconocen que aquí no sólo se han formado directores y cinefotógrafos destacados. También egresan diseñadores, editores, asistentes de dirección, en fin, todos los oficios de la cinematografía, con un alto nivel de capacitación”.
“El escenario es grave –remarca–. El CCC padece un recorte de más de 60 por ciento en su presupuesto y persiste la negativa a cualquier reconsideración”.
Carlos Carrera es, además de reconocido director, guionista, diseñador y especialista en animación; ha dirigido 30 cortometrajes, con uno de los cuales (El héroe) ganó en 1994 la Palma de Oro del Festival Internacional de Cannes.
Desde 1990, recapitula, el CCC realizaba el Festival Internacional de Escuelas de Cine; también organizaba, cada dos años, el Encuentro Internacional de Cine Documental. “Ambos no existen más. Son los logros de los recortes al presupuesto”.
La cultura, favorita de los recortes en este sexenio
Los diputados federales y la Secretaría de Hacienda tienen identificada, entre otras, un área a la que recurren cuando se trata de hacer recortes al presupuesto público: la cultura. El Presupuesto de Egresos de la Federación no deja lugar a interpretaciones. Estas son algunas de las cifras.

  • La hoy Secretaría de Cultura ha visto cómo se extinguen los recursos que se le asignan para cumplir con sus funciones: ha perdido 58 por ciento de su presupuesto entre 2012 y 2018.
  • El Sistema Nacional de Fomento Musical, del cual dependen una buena proporción de las orquestas sinfónicas que existen en México, vio disminuir su presupuesto 72 por ciento en el mismo periodo.
  • Al Centro de Capacitación Cinematográfica, le cortaron 61 por ciento de los fondos que recibía.
  • El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas también sufrió los recortes: 21 por ciento menos de los recursos para atender las necesidades de 7.5 millones de mexicanos que hablan lenguas originarias.
  • El presupuesto de la red de Librerías Educal, quizá la cadena más grande de México, se redujo 53.5 por ciento en el mismo lapso.
  • El financiamiento a festivales artísticos y culturales en todo el país también sufrió daño, con una reducción de 53 por ciento en este sexenio.
  • La Cineteca Nacional, encargada de preservar la memoria fílmica, tanto nacional como internacional, y de promover la cultura cinematográfica, ha visto mermado su presupuesto en 24 por ciento en los últimos seis años.

En contraste, los legisladores, la Secretaría de Hacienda y los gobernadores han fortalecido a las orquestas de la Fundación Azteca, a las que, con la excepción de un solo año, les han mantenido o aumentado los donativos hechos con recursos públicos.
Así es como han llegado a acumular casi mil 700 millones de pesos.
En Guerrero: música, no balas… hasta que se acaba el presupuesto
En las calles de Acapulco huele a miedo. En las colonias Renacimiento y Emiliano Zapata las familias viven en un círculo de marginación, violencia e inseguridad, un ambiente opuesto al que se respira en la franja turística de la bahía.
Es 2012 y el gobierno de Guerrero pretende contrarrestar el alud de miedo que cubre a los habitantes de esta zona marginada, así que rehabilita el Polideportivo del Centro de Integración de Convivencia Infantil (CICI) Renacimiento, que en los últimos 20 años había sido abandonado y luego convertido en un cubo de vendedores de droga.
En convenio con el Sistema Nacional de Fomento Musical de Conaculta y la Secretaría de Gobernación, el gobierno estatal emite la convocatoria para formar la Orquesta y Coro Infantil y Juvenil Renacimiento. Se trata de combatir la inseguridad y la zozobra con proyectos culturales.
Designan como director de la orquesta al compositor y violinista Amílcar Montero Ávila. Se apuesta a la destreza musical como una estrategia de mejoramiento gradual del entorno en el que crecen cientos de niños en estas zonas apabulladas por la delincuencia.
“La Orquesta y Coro Renacimiento se forman en julio de 2012. Impulsamos la creación de habilidades musicales y recuperación de la autoestima a través del arte y cohesión social”, recuerda Montero Ávila.
La inversión conjunta no es muy alta. Suma apenas 2 millones 400 mil pesos para el pago de nómina de 15 maestros, la compra de uniformes y de algunos instrumentos. Pero con eso basta para el director de la orquesta.
Así, los primeros días de junio de 2012, el maestro Amílcar llega a mediodía al Polideportivo, coloca una mesa y dos sillas de madera –una frente a otra– en la entrada de la sede. Se sienta, saca un cuaderno rayado de su mochila y lo pone sobre la mesa. Lápiz en mano, mira a su alrededor y le da tiempo a la suerte.
Algunas madres llegan entonces con sus pequeños hijos de la mano, los adolescentes de secundaria acuden solos. Preguntan por el maestro. Se anotan en un cuaderno para ir formando la plataforma de alumnos.
El maestro no sabe si regresarán al día siguiente. Pero la aceptación es tal que se inscriben 320 menores. Como sólo tiene 120 instrumentos, con el resto forma un coro monumental.
El programa es un éxito. Jóvenes que empezaban a delinquir se quedan en el límite. El músico tiene presente el caso de “un joven de 16 años que ya robaba en casas-habitación; al toparse con la orquesta en el Polideportivo, dejó esa práctica. Ahora, toca el violonchelo y trabaja en una tienda de autoservicio”.
El gobierno guerrerense decide entonces crear el Sistema Estatal de Orquestas Infantiles y Juveniles Renacimiento en cinco municipios con alta incidencia delictiva. Se montan varios ensambles en Acapulco, así como en la comunidad amuzga de Huixtepec, en Zihuatanejo; en Iguala, Chilpancingo y Taxco.
El programa crece, pero también la inestabilidad política y social en Guerrero, agravada por los desastres naturales. En agosto y septiembre de 2013 los huracanes Manuel e Ingrid golpean con fuerza al estado. El Polideportivo se convierte en albergue y cientos de damnificados lo colman. La Orquesta Renacimiento se traslada a la Universidad Pedagógica Nacional, en las afueras de Acapulco.
Aunque la contingencia pasa, los músicos nunca recuperan su sede. Los trasladan a la Fábrica de Artes y Oficios de la colonia Emiliano Zapata, cerca del Polideportivo.
La situación se complica más. A finales de octubre de 2014, el gobernador Ángel Aguirre Rivero deja el cargo ante el clamor social por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Esa inestabilidad alcanza a las 11 orquestas y coros del sistema estatal.
En 2016 la entrega del presupuesto comienza a fallar. El Sistema Estatal de Orquestas funciona hasta ese momento con 12 millones de pesos, de los cuales 3.5 millones los otorga Conaculta, 3.5 millones el gobierno de Guerrero y 4.8 millones de pesos la Secretaría de Gobernación.
Inexplicablemente, la Secretaría de Gobernación cancela el Programa Nacional de Prevención de la Delincuencia y le asigna a ese mecanismo un presupuesto total de cero pesos para 2017. Abandona a los municipios a su suerte.
En noviembre de 2016 la Secretaría de Cultura federal decide no destinar más dinero al Sistema Estatal de Coros y Orquestas, y le avisa al gobierno de Guerrero. Éste asume entonces la responsabilidad de asignar 11 millones de pesos a sus orquestas, pero los recursos nunca llegan: el Congreso local únicamente autoriza 3.1 millones de pesos. No alcanza, por más esfuerzos heroicos que se hagan.
Para entonces, los recursos públicos federales dedicados al Sistema de Fomento Musical, que lleva la rectoría artística-metodológica y otorga apoyo financiero a las agrupaciones musicales comunitarias, se han erosionado seriamente: en 2012 eran superiores a 256 millones de pesos y en 2016 ya sólo suman 66 millones. Contra un recorte de alrededor de 75 por ciento poco se puede hacer.
Llegaba a su fin un programa público en que la apuesta contra la inseguridad funcionaba con una premisa: música, no balas.
Ese mismo año, 2016, las Orquestas Azteca recibieron 260 millones de pesos en recursos públicos federales.
Carlos Carrera imparte la clase de Dirección de Cine en el CCC. Aunque ser profesor ahí significa ganar 200 pesos la hora y tener, en promedio, un sueldo mensual de 2 mil 500 pesos, sin importar la trayectoria.
El semblante del cineasta se transforma cuando escucha la cantidad que el Congreso asigna anualmente a las orquestas del consorcio de Ricardo Salinas Pliego.
“¡Cien millones de pesos anuales para las orquestas de TV Azteca! Lo que llama la atención son los cabildeos y los acuerdos políticos para favorecer proyectos de la iniciativa privada. Si los diputados quieren otorgar recursos a esos programas, no debería de ser a costa de las instituciones culturales. Ese es el problema”.

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