La difícil espera de los migrantes que pidieron refugio

Tiene la Comar un plazo de 45 días hábiles, que puede ampliarse por otro periodo similar, para determinar en cada caso si concede asilo permanente a unas 3...

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8 noviembre,2018 8:30 am
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Tiene la Comar un plazo de 45 días hábiles, que puede ampliarse por otro periodo similar, para determinar en cada caso si concede asilo permanente a unas 3 mil personas que lo solicitaron.
Tapachula, Chiapas, 8 de noviembre de 2018. Duermen a la intemperie sobre pedazos de cartón. La incertidumbre les golpea. No tienen dónde ir. Hombres, mujeres y niños centroamericanos que se acogieron al proceso de refugio ofrecido por México, en lugar de seguir en caravanas con la meta de llegar a Estados Unidos, deambulan ahora por las calles de Tapachula.
Las autoridades cerraron el pasado fin de semana el albergue provisional donde estaban alojados en esta ciudad del estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala. Muchos no tienen la certeza de que les otorguen asilo, pero deben esperar.
Mientras eso se define, pasan el día y la noche en el parque central “Miguel Hidalgo”, adonde ya casi no está fluyendo la ayuda de la gente que en las últimas semanas brindó comida y agua a tres caravanas distintas de miles de centroamericanos.
Incluso no tienen donde bañarse o asearse y son pocos los que pueden pagar un hotel barato.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) tiene un plazo de 45 días hábiles, que puede ampliarse por otro periodo similar, para determinar en cada caso si concede asilo permanente a unas 3 mil personas que lo solicitaron.
Ahora, la agencia de las Organización de Naciones Unidas para los Refugiados o Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), trata de ubicarlos en algún sitio y les está dando ayuda económica para vivienda y alimentos mientras encuentran trabajo.
“De lo que sea. Ojalá que los mexicanos puedan echarnos la mano de trabajar honradamente”, afirmó Jefrey Leonardo. Lleva tres días sin bañarse. Sus únicas pertenencias son dos camisetas y un pantalón que están sucios.
Con su niño de tres años en brazos, sentada en el piso, una hondureña que se identifica como Fabiola dijo a dpa que Acnur le proporcionó una tarjeta con apoyo económico, pero que aún no la puede utilizar.
“Tenemos que esperar que nos habiliten la tarjeta. No nos dijeron cuánto es, pero es para que nosotros podamos buscar un apartamento donde rentar y para alimentos, cosas que los niños necesitan”, dijo.
A su lado, otras familias y personas solas descansan acostadas sobre cartones o en el piso. Algunos niños juegan en lo que será su cama durante un tiempo indefinido.
Ellos estaban en el albergue del Recinto Ferial de Tapachula, del que fueron sacados el sábado por la noche. Había unas 1.650 personas alojadas, pero al concluir el trámite de registro de solicitudes de asilo, el sitio fue cerrado.
“Les dijimos que si nos podíamos quedar con los niños y nos dijeron que no. Nos venimos para aquí y aquí hemos estado, día y noche”, contó Fabiola.
De todas formas, se siente agradecida. “Nosotros venimos buscando una ayuda para poder salir adelante, en nuestro país no lo podemos hacer. Tenemos bastante tiempo sin trabajo y sin apoyo del Gobierno y por eso decidimos venir”.
Acnur está atendiendo actualmente a unas mil 500 personas en cuatro albergues. Algunos todavía no han podido ser ubicados y siguen en el parque. El apoyo que les ofrece es por un periodo de cuatro meses en tanto se determina su situación.
Después del cierre sorpresivo del albergue oficial donde estaban bajo custodia de las autoridades migratorias, les ofrecieron enviarlos a refugios de puertas abiertas, pero no fue así.
Estos migrantes, que a diferencia del resto hicieron su ingreso a México por los cauces formales, están obligados a presentarse cada semana a firmar ante la Comar en Tapachula para continuar con el trámite de refugio. No pueden irse a otro lugar.
Los demás migrantes ingresaron de forma irregular por el río Suchiate. La primera caravana, que llegó el 19 de octubre, está ahora en Ciudad de México a la espera de definir sus siguientes pasos. Otras dos caravanas transitan actualmente por los estados de Chiapas y Oaxaca.
“Acnur anduvo buscando colocarnos en algún albergue, pero no pudo, porque hay mucha gente”, dijo Jefrey Leonardo, uno de los solicitantes de refugio en Tapachula.
Igual que el resto de las familias que duermen en el piso de la zona techada del parque central, permaneció unos 15 días en el Recinto Ferial antes del cierre.
Menciona que él, así como muchas personas más, esperarán a que las autoridades puedan autorizarles el refugio y obtener la credencial de estancia legal en el país para poder movilizarse por el territorio mexicano y buscar empleo.
Simula no extrañar Tegucigalpa, Honduras, y se consuela pensando en conseguir un trabajo para mejorar su precaria situación. “Nos venimos de nuestro país para salir adelante. Dejé a mi hijo de cuatro años, mi mamá, mi abuela”.
En algunos rostros se logra percibir la tristeza de pensar en lo que les depara los próximos días en un país extraño.
En este sitio, el sueño no es plácido. Para muchos, la noche es larga.
Texto: Rafael Victorio / DPA
Foto: Ángel Hernández / DPA

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