La historia de los Talleres de los Ballesteros, en una exposición hasta fines de febrero en Cdmx

“En Taxco mucha gente visita nuestros talleres, pero la crisis de inseguridad que se vive en el estado ha afectado notablemente al negocio platero”, remarca Mario Flores Majul,...

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4 febrero,2020 9:10 am
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“En Taxco mucha gente visita nuestros talleres, pero la crisis de inseguridad que se vive en el estado ha afectado notablemente al negocio platero”, remarca Mario Flores Majul, heredero del fundador de los talleres y quien se identifica, también, como un desplazado por la violencia.

El Sur / Ciudad de México, 4 de febrero de 2020. En estos días, el Museo de El Carmen –ubicado en el barrio de San Ángel, al sur de la capital del país– es sede de la exposición Talleres de los Ballesteros. Historia forjada en plata, integrada por unas 70 piezas magistrales de escultura, joyería y orfebrería que forman parte de la colección personal de la familia Majul Ballesteros de Taxco de Alarcón, Guerrero.

La muestra fue, también, una de las actividades de la 82 Feria Nacional de la Plata que se realizó en Taxco en otoño pasado.

Jalil Majul Ballesteros fundó en 1937 los Talleres de los Ballesteros, que funcionaron como escuela de aprendizaje para decenas de jóvenes taxqueños. Durante sus más de ocho décadas de existencia, alrededor de 400 familias de artesanos han trabajado en sus instalaciones. Majul Ballesteros, quien llegó a Taxco cuando tenía unos 20 años, empezó a vender joyería en pequeñas cantidades y luego abrió un taller de platería en el barrio de Bermeja.

Con los años, Majul Ballesteros se dedicó a la venta al mayoreo. De los años treinta hasta fines de los setenta, la platería de Taxco vivió su época de apogeo: apreciadas en todo el mundo, las joyas de plata se vendían en abundancia. Su manufactura y diseño cautivaban los mercados europeos y de Estados Unidos.

“Sin duda, lo que le ha dado riqueza cultural a nuestra empresa son los artesanos de Taxco que han trabajado con nosotros”, reconoce Mario Flores Majul en entrevista con El Sur.

Nieto de Jalil Majul, Mario Flores Majul lleva 30 años trabajando en los Talleres de los Ballesteros, de los cuales ahora es director general.

Desde su oficina de la avenida Presidente Masaryk, en la colonia Polanco de Ciudad de México, cuenta que en la empresa actualmente trabajan alrededor de 50 artesanos en la manufactura de joyería y 35 en la de orfebrería. Muy pocos tienen menos de 40 años: las nuevas generaciones, explica, se incorporan cada vez menos al trabajo artesanal –un oficio que se transmite de generación en generación– y es más común que los jóvenes se empleen en aquellos procesos en donde se utilizan máquinas, como el vaciado o la fusión a la cera perdida.

“Para el tipo de manufactura que comercializamos, los artesanos son una parte fundamental. Es prácticamente imposible elaborar ciertas piezas de manera industrial”, explica Flores.

Las obras expuestas en el ex convento carmelita abarcan un periodo de producción de más de 50 años e impactan por su calidad, tanto en el diseño como en la ejecución. Hay ejemplos de orfebrería inspirados en la cosmogonía mesoamericana; alhajas atestadas de diminutas incrustaciones de amatista, coral, turquesa; objetos religiosos que sorprenden por su armonía geométrica.

Contemplar de cerca estos trabajos artesanales hace pensar en los ritmos pausados de la tradición platera: la elaboración de una pieza puede tardar meses y, si hay que aplicar correcciones, aumenta el tiempo.

Dispuesto al principio del recorrido, un enorme frutero redondo deslumbra por su brillantez: se llama Fuente de las ranas y la ficha técnica explica que el autor, Abdón Punzo Ángel, se inspiró en los paisajes michoacanos de Zirahuén. Su elaboración se extendió a lo largo de más de medio año. 

El maestro Abdón Punzo, originario de Santa Clara del Cobre, Michoacán, es uno de los artesanos más reconocidos de México: en 2018 recibió el Premio a la Trayectoria Artesanal de la edición 43 del concurso Gran Premio Nacional de Arte Popular organizado por el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart).

Para apreciar la Fuente de las ranas casi hay que pegar la nariz a la vitrina que la protege: sólo así se descifra la elegancia con que hojas, flores y anfibios surgen del borde del plato, como si fuera la orilla de un estanque.

“Abdón Punzo es parte de una de las tres o cuatro familias que pueden lograr ese tipo de ejecuciones –destaca Mario Flores–. Son piezas que no requieren soldadura: es un único trozo de metal del cual se va forjando la pieza final, es un trabajo único y no lo puede hacer cualquiera”.

En la exposición hay obras de artesanos originarios de Guerrero, como el maestro taxqueño José Benito Martínez Ilizaliturri, quien colaboró los últimos 20 años de su vida con los Talleres de los Ballesteros.

Cortesía Talleres de los Ballesteros

México, el mayor productor de plata en el mundo

A lo largo de las últimas dos décadas y bajo la dirección de Mario Flores Majul, Talleres de los Ballesteros ha logrado posicionarse como una marca prestigiada en el sector de la platería. Lo que salvó la compañía, cuenta el empresario, fue tomar el camino del retail, es decir la venta al detalle. En la venta por mayoreo se presentaban grandes adversarios —en particular del mercado asiático— y otros países poseían avances tecnológicos difíciles de igualar.

La reinvención de Talleres de los Ballesteros como marca que vende directamente al público, además de influir positivamente en el crecimiento de la empresa también permitió amparar a los artesanos desde el punto de vista económico. 

“El precio y el costo de producción son importantes, pero encontrar artesanos que tengan ciertas características y que puedan elaborar manufactura de calidad es una prioridad para nosotros”, puntualiza Flores Majul.

Según la encuesta World Silver Survey de 2019 –elaborada por The Silver Institute, una entidad internacional que monitorea el sector platero–, México se mantiene como el mayor productor de plata a nivel mundial desde hace 10 años. En 2018, en el país se produjeron 196.6 millones de onzas, 2 millones más con respecto al año anterior.

Sin embargo, China, Thailandia y Vietnam ofrecen un costo de manufactura bastante económico frente al cual la producción artesanal taxqueña difícilmente puede competir. Los efectos se advierten sobre todo en la venta al mayoreo, donde la producción mexicana se ve rebasada. Pero la competencia se juega también a través de otros elementos.

“Los productores asiáticos tienen una gran habilidad en cuestión de montaje de piedras, de incrustaciones. China ha avanzado mucho en el tema de diseño:  propone modelos más actualizados y atractivos para la gente joven. A lo mejor en Taxco hemos cometido el error de ser muy conservadores –admite Flores Majul–. Son pocas las empresas que tienen propuestas de diseño. Este es un negocio dinámico, si no ofreces novedades constantemente el cliente deja de visitarte”.

Talleres de los Ballesteros mantiene un porcentaje de exportación de 20 por ciento –hacia España, Estados Unidos y Japón, principalmente– y comercializa 80 por ciento de sus productos en el mercado nacional. Hace poco más de una década esta relación era al revés.

Mario Flores comenta que en los años recientes han logrado revertir la tendencia y posicionarse como vendedores directos, enfocándose en particular en el turismo local: Cancún, Los Cabos, Mahahual, Puerto Vallarta y San Miguel de Allende son algunas de las localidades donde más éxito tienen.

Cortesía Talleres de los Ballesteros

En búsqueda de nuevos mercados, lejos de la inseguridad

La búsqueda de nuevos puntos de venta ha ido de la mano, en parte, con el declive del turismo sufrido por Taxco en los últimos 15 años. El aumento progresivo de la inseguridad y de la violencia, indica el empresario, ha mermado la afluencia turística y de los compradores internacionales, lo que ha afectado al negocio de la platería.

“Podemos decir que somos expulsados de la violencia –afirma, tajante–. Hasta hace unos 15 años, mi madre, mis tíos, todos vivían en Taxco sin problemas. Y no sólo somos nosotros: muchas familias se han ido a Cuernavaca, a (Ciudad de) México, porque las condiciones del estado han empeorado”.

En su informe más reciente, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos registró 25 episodios de desplazamiento interno forzado masivo en el país a lo largo de 2018. Según el reporte, a nivel nacional las personas afectadas fueron 11 mil 491.

Trece de los casos documentados –más de la mitad– ocurrieron en Guerrero e involucraron a 5 mil 56 personas. El estado tuvo el mayor número de personas que se vieron forzadas a huir de sus casas por la violencia.

“El desplazamiento tiene muchas caras, también los empresarios y los que generan empleos se van –lamenta Mario Flores en referencia a la experiencia de su familia–. Migran a Los Cabos, a Cancún, y se reinventan ahí: aunque no se hable mucho, esta también es una realidad de Guerrero”.

Aunque sigue viajando a Guerrero con frecuencia, Flores Majul pasa la mayor parte del tiempo en la capital del país. En Taxco, el negocio familiar funciona bien: los talleres son concurridos y ofrecen productos llamativos a quienes los visitan. Aun así, asegura, le gustaría que su empresa tuviera más presencia en la ciudad en que nació, pero por ahora eso parece una posibilidad remota.

La exposición Talleres de los Ballesteros. Historia forjada en plata continuará abierta al público hasta el 24 de febrero en el Museo de El Carmen de San Ángel, Ciudad de México.

Texto: Caterina Morbiato / Foto: Cortesía Talleres de los Ballesteros

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