La música es un sueño de libertad, exclama Gustavo Dudamel en Bellas Artes

El director venezolano y su colega mexicano Arturo Márquez dirigieron una orquesta juvenil, formada en menos de una semana, con instrumentalistas de Canadá, Estados Unidos, México, Puerto Rico...

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5 marzo,2018 7:54 am
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Texto: Lourdes Zambrano / Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
 
Ciudad de México, 5 de marzo de 2018. Lo de ayer fue un concierto del corazón. Gustavo Dudamel, el célebre director de orquesta venezolano, cambió el esmoquin por unos tenis, y la destreza por la emoción.
“Lo que ustedes representan es el alma hermosa de este pueblo americano. Una América, no dos, ni tres”, les dijo a los más de 200 niños y jóvenes que estaban detrás de él, sobre el escenario del Palacio de Bellas Artes.
El concierto del domingo fue de gozo, de recordarse a sí mismo a los 13 años, quizá reflejado en alguno de los chicos, y también uno en el que resaltó sus lazos con México.
El director y compositor mexicano Arturo Márquez fue el primero en dirigir la orquesta, Una formada en menos de una semana, con instrumentalistas de Canadá, Estados Unidos, México, Puerto Rico y Venezuela, siguiendo el estilo de las orquestas juveniles de Venezuela.
Las fundaciones de ambos, Márquez y Dudamel, junto con Sistema Nacional de Fomento Musical, del INBA, organizaron el taller Encuentros, aprovechando la estancia del venezolano en la ciudad.
Márquez apareció formal, con su sombrero blanco, para dirigir su composición Alas (a Malala).
Los violinistas bailaban al ritmo de la música, desde sus asientos, una coreografía de arcos. Los chelistas también hicieron un “paso”, que no fue suyo, sino de su instrumento.
 
América es ritmo y júbilo
 
Dudamel conoce a Márquez desde que éste último estaba por estrenar su famoso Danzón No. 2, que tiene ya más de 20 años. Dudamel suele tocar las composiciones del mexicano.
Además de Márquez, el venezolano mencionó a Carlos Chávez, quien impulsó el proyecto de las orquestas juveniles, fundado por José Antonio Abreu.
“Nadie creía en el proyecto, pero hubo un mexicano que lo hizo”, dijo Dudamel.
Eduardo Mata fue a dirigir la Orquesta Simón Bolívar, a donde se integraron algunos de los jóvenes del programa de orquestas juveniles.
La segunda pieza del concierto fue el Adagio para cuerdas de El despertar de la fuerza, de la Guerra de las galaxias, que fue adaptada para este concierto por el propio compositor, John Williams.
América también es una banda sonora.
El cierre fue Sinfonía núm. 9, Desde el Nuevo Mundo, de Antonin Dvorak, una pieza de sonido épico, un sonido celebratorio del triunfo de una batalla.
Dudamel dirigió de memoria dos de las tres piezas.
El público estaba desbordado de emoción.
“La música es un sueño de libertad”, diría Dudamel.
El encore llegó con Conga de fuego, también de Márquez, una que Dudamel ya ha grabado.
Aunque el público pidió más, la agrupación ya no tenía otra pieza ensayada. Sólo habían estado tres días juntos.
Eduardo García Barrios, director del Sistema Nacional de Fomento Musical, tomó el micrófono para explicar el antecedente del concierto.
“Como diría el Quijote: ‘¿Por qué hacen estas cosas? Por la libertad, Sancho, por la libertad”.

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