La tierra bajo nosotros

Octavio Klimek Alcaraz- En su libro "La tierra bajo nosotros", Bogard recorre urbes como la isla de Manhattan, la Ciudad de México, que se hunde bajo el peso...

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24 febrero,2018 8:58 am
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Octavio Klimek Alcaraz

Un libro que vale la pena leer es La tierra bajo nosotros, que además tiene el sugerente subtitulo de El concreto hunde nuestro pasado y amenaza nuestro futuro (Crítica, 2018). Su autor es el estadunidense Paul Bogard, él parte de una premisa simple: la mayoría de las personas ya no pisamos el suelo natural y no valoramos esto lo suficiente. Nuestros pies calzados con zapatos se desplazan normalmente sobre superficies no naturales de asfalto o concreto. Para soportar esta premisa, se dedica a lo largo del texto a visitar diversos sitios del planeta, además de conversar con gente interesante. La estructura del libro se divide en tres secciones de cinco capítulos cada uno. Al final de cada capítulo adiciona un texto de notas con recomendaciones de lecturas comentadas.

En palabras del autor, la primera sección tiene la ambición de ayudarnos a tomar conciencia del mundo bajo el pavimento que suele estar debajo de nuestros pies. La segunda sección tiene el objetivo de lograr una apreciación de las innumerables formas en que el suelo nos sostiene. Finalmente, en la tercera sección, Bogard visita aquellos lugares que considera el infierno en la Tierra, así como aquellos lugares que se acercan a lo sagrado.

Me gustaría comunicar algunos datos, que Bogard presenta. Por ejemplo, indica que la mayoría de las personas en el mundo industrializado pasan de 90 a 95 por ciento de su tiempo en espacios interiores. El estadunidense promedio pasa 93 por ciento de su vida en interiores. Eso incluye 87 por ciento en edificios y 6 por ciento en automóviles. En Estados Unidos de América se tienen alrededor de 158 mil kilómetros cuadrados de terreno pavimentado, una cantidad que en conjunto equivale al vigésimo cuarto estado más grande por superficie. En los estados continentales de Estados Unidos se tienen más kilómetros cuadrados de pavimentos que de humedales, y cada año un millón de casas nuevas y 16 mil kilómetros cuadrados de asfalto nuevo recubren más terrenos naturales.

En Europa, desde 1950, la superficie pavimentada ha crecido 78 por ciento, mientras que la población ha crecido 33 por ciento, y en las ciudades en constante expansión del mundo en desarrollo la tendencia es similar.

Se estima, que en Estados Unidos, la cantidad de tierra que se pierde por el desarrollo es de más de 404 mil 685 hectáreas al año. Mientras en 1980 se tenía un promedio de casi 0.8 hectárea de tierras de cultivo para cada ciudadano estadunidense, 30 años más tarde y con 90 millones de personas más, esa cifra había disminuido a 0.48 hectáreas por estadunidense.

Otro problema a nivel mundial es la propia degradación de los suelos. Alrededor del 40 por ciento de las tierras utilizadas para la agricultura ya se consideran o bien degradadas o gravemente degradadas, lo que significa que en este 40 por ciento, al menos 70 por ciento de la capa superior del suelo ha desaparecido.

Me interesa el tema del césped o pasto, símbolo de la cultura estadunidense, ya que como señala Bogard, para el estadunidense común, después de los pisos de los edificios y las casas y el pavimento de las aceras y calles, el pasto es el tercer tipo de suelo más común bajo sus pies. Un dato asombroso: 16 millones de hectáreas de jardines son las que tienen los estadunidenses. Estos jardines son el cultivo irrigado más grande de Estados Unidos. De manera comparativa, la superficie agrícola de riego en México anda en casi 6 millones de hectáreas. Ellos gastan más de 40 mil millones de dólares en cuidados del jardín, agroquímicos y agua, entre otros. Bogard se pregunta: ¿cuánto césped se debe tener y a qué costo?

Por otro lado, es interesante observar la escasa protección legal que hay para el suelo. Bogard se queja de que si bien en Estados Unidos hay una Ley de Agua Limpia y una Ley de Aire Limpio, no existe una Ley de Suelo Limpio comparable. Se queja de cómo la industria del monocultivo vive en un círculo perverso y perpetuo.

El libro nos explica y ayuda a entender muchas cosas respecto a la tierra bajo nosotros. A lo largo del libro veremos, como la influencia del ser humano en el planeta se ha generalizado. Bogard recorre urbes como la isla de Manhattan, la Ciudad de México, que se hunde bajo el peso del concreto y la sobreexplotación de los acuíferos. Las planicies de soya y maíz de Iowa. Hasta el moderno infierno causado por el fracking en las Montañas Apalaches, en Ohio.

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