Lamentan turistas que el Ayuntamiento les prohíba acampar en playas

Denuncian prepotencia de las autoridades al romper una tradición de más de 40 años y proponen un espacio para instalarse en la franja de arena.

358 0
31 marzo,2018 5:41 am
358 0

Texto: Karla Galarce Sosa / Foto: Jesús Trigo
Acapulco, Guerrero. Después de haber pasado al menos 10 años consecutivos la Semana Mayor en playa Carabalí, Tamarindos y Papagayo algunos turistas ocupan ahora la banqueta del parque Papagayo.
Estacionaron sus camionetas en la avenida Costera e hicieron tendederos de ropa entre las áreas verdes y las rejas del parque.
El motivo, fue la disposición impuesta por la actual administración municipal que prohíbe dormir en la franja de arena o instalar toldos, casas de campaña y dormir ahí.
Familias afectadas por el impedimento de acampar en la playa se quejaron porque viajaron al puerto en plan de descanso y los recibieron de forma despótica, los echaron de la franja de arena y no les permiten quedarse a dormir.
Para ellos, el alojarse en una hospedería y pagar por ella, representa “un lujo innecesario”, pues lo que quieren es quedarse y disfrutar solo del mar y la arena.
Policías municipales, federales y marinos impidieron que turistas procedentes del estado de Puebla acamparan en las playas de Acapulco. Además el ayuntamiento colocó lonas en las que informaba de la restricción que lleva ya tres años de establecida, desde que comenzó el gobierno del perredista Evodio Velázquez Aguirre.
Provenientes de Puebla, los 14 integrantes de la familia Torres –seis adultos y siete niños– intentaron ocupar desde el jueves en la tarde que llegaron un tramo de la playa Tamarindos para acampar. Sin embargo, los marinos lo impidieron y los enviaron al parque Papagayo, a donde pasaron su primera noche en Acapulco.
La señora Carolina Torres explicó que al ser la tercera vez que les ocurre, ya evalúan volver el próximo.
“Llevamos más de 10 años viniendo en Semana Santa a Acapulco. Al ser grande la familia pues el hospedarse en un hotel genera un gasto más fuerte y lo que queremos es venir a relajarnos y disfrutar de la playa”, comentó luego de que sirvió un último plato de caldo de camarones que ofrecía a los miembros de la familia.
Sentados sobre trozos de alfombra, todos los niños se habían sentado para recibir sus platos y comer.
Afirmó que se requiere una zona para campistas, y donde se puedan quedar las familias con menos recursos.
“Es muy rico estar en la playa, los niños están a gusto y es más agradable que estar en una alberca”, comentó.
Dijo que desde la restricción, el año pasado se vieron obligados a dormir todos en la camioneta, pues no los enviaron al parque Papagayo, habilitado desde la imposición para recibir a los campistas.
“Este año ya dudamos en venir, pero nos decidimos y aquí estamos. Ahora, porque tenemos más niños, ya pensaremos en volver. Los servicios siempre los tenemos porque están las tiendas, y estamos consientes de que si ensuciamos, la suciedad se queda y a todos nos perjudica”, declaró.
Los integrantes de otro grupo, éste otro en playa Carabalí, recriminaron que fueran prácticamente echados de la playa, cuando era una tradición que mantuvieron durante más de 40 años.
El señor Bernardino Mejía, quien heredó de su esposa la organización de las excursiones, y quien a su vez asumió la organización de su madre, explicó que su suegra fue quien inició con la tradición.
“Ella ya murió, luego le siguió su hija, que es mi esposa desde hace 33 años, quien ya está muy enferma, por lo que soy el responsable de organizar la excursión. Antes pagábamos el camión para venir pero ya no es así, llegamos entre las 5 y 6 de la mañana pero la Policía Federal estuvieron vigilando para que no nos quedáramos y tendiéramos las casas de campaña”, reclamó.
Mejía lamentó que con prepotencia les exigieran que se fueran. “Hay formas de hablarle a la gente, somos personas humildes, hacemos un gran sacrificio para venir”, expresó.
Los visitantes sugirieron que las autoridades destinen un espacio para que turistas acampen en la playa.
La señora Catalina Álvarez manifestó que “le dijimos a los policías que nos dejaran dormir en la playa pero no quisieron, les comentamos que no tenemos dinero para un hotel de cinco estrellas, cuando aquí en la arena tenemos un hotel de 10 mil estrellas, es el lugar más hermoso del mundo”.
Señaló que autoridades les permitieron pernoctar en el parque Papagayo, pero no saben qué harán el resto de las noches durante su estancia en Acapulco, pues volverán a Puebla de donde son originarios, hasta el domingo en la noche.
Comentaron que un promotor de renta habitaciones le ofreció cuartos para cuatro personas con un costo de mil 800 pesos por noche, pero señalaron “no tenemos dinero para eso, apenas traemos para llegar y para comer”.
“Traemos para comer, lo preparamos en la banqueta, pero no para rentar cuarto en un hotel, queremos estar en la playa con los niños”, indicaron, y lamentaron que fueran tratados con prepotencia por policías armados.
Catalina Álvarez señaló que “llegaron los policías con el rifle y nos dijeron que no podíamos dormir en la playa, eso no se vale que nos traten así”.
La mujer comentó que con sacrificios los excursionistas pagaron poco a poco los 800 pesos que les costó el pasaje de ida y regreso.
Expresó que luego de tantos años de compartir el viaje desde Puebla a Acapulco, ahora, la mayoría de ellos se ven como una familia que se solidariza y se ayudan mutuamente, pues entre todos se organizaban para cocinar, cuidar sus cosas, a los niños y para organizar juegos en la playa.
Los visitantes lamentaron que el ambiente tradicional y familiaridad que se vivía en ese tramo de la playa se haya perdido con la restricción que afecta tanto a paseantes como a los acapulqueños.
(En la imagen: Vacacionistas Acampan en playa Carabalí en el puerto de Acapulco. Foto: Jesús Trigo)

In this article

Join the Conversation