Lleva a cabo repostero nahua su sueño de tener una pastelería y elaborar roscas de Reyes

Carlos Quintero Ruvalcaba luego de emigrar a EU para conseguir recursos para concretar su idea, lleva 13 años deleitando el paladar de sus paisanos en Tlapa.

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7 enero,2020 6:28 am
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Carlos Quintero Ruvalcaba luego de emigrar a EU para conseguir recursos para concretar su idea, lleva 13 años deleitando el paladar de sus paisanos en Tlapa.

Tlapa, Guerrero, 7 de enero de 2020. El pastelero nahua Carlos Quintero Ruvalcaba desde hace 13 años prepara las roscas de Día de Reyes con pan tradicional sabor a naranja, un trabajo intenso, dijo, de cinco días para abastecer a los consumidores en la temporada y que es fuente de su economía.

Carlos ha migrado en busca de desarrollo en dos ocasiones de su pueblo Cuautololo del municipio de Copanatoyac a Tlapa cuando era un niño y de joven a Estados Unidos para reunir dinero que le permitiera concretar su idea de tener su propia pastelería.

Carlos cuenta que nadie en su familia le creía y tampoco ningún hermano o hermana se interesa en el negocio que, ahora, le da sustento a su familia, además de que nadie cree que un indígena o gente de la comunidad pueda emprender algún negocio y sostenerlo.

En su local llamado El Rey, ubicado en Tlapa, donde reside, contó que salió de su casa de adobe y teja de la comunidad de Cuautololo del municipio de Copanatoyac cuando tenía 13 años para buscar trabajo en Tlapa, donde llegó a unas casas para hacer mandados, luego fue a una panadería y terminó en una pastelería, donde aprendió el oficio.

Recuerda que fue la pastelería Delicias donde sus dueños le enseñaron sin egoísmos y cuando les manifestó su idea de irse para poner su propio local le dieron ánimos. Eso fue hace 15 años.

Dijo que empezó comprando algunos materiales que se necesitaban y en su búsqueda recibió apoyo de la Secretaría del Empleo, en el periodo de Felipe Calderón, donde le complementaron con algunas herramientas que necesitaba y así hasta lograr lo básico que requiere una panadería.

Mencionó que esos apoyos sí funcionan para la gente que quiere trabajar, tiene una meta y necesidades que quiere cubrir.

Comentó que su estancia en Queens, Nueva York, en Estados Unidos fue muy corta, de tres años, de 2006 a 2009, donde se empleó en pizzerías, por lo que sabe hacerlas y pastelerías, donde le tocaba decorar y que siempre mantuvo la idea de que como muchacho de pueblo tenía que hacer la diferencia.

Por eso, cuando llegan jóvenes a trabajar con él y le dicen que quieren poner su panadería “no los desanimo, les digo que se puede y me da gusto que lo logren, ya tres tienen su negocio en su pueblo como Acatepec y Tlaquilzinapa”.

En su negocio familiar –porque le ayudan sus dos hijos y su esposa–, las ventas son todo el año con el pan y los pasteles por lo que todos los días la abre para sus clientes, pero su trabajo se incrementa en Día de Reyes en enero; el Día de las Madres, en mayo; el Día del Niño en abril y en diciembre que es la temporada de fiestas de XV años, bodas, bautizos y es cuando emplea a otras dos personas para que lo apoyen.

Recordó que cuando planteó su idea a sus padres le dijeron que estaba loco, que era mucho y que empezó con dificultades, pero eso va cambiando, además de enfrentarse a que se cree que todos los que viven en la ciudad son personas de dinero y “uno que viene de un pueblito no puede hacer nada, pero trabajando sí”, afirmó.

En Día de Reyes

En la entrada del negocio hay decenas de cajas apiladas con figuras de los Reyes Magos, adentro están las roscas tradicionales sabor naranja, más económicas que las redondas de pastel que llevan otros insumos como mantequilla, que las hacen más costosas, además de lo laborioso que resulta su producción.

Carlos sostiene que sus precios serán los del año anterior, pese al incremento de varios insumos que se usan en la preparación de las roscas como la harina, la manteca vegetal, los huevos, la mantequilla, el azúcar, la margarina y las frutas decorativas como el coco rallado, el dátil, acitrón rojo, verde, blanco y los niños de plástico que le ponen dentro.

Contó que en esta temporada no van a dormir por varios días para hacer la cantidad que vende y que empezaron desde el 3 de enero y concluirá como el 8 de enero, en que las ventas van bajando por el regreso a clases después de las vacaciones de diciembre, explicó.

Dijo que sus precios se definen por el peso de la harina que le ponen a cada rosca y que van de los 150 pesos hasta 450, según sea el tamaño o el tipo de masa de pastel o tradicional naranja.

Comentó que cada rosca, según el tamaño, lleva de cuatro hasta 12 muñequitos de plástico.

Texto y foto: Carmen González Benicio

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