Los diez libros del año

Adán Ramírez Serret

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14 diciembre,2018 7:03 am
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Adán Ramírez Serret
Llega el momento del año en que se presumen los 10 libros más significativos. Visión siempre sesgada, sin duda; limitada a los gustos y prejuicios de quien lea. Sin embargo, pongo aquí algunos títulos con el fin de sugerir algunas lecturas, los que recomiendo son libros que me hicieron muy feliz o considero imprescindibles.

  1. Antonio Vásquez, Ausencio, Almadía. 135 páginas.

Ausencio es una novela breve escrita con mucha precisión, pulcritud y talento. Una obra en donde la pérdida se entremezcla con el dolor y la depresión. Cuenta la historia de un joven hijo de inmigrantes oaxaqueños que nació en Estados Unidos y en algún momento de su infancia, sus padres deciden irse de vuelta a su lugar de origen. Arturo, el narrador y protagonista, se convierte en un testigo de su propia vida al ser desplazado por los otros niños del lugar por hablar diferente y por no haber crecido allí; y al ver como su familia, su madre y su padre, se ven distanciados al llegar a su pueblo; se separan por las profundas tradiciones que obligan a la gente a vivir bajo su yugo. Es entonces cuando una grieta se abre y comienza a vivir esa vida extraña del escritor en ciernes, aquella de un individuo que se dedica a observarlo todo, a sí mismo más que nada.

  1. Louise Penny, Un bello misterio, Salamandra. 496 páginas.

Louise Penny echando mano de lo mejor de la novela policiaca y lo mejor del estilo en la prosa inglesa, entrega una novela llena de suspenso, de parajes y personajes fascinantes que nos recuerda la esencia del placer de leer.

  1. Fred Vargas, Cuando sale la reclusa, Siruela. 408 páginas.

La historia comienza cuando avisan a Adamsberg, que huyó a Islandia para huir un tanto de sí mismo, que debe volver a Francia pues hubo un asesinato. El comandante Adamsberg vuelve a París en donde se encuentra con su equipo dividido en varios bandos. Los que lo quieren, los que lo respetan, los que le tienen celos y los que se preocupan por él. El crimen que lo lleva de vuelta es tan sólo un pretexto para que comience la historia. Como buen detective, pero sobre todo como buen héroe de novela policiaca, Adamsberg tiene una enorme intuición que comienza con lo que él llama “burbujas de pensamientos”. Se trata de una idea borrosa y fugaz que detona, en este caso, la noticia que en lo que lleva del inicio del verano en Francia, han muerto dos hombres de 84 años por la picadura de una araña. De una Reclusa en específico.

  1. Robert Seethaler, Toda una vida, Salamandra. 139 páginas.

Se trata de la quinta novela de este original autor austriaco que con Toda una vida ha vendido tan sólo en Alemania más de un millón de ejemplares. Y sobre la cual Ian McEwan escribió “Una bellísima contemplación de la vida solitaria en un valle remoto, en el que el mundo moderno se va infiltrando poco a poco”. Pocas novelas merecen de manera tan precisa el adjetivo deslumbrante. Lo es porque en tan sólo 139 páginas ciega por su belleza, porque sucede en las luminosas y blancas puntas de los escarpados Alpes; y también, porque el autor nació con una debilidad visual que lo hizo perder la vista durante algún tiempo. Y, de manera extravagante y natural, es una novela llena de luz e imágenes.

  1. Jorge Volpi, Una novela criminal, Alfaguara. 493 páginas.

Una ficción política y policiaca que había llegado a los límites y cuya única salida, era escribir un relato real, contado como una novela en lo que todo fuera verdadero. Sí, Volpi en Una novela criminal se enfoca con profundidad exhaustiva de 493 páginas en la historia esperpéntica, irreal y sórdida del caso de Florance Cassez-Vallarta. Lo hace con el olfato del gran narrador que sin más preámbulos se va directo a la historia jugosa y que a más de 10 años me sigue dejando con la boca abierta

  1. J M Servín, Nada que perdonar, Random House. 250 páginas.

En este libro de crónicas, Servín se sumerge en el pasado y el presente de la Ciudad de México. Escribe sobre Valentino, el asesino de curas de mediados del siglo XX; sobre el investigador Quintana, alter ego de uno de los detectives más importantes de la ficción policiaca mexicana, Filiberto García; a la vez que nos adentra en su autobiografía que cuenta mucho sobre la Ciudad de México. Vamos descubriendo la ciudad, pero no las partes maquilladas para el turismo, los sitios importantes para la historia del país; sino vagabundeamos por las preparatorias plagadas de abusos, por hospitales que no atienden sin cita; por la cultura del ponc en los años 80 y sin duda por las cantinas de la ciudad.

  1. Juan Villoro, El vértigo horizontal, Almadía. 410 páginas.

Sin duda es el libro más esperado de Juan Villoro, se tardó 20 años en escribirlo. Sin embargo en la literatura nunca hay prisa. Es un viaje por la Ciudad de México a través de sus personajes, de los sitios más significativos para Villoro; una visión con mucho de autobiografía de este monstruo que hasta hace poco era completamente horizontal. De ahí el título que lo toma del autor francés Pierre Drieu de La Rochelle que describe la Pampa como un vértigo horizontal.

  1. John Banville, La señora Osmond, Alfaguara. 378 páginas.

Banville cede a la tentación de quedarse en una novela, se detiene en Isabel Osmond, la protagonista de Retrato de una dama y se lanza en una especie de justicia poética o concluir una historia que Henry James había dejado con maestría, abierta. A hacer justicia desde la literatura.

  1. Mircea Cartarescu, El Ruletista, Impedimenta. 64 páginas.

El Ruletista, entre un cuento un poco largo o una novela extremadamente breve, que cuenta la historia de un hombre, ludópata compulsivo, que se hizo adicto a las terribles apuestas, subterráneas y desde luego ilegales; en una ciudad extraña, Bucarest supongo, y un tiempo brumoso y expresionista; quien contaba la historia de otro hombre, El Ruletista, el cual cambió su vida y este mundo sórdido por intrépido y salvaje. El juego de la ruleta rusa es aquel que todos conocemos de cargar un revolver de seis tiros con tan solo una bala, poner a girar el tambor y apuntar directo a la sien con la esperanza que el único con la bala de los seis, no haya quedado en el martillo. En general, cuenta el narrador, el Ruletista, aquel hombre desesperado que por una suma de dinero se pone una pistola en la cabeza, no puede correr con la suerte de salvarse más de tres veces. Hubo uno con tal suerte, que en algún momento cargo el revolver con dos tiros, luego tres…

  1. Ivan Jablonka, Laëtitia o el fin de los hombres, Anagrama. 424 páginas.

Este escritor e historiador escribió, no para cambiar la historia, pero sí para buscar un poco de justicia, Laétitia o el fin de los hombres. Un libro espectacular e imprescindible para reflexionar sobre un crimen. Es una obra que continúa, aunque en contra corriente, una tradición de libros de autores como Emmanuel Carrère o Truman Capote con El adversario o A sangre fría; escritores que a partir de una nota en el periódico sobre un sangriento asesinato, se meten a codazos y empujones a una historia de un crimen y la transforman en un relato, en una reflexión: en literatura. Jablonka toma algunos de estos elementos y los transforma en un texto diferente, pues a diferencia de los otros autores recién mencionados, no hace de sus libros al personaje principal al asesino, sino a la víctima, Laétitia.
 
 

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