Los maestros, “el gran ausente” en el regreso a clases, alertan integrantes de la CETEG

“No podemos dejar en manos de las televisoras la formación de nuestros jóvenes”, advierten. Plantean el Proyecto Guerrerense Altamiranista como un modelo educativo enfocado en los saberes locales...

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14 agosto,2020 4:59 am
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Programa “Aprende en Casa”, en Chilpancingo. Foto: Jesús Eduardo Guerrero-Archivo

“No podemos dejar en manos de las televisoras la formación de nuestros jóvenes”, advierten. Plantean el Proyecto Guerrerense Altamiranista como un modelo educativo enfocado en los saberes locales de las comunidades  

Ciudad de México, 14 de agosto de 2020. A pocos días de empezar el ciclo escolar 2020-21, la estrategia educativa anunciada por el gobierno federal mantiene en zozobra a los docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE): dar clases por medio de la televisión, sostienen, es una elección excluyente que profundiza la desigualdad social y penaliza a los más desfavorecidos; además, la decisión de las autoridades educativas se dio de manera unilateral, sin involucrar en el diseño de la propuesta ni a los maestros, ni a los padres de familia, ni a los alumnos.

“Queremos ser coadyuvantes, colaborar, que nos permitan dar nuestra aportación porque para esto fuimos formados: los maestros no podemos ser desplazables”, dice a El Sur Víctor Bartolo de la Cruz, integrante de la Comisión de Educación de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG).

“No podemos dejar en manos de las televisoras y los consorcios la formación de nuestros jóvenes; la educación que se propone es fría y distante”.

Bartolo de la Cruz añade, en entrevista vía telefónica, que frente a la actual situación de pandemia se hace aún más necesario “partir del contexto del alumno, pues el entorno social y cultural es una riqueza inagotable de aprendizaje”.

Para ello, la CETEG plantea impulsar una propuesta pedagógica alternativa que apunta a fortalecer la participación de los pueblos en una nueva forma de vida y de trabajo: el Proyecto Guerrerense Altamiranista –nombrado así en honor a Ignacio Manuel Altamirano, profesor, periodista y pedagogo nahua originario de Tixtla.

El proyecto considera a la escuela como un espacio democrático y emancipador. El maestro utiliza la teoría de la lucha de clase como marco teórico, mientras que el alumno se integra en el proceso educativo de forma crítica y proponiendo soluciones.

“Con este Proyecto pretendemos que la educación surja desde abajo hacia arriba, que se vincule con el entorno, que el alumno asuma su propia cultura y realidad para de ahí proyectarla a lo regional, lo estatal y lo nacional”, expone Bartolo de la Cruz.

Las asignaturas se trabajarían de manera transversal, contextualizada y sencilla: a partir de una manzana, ejemplifica el profesor, se puede enseñar a los alumnos elementos de las matemáticas –analizando su costo–, la geografía –averiguando en dónde se cultiva– y las ciencias naturales –estudiando sus contenido nutricional.

“En cada ámbito de la vida tenemos conocimientos ancestrales que no se procesan, no se transmiten porque ya no son contenido educativo. Lo que buscamos nosotros es eso: recuperarlos para dar sentido histórico a la educación y ponerlos al servicios de las nuevas generaciones”, cuenta por separado el maestro Taurino Rojas.

Según su breve recuento, el Proyecto Guerrerense Altamiranista empezó a cobrar forma en 2009, en ocasión del Primer Congreso de Educación Cultura y Deporte del magisterio guerrerense, realizado en Acapulco.

“Se juntaron propuestas de pueblos originarios y mestizos; todas coincidieron en que el programa educativo es muy caduco y debe actualizarse. También se reconoció que es importante que en la novedad educativa prevalezcan los saberes de nuestros pueblos originarios, ya que no se nos ha tomado en cuenta ni siquiera para incluir un contenido educativo en el programa oficial”, recuerda Rojas, quien es oriundo del municipio de Metlatónoc y funge como titular de la Subsecretaría de los Pueblos Originarios de la CETEG.

A lo largo de los años, relata, la realización del Proyecto Guerrerense Altamiranista se enfrentó con distintos escollos, entre éstos la falta de recursos y la necesidad de informar de manera más extensa al magisterio guerrerense respecto a la importancia de contar con un modelo educativo alternativo.

En agosto de 2019, integrantes de la CETEG presentaron el Proyecto al titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, y le pidieron que la dependencia imprimiera 20 mil copias del libro didáctico que lo resume.

Una segunda reunión con el funcionario iba a concretarse a fines de marzo pasado pero se suspendió debido a la pandemia de covid-19.

“El Proyecto Guerrerense Altamiranista no se contrapone al programa curricular, lo que hace es adecuar los contenidos del programa al contexto del alumno”, puntualiza Bartolo de la Cruz.

“En la región de la Montaña, por ejemplo, hay situaciones de alta marginación, comunidades en donde ni siquiera hay luz o agua. Si le pides al niño hacer el análisis de un programa televisivo, como viene en el programa, él no puede. En cambio, podría hacer una descripción de los campos y lagunas que tiene en su entorno; el asunto es que desarrolle el pensamiento crítico”.

Para que el Proyecto responda a las exigencias del momento, es necesario trabajarlo en la modalidad a distancia que presupone la emergencia sanitaria dictada por la epidemia.

“Tenemos que reelaborarlo con el contexto nuevo que padecemos”, reconoce Rojas y adelanta que éste será tema de debate en los siguientes encuentros del magisterio para que se cuide también el aspecto de la salud.

Desobediencia pedagógica

Uno de los riesgos del modelo impulsado por el gobierno federal es que “se atrasen los grupos étnicos de Guerrero”, en lugar de promover el progreso de las comunidades y valorizar las experiencias y saberes locales, apunta Bartolo de la Cruz.

Por eso “hacemos un llamado a una desobediencia pedagógica: pedimos que los maestros asuman su responsabilidad histórica y ética y que diseñen diferentes estrategias para hacerles llegar a sus alumnos procesos de enseñanza y aprendizaje”.

Frente a la variedad lingüística que convive en el estado, los contenidos educativos que se transmitan por televisión se quedan cortos. “En contexto indígena llegan los niños que no saben hablar español y les tienes que hablar en tu’un savi, pero el tu’un savi no es único, tiene muchas variantes”, señala Taurino Rojas.

Advierte: sin interacción entre maestro y alumno “simplemente no hay educación”.

Enseñar es más que calificar

“Decir que la televisión va a dar clase en 20 lenguas, es ignorar que hay más de 65 grupos étnicos y lingüísticos en nuestro país y alrededor de 300 variantes dialectales. Tiene que haber una atención en el sitio, en la lengua, en la variante dialectal y en el contexto”, concuerda por su lado Pedro Hernández, secretario general de la Sección 9 de la CNTE en Ciudad de México.

El también director de la escuela primaria Centauro del Norte, en la alcaldía Iztapalapa de la capital del país, alerta acerca del rezago que amenaza al sector de la educación especial, uno de los más desfavorecidos en este regreso a clases.

“No es suficiente, como dice el secretario de Educación, que los programas de televisión tengan una traducción en lengua de señas; eso sólo cubre una parte de población vulnerable. Tenemos niños sordos, ciegos, autistas, con diversas situaciones de lenguaje, de pensamiento: bajo esta estrategia de clases similares para todos se está excluyendo a parte de esa población”.

Hernández considera a los maestros como “el gran ausente de la situación actual” y ve con preocupación cómo se les está dejando el mero papel de calificar a los alumnos, lejos de ellos y sin posibilidad de brindarles un acompañamiento adecuado.

“Estamos aplicando una encuesta a nuestros niños y una de las preguntas es si los papás trabajan afuera y en qué horarios. Lo queremos entender para saber quién va a estar en la casa al cuidado de los niños y ayudándolos a que puedan conectarse”, comenta.

Replantear el quehacer docente y construir opciones de manera colectiva, es uno de los puntos en que hacen hincapié los docentes de la CNTE.

En Guerrero, otra de las propuestas de la CETEG es la creación de una radio comunitaria –con recursos del gobierno estatal– a través de la cual puedan hacer llegar a los maestros programas y demás materiales con qué enriquecer la enseñanza.

“También queremos plantear al gobernador y al secretario de Educación la instalación de una red del magisterio guerrerense. Queremos incorporar a 100 maestros: 30 serían jóvenes egresados de las normales y 70 serían de los que estamos en servicio. Daríamos seguimiento a nuestros colegas de manera virtual para echar a andar el Proyecto Altamiranista”, dice Bartolo de la Cruz.

Finalmente, a aquellos profesores que no están interesados en el Proyecto los exhorta a que diseñen diversas actividades para que la televisión no sea el único medio educativo, ya que “a fin de cuentas no va a ayudar a las familias más desprotegidas”.

Texto: Caterina Morbiato / Foto: Jesús Eduardo Guerrero-Archivo

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