Exiliado de la dictadura franquista durante más de 20 años y conocido por unir sus inquietudes éticas y estéticas en un estilo de fuerte contenido social, estaba considerado uno de los principales pintores españoles vivos.
Madrid, España, 14 de octubre de 2018. A contracorriente: así vivió y creó Eduardo Arroyo. El pintor, escritor y escultor español, fallecido hoy a los 81 años en su casa de Madrid, deja una de las obras más radicales de segunda mitad de siglo en el país de Pablo Picasso y Joan Miró.
Exiliado de la dictadura franquista (1939-1975) durante más de 20 años y conocido por unir sus inquietudes éticas y estéticas en un estilo de fuerte contenido social, Arroyo estaba considerado uno de los principales pintores españoles vivos.
“España pierde hoy a uno de sus insignes de nuestra pintura. Pero la obra de Eduardo Arroyo seguirá presente en los museos de todo el mundo, con nosotros y para nuestras futuras generaciones”, lamentó la Casa Real española en un mensaje en Twitter.
La prensa lo calificó de “icono” del arte español, “último león de la figuración” y “pintor clave del siglo XX”.
Nacido el 26 de febrero de 1937 en Madrid en plena Guerra Civil (1936-1939), Arroyo estudió periodismo antes de abandonar España en 1958 huyendo de la dictadura franquista para instalarse en el París bohemio y efervescente de los 60.
A caballo entre el realismo y lo onírico, el estilo neofigurativo y el pop art, Arroyo encontró en sus escritos y pintura una voz propia polifacética y siempre irónica con la que comenzó a ganar reconocimiento internacional.
Pero no fue hasta los años 80, tras la muerte de Franco, cuando el pintor regresó a España y pudo darse a conocer en su país. En 1982 recibió ya el Premio Nacional de Artes Plásticas y en 2000 la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes, entre otras distinciones.
La obra de Arroyo cuelga en algunos de los principales museos del mundo: del Reina Sofía de Madrid al MACBA de Barcelona, pasando por la Nueva Galería Nacional de Berlín o el Centro Pompidou de París. El Guggenheim de Nueva York le dedicó en 1984 una exposición individual.
A pesar de su delicada salud, Arroyo trabajó hasta el final. “La impaciencia me lleva al perfeccionismo, la productividad me conduce a una extraña lentitud. La pintura me está salvando”, dijo al diario “El País” en 2017 con motivo de su 80 cumpleaños.
En el mismo encuentro el artista se preguntaba cuál sería su último cuadro y cuándo le llegaría la hora final. “¿Me dejará completar la obra? ¿Quedará a mitad?”.
Pero Arroyo seguía produciendo a todo ritmo para varias exposiciones, incluida una antológica en la fundación francesa Maeght que el año pasado atrajo unos 100 mil visitantes. Solo cinco españoles habían expuesto en el prestigioso centro: Picasso, Miró, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida y Miquel Barceló.
Texto: Pablo Sanguinetti / DPA / Foto: Fotograma rtve.es (http://www.rtve.es/alacarta/videos/noticias-24-horas/eduardoarroyo/4790808/)