Chilpancingo, Guerrero, 7 de febrero de 2018. La diócesis Chilpancingo-Chilapa calificó este mediodía las declaraciones del fiscal, Javier Olea Peláez, como ambiguas y carentes de sustento y pidió a la Fiscalía que si el padre Germaín Muñiz tenía vínculos con la delincuencia que se realicen las investigaciones y que presente las pruebas de sus señalamientos.
Ayer en conferencia de prensa el fiscal afirmó que el asesinato de dos sacerdotes en Taxco se debió a rencillas de grupos criminales, que en el baile en Juliantla “asistieron grupos de la delincuencia organizada que operan en Guerrero, Morelos y el Estado de México”, y de éste son los agresores que ubicaron al padre Germaín como de uno contrario.
En una conferencia de prensa en la que estuvieron el vocero de la diócesis, Benito Cuenca Mayo, y el secretario canciller, Armando Vázquez Rodríguez, en un comunicado expresaron que el sacerdote nunca estuvo vinculado a un grupo delictivo, aunque sí tenía conocimiento de la presencia de éstos por su labor pastoral en la región de Mezcala.
En el comunicado, el obispo Rangel Mendoza dijo que le causa extrañeza la declaración del fiscal en relación a que en el mismo lugar en Juliantla se hayan reunido integrantes de grupos delincuenciales de Morelos, Estado de México y Guerrero sin haber reportes de algún enfrentamiento entre ellos o entre participantes en el evento y que tampoco hubiera presencia de la fuerza pública estatal o municipal sabiendo de la asistencia de estos grupos.
La diócesis también demandó una “copia completa y certificada” de la carpeta de investigación que sustentan lo dicho por el fiscal y recordó que tiene la obligación de esclarecer la realidad de los hechos “sustentándose en pruebas fehacientes y verídicas”.
Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Eric Chavelas
