“Nos golpearon y nos siguen golpeando”, dijo Gonzalo en un mitin poco antes de su desaparición

Grupos del crimen organizado lo amenazaron, sabían que quería organizarse de nuevo, declara en Cdmx la integrante del Comité por la Libertad de los Presos Políticos, Enriqueta Chávez

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29 marzo,2019 5:20 am
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Grupos del crimen organizado lo amenazaron, sabían que quería organizarse de nuevo, declara en Cdmx la integrante del Comité por la Libertad de los Presos Políticos, Enriqueta Chávez.
Ciudad de México, 29 de marzo de 2019. La última vez que Enriqueta Chávez vio a Gonzalo Molina fue cuando éste abordó el taxi que ella pidió rumbo a la colonia Martín Carrera, la noche del martes 26 de marzo. Chávez es representante del Comité por la Libertad de los Presos Políticos en el Estado de Guerrero y Molina estuvo preso hasta el 28 de febrero pasado, acusado de intento de asesinato, privación ilegal de la libertad, terrorismo y otros cargos derivados de su cargo como promotor de la Policía Comunitaria en Tixtla, de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC).
La última vez que Gonzalo Molina dio una entrevista fue precisamente el martes cuando habló con El Sur tras su participación en el mitin frente al Hemiciclo a Juárez, al final de la marcha por los 54 meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y hoy está desaparecido.
En el mitin en la Alameda Central, Gonzalo había arengado a la multitud de estudiantes, padres y activistas. “Nos golpearon”, gritó al micrófono con la mirada dura, la quijada tensa. “Yo estoy volviendo a organizar todo en Tixtla porque el gobierno destruyó todo lo que habíamos construido. Sí nos golpearon y nos siguen golpeando pero estamos de pie. Porque sabemos que no va a ser gratis la libertad de nuestro pueblo, cada uno de ustedes tiene que pagar el sacrificio si de verdad quiere la libertad”.
Llegó a la Ciudad de México unos días antes para exigir medidas cautelares que resguardaran su integridad y la de sus familiares ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Tuvo que huir de Tixtla porque desde que salió del penal de Chilpancingo exonerado de toda culpa luego de más de cinco años de prisión, recibió amenazas de distintos grupos del crimen organizado.
“Gonzalo no había dimensionado el grado de descomposición al que ha llegado Guerrero y el tramo entre Tixtla y Chilpancingo”, dijo Enriqueta Chávez.
“Él fue encarcelado todavía en tiempos de los grandes cárteles: los Beltrán Leyva, El Chapo, Los Zetas. Hoy son decenas de grupos y células del crimen organizado disputándose el poder. Todos ellos lo amenazaron, sabían que Gonzalo quería organizarse de nuevo”.
Las medidas cautelares no fueron instrumentadas a pesar de que durante su estancia en la capital Molina manifestó sentirse vigilado y perseguido. En un comunicado el Comité por la Libertad de los Presos Políticos del Estado de Guerrero manifestó que el mismo lunes 25, después de intervenir en un conversatorio en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, fue víctima de un intento de secuestro dentro de las instalaciones de la máxima casa de estudios, en el trayecto entre el auditorio Che Guevara y el metro Ciudad Universitaria.
Los ocupantes de un auto blanco intentaron levantar a Gonzalo. El intento de secuestro no tuvo éxito debido a que un grupo de universitarios se percató de lo que estaba pasando y logró poner a salvo al luchador social.
El mismo martes en la marcha para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas, Gonzalo identificó a miembros de distintos grupos criminales que se le acercaban a tomarle fotografías o murmurarle amenazas directas.
De acuerdo con el comunicado afirmó haber recibido amenazas de “la señora Yazmín”, La Norteña, integrante del grupo delictivo Los Viagras.
“El subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas dio la orden de que se llegara al fondo de esta situación”, informó Enriqueta Chávez. “Yo estoy esperando que nos den acceso a los videos del C5. Fue una situación muy fuerte: sufrió persecución y fue amenazado. Nosotros les avisamos que esto estaba ocurriendo y no reaccionaron”.
Texto: Carlos Acuña / Foto: El Sur

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