Paul B. Preciado: la transgresión como respuesta

Adán Ramírez Serret

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12 julio,2019 6:39 am
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Adán Ramírez Serret
 
Hace algunos años ya, la banda de rock canadiense The Stars comenzaba una de sus canciones más famosas con una frase definitiva, “When there’s nothing left to burn you have to set yourself on fire”. Me resultan útiles estas líneas para describir la literatura que más define nuestros tiempos; pues se trata de obras que plantean la destrucción como principio creativo. Pues en el momento que ya se ha transgredido todo, cuando los géneros, como la novela, se han llevado hasta extremos como la desaparición de historia o personajes; lo que han hecho muchos autores, es atacar su propia vida, incendiar su persona.
Así, Martin Amis, ha vuelto su vida personal y la relación con su padre como la materia misma de su obra Experiencia; Emmanuel Carrère ha hecho una mezcla de géneros al grado de analizar con profundidad su fe, la ausencia de ésta y la relación erótica con sus diferentes parejas; y Karl Ove Knausgård quien ha destruido pedazo a pedazo su vida para crear con las astillas su obra titánica y confesional Mi lucha.
Todos ellos son escritores blancos, heterosexuales y varones occidentales de países como Inglaterra, Francia y Noruega y, aun así, me parece que su búsqueda, no es otra que la ruptura misma de un canon que de tan establecido, se ha vuelto hermético y es imposible, desde allí, en lo establecido y tallado en granito, crear nada nuevo, cualquier cosa con la mínima frescura.
Las mujeres, por su parte, cuando escriben desde el feminismo, lo hacen cada vez más a partir de una posición que resulta tan extrema que llega hasta lo radical y un buen número de ellas, ahora pienso en la cubana Legna Rodríguez o en la española Cristina Morales, desde una perspectiva muy diferente a los autores europeos recién mencionados, renuevan la literatura. Pues ya no tienen nada que destruir porque su identidad misma está fundamentada en la destrucción. En la transgresión como principio de identidad.
Entre estas dos líneas de escritores y escritoras, esta dualidad que parecía infranqueable, he estado leyendo los últimos días a la que hace algunos años era Beatriz Preciado (Burgos, España, 1970) y que ahora firma como Paul B. Preciado. Se trata de un escritor trans que en su más reciente y apasionante libro, Un apartamento en Urano, relata desde una absoluta disidencia a largo y ancho del mundo, su cambio de hembra a varón.
Este libro que el autor llama, Crónicas del cruce es apasionante porque Beatriz preciado tiene una formación filosófica y una posición radical en cuanto al mundo establecido en occidente. El libro que es una compilación de sus publicaciones en el periódico francés de izquierda, Liberation, relata la experiencia de cambiar de sexo, de ser escritora a escritor, al mismo tiempo que reflexiona sobre problemas del mundo del siglo XXI como la Primavera Árabe, Julian Assange o el Ejército Zapatista.
Analiza el mundo desde la transición cultural que significa pasar de ser mujer a hombre. Esto le da un impulso único y la posibilidad de observar nuestro mundo con la ausencia total de tapujos, casi está por demás decirlo; y con el anhelo total de cambiar el mundo con la posibilidad de hacer la revolución desde su propio cuerpo.
Finalmente, Un apartamento en Urano es el homenaje al primer hombre que reflexionó sobre el tercer sexo, el primer activista sexual europeo Karl-Henrich Ulrichs, que hizo hincapié en la necesidad de romper la dualidad que parecía la única posibilidad del ser humano. Paul B. Preciado, es la literatura que mejor describe nuestros días y la que nos ayuda a entender un poco el caos que parece ininteligible. Es la transgresión como respuesta.
(Paul B. Preciado, Un apartamento en Urano: crónicas del cruce, Ciudad de México, Anagrama, 2019. 309 páginas).
 
 

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