Paz campesina

Florencio Salazar Adame El fenómeno agrario en México es en realidad una larga deuda histórica. Fernando Serrano Migallón. El reparto agrario y el respeto a las comunidades indígenas...

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4 agosto,2020 5:31 am
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Florencio Salazar Adame

El fenómeno agrario en México es en realidad una larga deuda histórica.
Fernando Serrano Migallón.

El reparto agrario y el respeto a las comunidades indígenas fue la demanda más significativa del zapatismo. Desde las primeras hectáreas otorgadas por el general Abraham González en Chihuahua, en plena lucha revolucionaria, hasta la conclusión del reparto por la Reforma Constitucional de 1992, los campesinos recibieron más de 100 millones de hectáreas. Las tierras entregadas, principalmente por don Lázaro Cárdenas, tuvieron la resistencia de los hacendados, que armaban a sus peones para ahuyentar a los agrimensores, responsables de medir los excedentes y acabar con el latifundio.

Los primeros repartos de tierras, por las razones aludidas y la deficiencia técnica de los teodolitos de los agrónomos de la época, no necesariamente cumplieron con la exactitud establecida en los planos de dotación. Otro problema fue la corrupción de los funcionarios encargados de elaborar los expedientes. No pocos planos fueron deliberadamente sobrepuestos sobre superficies ya otorgadas o bien afectando legítimas pequeñas propiedades. El resultado ha sido el enfrentamiento entre ejidatarios y comuneros. La causa ha sido la exigencia de la totalidad de la tierra otorgada o por la defensa de la recibida. Aún hay casos de superficies en disputa en los que todos tienen la razón legal: unos, porque mediante mandato presidencial recibieron la tierra; otros, por las demarcaciones exigidas en los planos sobrepuestos.

Los problemas agrarios, a diferencia de otros problemas sociales, suelen ser trágicos. En tanto que los movimientos sindicales terminan en los tribunales laborales o en la huelga, los de los campesinos producen muertes sin que ellas –las muertes– signifiquen la terminación de los conflictos.

Los campesinos indígenas tienen un sentido histórico de arraigo a la tierra. Cuando los problemas son entre ejidatarios y mestizos o colonos agrícolas, las soluciones pueden surgir de los tribunales agrarios. Difícil cuando es entre comunidades indígenas porque ellas, antes que cualquier otra cosa, quieren la tierra.

Grave error cerrar la Secretaría de la Reforma Agraria. Hasta ahora los campesinos no son debidamente atendidos. La Sedatu se interesa más en la reserva territorial para el desarrollo de las ciudades, que en la defensa de derechos campesinos y la solución de problemas.

En Guerrero, actualmente existen siete conflictos agrarios considerados de alto riesgo. Ellos son: 1. Malinaltepec-Alacatlatzala. Malinaltepec; 2. San Miguel Tecuiciapan-San Agustín Oapan. Tepecoacuilco de Trujano; 3. Jicayán de Tovar-El Jicaral. Tlacoachistlahuaca y Coicoyán de las Flores, Oax.; 4. Ixcuinatoyac-Santiago Petlacala. Alcozauca y San Martín Peras, Oax.; 5. Tlaxcalixtlahuaca-Horcasitas. San Luis Acatlán; 6. Buena Vista-Zitlaltepec. San Luis Acatlán y Metlatonoc; y 7. Cochoapa-San Juan Huexuapa. Cochoapa El Grande y Metlatonoc. Han costado vidas, generan zozobra y amagan con más violencia.

Las soluciones evidentemente no son fáciles, pero tampoco imposibles. La materia es de jurisdicción federal, como se puede observar tanto en la Constitución Política como en la Ley Agraria. Ellas disponen atribuciones e instituciones responsables, llámanse tribunales federales agrarios, Procuraduría Agraria y Registro Agrario Nacional. Las entidades federativas son coadyuvantes en la solución de los problemas del campo, pues sus facultades son colaborativas y sus recursos económicos muy modestos.

De ahí la necesidad de que el sector agrario federal asuma a plenitud la tarea. Es indispensable que los responsables locales puedan concurrir al lugar de los problemas, escuchar con paciencia las demandas y procurar soluciones. Es clave gestionar la operación del Programa de Conflictos Sociales en el Medio Rural (Cosomer), para ofrecer soluciones viables. Gobierno federal, coadyuvancia del gobierno estatal, actuación de los tribunales agrarios, representantes de los núcleos agrarios y participación de ayuntamientos, uniendo esfuerzos pueden obtener buenos resultados. Hacia allá se orienta el convenio que, en breve plazo, suscribirán el gobierno del estado y la delegación estatal del gobierno federal.

En los lugares donde se disputa la tierra hay hierba seca. No dejemos crecer las llamas en el llano o la montaña. Los más pobres de Guerrero exigen solución a sus demandas. Los mexicanos somos hombres de maíz, escribió Miguel Ángel Asturias.

Que el maíz sea blanco, no rojo.

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