Afirma que se han convertido en dueños de las almas, de los cuerpos y de los pueblos y no dejan transitar a las familias. Denuncia que actúan como “ley” en la región ante el abandono del Estado. Señala que en esa zona “ni a mí me dejan pasar como obispo” y que lo tienen sentenciado con retenerlo y reeducarlo.
Iguala, Guerrero, 11 de septiembre 2019. El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza declaró que valdría la pena una intervención fuerte del gobierno federal y la Guardia Nacional para que retiren a los policías comunitarios de Tlacotepec y ocupen la zona de la Sierra para permitir que las familias desplazadas puedan volver a sus comunidades, y cuestionó la “complacencia” de las autoridades que no se mueven para nada en contra de este grupo.
En declaraciones a reporteros después de oficiar la misa de mediodía en la iglesia de San Nicolás de Tolentino ubicada en la colonia Juan Álvarez, cerca de donde hace casi cinco años ocurrieron los ataques en contra de normalistas de Ayotzinapa, el obispo se refirió al caso y opinó que la verdad sobre la desaparición de los 43 muchachos “debe estar en un rincón, en algún lugar y no la han querido manifestar”.
Fue consultado sobre la petición que ayer hicieron al gobernador Héctor Astudillo Flores representantes de los desplazados de la Sierra que permanecieron refugiados por varios meses en la cabecera municipal de Chichihualco, y que piden la intervención de la Guardia Nacional para que ellos puedan regresar a sus comunidades.
Rangel Mendoza manifestó estar de acuerdo en que retiren a todos esos comunitarios de Tlacotepec ubicados en cuatro puntos, “que los retiren y que ocupe el lugar la Guardia Nacional”, situación que dijo, a él se lo están pidiendo muchos habitantes de la zona.
Recordó que como obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa está “sentenciado” por los comunitarios de Tlacotepec “que me quieren agarrar prisionero y que me quieren reeducar simplemente porque no estoy de acuerdo en que hayan desplazado a esa gente que tiene derecho a regresar a sus casas”.
Agregó que en la zona de la Sierra ni a él como Obispo de esa diócesis lo dejan pasar desde noviembre del año pasado, “yo les voy a decir algo muy grave, muy difícil, pero ni a mí me dejan pasar como Obispo, y eso yo ya se lo he dicho al gobierno pero no nos hacen caso”.
Cuestionó: “complacencia hay con las autoridades que no se mueven para nada en contra de los comunitarios de Tlacotepec”, y a pesar de que decenas de familias fueron desplazadas desde el 11 de noviembre pasado y no pueden regresar a sus casas.
“Yo creo que valdría la pena una intervención ya fuerte de parte del gobierno y la Guardia Nacional aunque no sea muy popular la toma de la decisión, pero que esos desplazados ya vuelvan a sus comunidades, y que la policía civil vigile, y que cualquiera que cometa un ilícito que sea castigado”.
Apuntó que los comunitarios “no se van a convertir en ley si van a castigar o no castigar a la gente ¿quién los constituyó a ellos para decir a quien castigar y a quién no?”, cuestionó.
Consideró que en este caso sí serviría la intervención de la Guardia Nacional para ocupar esa zona, como una autoridad neutral que no está con un equipo ni otro, “me gustaría muchísimo que ocupara esos lugares”.
Señaló que ha estado en favor de los desplazados de los siete pueblos: desde Filo de Caballo, La Laguna, Campo de Aviación, Los Morros y La Escalera, porque según son los comunitarios de Tlacotepec los que perturbaban la paz y no dejaban pasar tranquilas a las familias.
Criticó que los autollamados comunitarios se han convertido en dueños de las almas, de los cuerpos y de los pueblos: “¿Qué no soy mexicano? No tengo libertad de moverme en mi diócesis, yo no estoy de acuerdo con esos señores que no me dejen pasar”.
Reprochó además que la autodenominada policía comunitaria de Tlacotepec se hayan vuelto jueces de quién puede vivir o no en tal lugar, y recordó que la vivienda y el derecho de tránsito está consagrado por la constitución.
El Obispo Rangel señaló que todo Guerrero están en manos de la delincuencia, con los más de 18 grupos que se tienen identificados, y muchas de las policías comunitarias se han mezclado con los capos de la droga “esto lo sabemos, para ser justos no serán todos, pero casi todos, y muchos de ellos obra con mucha impunidad”.
Citó además el caso de la Policía Comunitaria Tecampanera de Teloloapan y criticó que en una visita reciente que hizo a esa zona vio que ya se extendieron hasta Xaloxtoc y “en las puertas de Iguala”, y en Rancho Nuevo, pegado a Arcelia. “¿Cómo obran ellos, con total impunidad y se piden mover donde ellos quieran por qué no hay una autoridad que les pare el alto?”.
Caso Hueycatenango
Consultado en relación a los asesinatos del regidor de seguridad de Hueycatenango, Leocadio Bolaños Hernández y del “Servidor de la Nación”, de ese municipio, José Cipriano Hernández, el obispo Rangel Mendoza opinó que tiene entendido que el problema de la violencia en la comunidad de Hueycatenango, es por asuntos ejidales con Rincón de Chautla, porque estos últimos están en tierras que no les pertenecen y al ir creciendo como guardias comunitarias han querido anexar a otros pueblos “por la fuerza”, y recordó el degollamiento de dos mujeres de San Gerónimo porque no se han querido adherir a ellos.
Descartó que sea por problemas de narcotráfico o del trasiego de droga, “sino de cuestiones ejidales. Del “Servidor de la Nación”, dijo que tiene entendido que un grupo delincuencial fue el que lo ejecutó y “se comieron un problema con otro”.
La verdad de Ayotzinapa en un rincón, no la han querido manifestar
Declaró que desgraciadamente se va a cumplir un año más de la lamentable desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, “y desgraciadamente todavía no se encuentran y lo que es peor, no se sabe la verdad. Yo creo que la verdad debe estar en un rincón, en algún lugar y no la han querido manifestar”.
Consideró que mientras no se sepa dónde están los muchachos, y no se sepa la verdad de los hechos seguirá siendo una vergüenza para México y sobre todo es una llaga que no ha podido cerrar y sigue sangrando, sobre todo en los familiares y los papás de los muchachos desaparecidos.
Agregó que hasta que no se conozca la verdad y nos convenza, y que sobre todo se castigue a los culpables, es una deuda que tenemos los mexicanos a nivel internacional para limpiar la honra del gobierno y sobre todo de los de Iguala.
En relación a la liberación de presuntos implicados en estos hechos, como recientemente sucedió con Gildardo López Astudillo, El Cabo Gil, manifestó que tal vez sea “muy duro lo que voy a decir, pero yo creo así las cosas, vivimos en un estado de derecho y si son culpables se les tienen que castigar, pero si no lo son y no se tienen las pruebas necesarias, se les tiene que exonerar y liberar, no dejarnos llevar por los puros sentimientos”.
Agregó que si el gobierno no ha sido capaz de probarles delito, los tienen que liberar, “aunque a muchos no les parezca, pero no nos vamos a llevar por los sentimientos sino por el estado de derecho que es a lo que nos debemos de sujetar todos, no nada más a gustos y preferencias”.
De los videos que fueron difundidos en las redes sociales donde delincuentes matan con saña a dos hombres, dijo hasta donde tiene conocimiento ocurrió en Coyuca de Benítez, en la región de Costa Grande, y eso habla de la crueldad a la que hemos llegado y del poco respeto y amor que se tiene a la vida “y no es el primer video, yo en lo personal tengo otros videos muy crueles, en donde los destripan a unos y a otros los arrastran, lo cual consideró que en las familias no se han sembrado valores y reflejan el poco interés que se le ha puesto a cuidar y salvar la vida”.
Llamó a la sociedad a luchar para que esto vaya acabando, “porque esto nos lleva a un estado muy primitivo, a un estado muy salvaje de las cosas, y aquí es donde la autoridad tiene que poner remedio”.
Texto: Alejandro Guerrero / Foto: Jesús Eduardo Guerrero
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http://devtest.suracapulco.mx/2019/09/10/piden-desplazados-a-astudillo-que-retire-a-los-comunitarios-de-tlacotepec-para-regresar-a-sus-casas/
