Seguir el tratamiento como lo recomiendan los médicos les permite tener una vida normal, pero hay peligro si se dejan de consumir los medicamentos. Así lo documenta un caso.
Acapulco, Guerrero, 6 de diciembre de 2019. Claudia es portadora del virus del sida desde su nacimiento, se lo detectaron a los 6 años cuando su madre murió. Llevar su tratamiento en forma correcta le permitió casarse y tener un hijo que no está contagiado. Hoy a sus 22 años intenta no perder la fe ante la vida, sin embargo cuando dejar de consumir sus medicamentos le ocasiona recaídas que son costosas para una familia que es de bajos ingresos.
A unos días de la conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Sida, el 1 de diciembre, pidió ayuda para reponerse de la última recaída que tuvo e invitó a los jóvenes como ella a cuidarse.
Claudia nos recibió en su casa ubicada en la colonia Arroyo Seco vestida con un leggings negro y una blusa sin mangas amarilla con estampado en flores, está maquillada con colores rosas, sus labios son de un tono rosa mexicano; su cuerpo es delgado, tal vez su ropa sea de una niña talla 12.
Tímidamente dice su nombre, Claudia Morales, tiene 22 años y un hijo de 2 que no deja de correr a su alrededor. La energía del menor contrasta con el ánimo de su madre que apenas y se mueve, apenas tiene dos días que volvió a comer después de pasar una semana sin consumir alimentos después de haber dejado de tomar su medicamento para el control del virus.
Habla poco, son sus hermanas las que relatan que después de que falleció su mamá fue que se dieron cuenta que tenía el virus del sida. Una de sus tías se llevó a Claudia y un hermano menor que también tenía síntomas de fiebre, dolor de cabeza y diarreas constantes a hacerles los estudios y salieron positivos.
Después de ser diagnosticada comenzó su tratamiento en casa GAVIH. A los 13 años nuevamente tuvo una recaída, de la cual se recuperó y continúo su tratamiento; a los 18 años dejó el albergue.
Por seguir su tratamiento como se lo indicaron hizo que por un periodo su enfermedad fuera intransmisible e indetectable, por lo que inició una relación y después se embarazó, sin que su esposo ni su hijo contrajeran el virus con el que lucha diariamente.
Sin embargo, su estado de salud no lo compartió con su esposo, quien al enterarse y al ver la recaía que tuvo decidió dejarla. Hoy está sola con su hijo viviendo en casa de su abuela, sin trabajo ni un ingreso seguro para mantenerse.
El tratamiento para una persona con sida en segunda etapa –como es su caso– tiene un costo de aproximadamente 24 mil pesos mensuales, desembolso que absorve el sector salud, sin embargo ante recaídas como la que tuvo la semana pasada, Claudia requiere comprar sueros especiales que tienen un costo aproximado de mil pesos.
Claudia sabe y hay evidencia de que siguiendo el tratamiento como lo recomiendan los médicos permite tener una vida saludable siendo portadores del virus del sida. En su caso su madre se lo transmitió, sin embargo ante las cifras que colocan a Acapulco como una de las ciudades con el mayor número de casos, hizo un llamado a los jóvenes como ella para que se cuiden y tengan encuentros sexuales con protección.
En casos como el de Claudia, que es una persona de bajos recursos, una recaída puede significar perder la vida al no tener el dinero para atenderse. En este momento sus dos hermanas también están desempleadas, por lo que solicitó ayuda de quien quiera apoyarla con despensa.
El integrante del Colectivo Guerrero Diverso, Gabriel Soberanis, destacó la importancia del cuidado de la salud, y compartió que como activista también se dedica a realizar pruebas rápidas de VIH.
Texto: Mariana Labastida / Foto: Archivo
