Que sea por algo mejor

Jorge Camacho Peñaloza   Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Eduardo Galeano. Cada vez que hay una elección representa una...

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4 junio,2021 5:38 am
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Jorge Camacho Peñaloza

 

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Eduardo Galeano.

Cada vez que hay una elección representa una oportunidad para refrendar las cosas buenas que hemos estado haciendo como sociedad o volver a empezar cuando la clase gobernante de una demarcación ha generado un caos y mostrando incapacidad para resolver los problemas; a lo largo de las campañas electorales las candidatas y candidatos siembran expectativas de mejora o proponen soluciones y cambios de la situación por la que se atraviesa, la ciudadanía va a la urna a emitir su voto con la esperanza o la certeza de que las cosas van a ser diferentes para bien, se da el triunfo de un candidato, se celebra la victoria, se toma un respiro y se mira hacia el futuro esperando que sea mejor.

Los días pasan, llega la toma de protesta, arranca la administración que ganó la elección, empieza a trabajar, se notan algunos cambios, pareciera que se va en el camino correcto y sin embargo con el correr de los días, semanas, meses y años, nos damos cuenta que los problemas no sólo siguen ahí sino que se han hecho más grandes y que han surgido otros; llega el enojo a la ciudadanía que la abruman los problemas, los malos servicios públicos, la falta de oportunidades, el clima de inseguridad, la incapacidad de las autoridades; la decepción se instala hasta que llega un nuevo periodo electoral en el que saltan a escena los sembradores de esperanza.

Acapulco fue el primer polo turístico exitoso del país, desde febrero de 1949 cuando el presidente Miguel Alemán Valdés inauguró la emblemática, famosísima y añorada Costera Miguel Alemán, originalmente conocida como Nicolás Bravo, dividida en el Paseo del Morro, la avenida de la Nao y la avenida Caleta, cimiento de la infraestructura más importante del desarrollo turístico de Acapulco, y de ahí hasta finales del siglo pasado, cuando las playas de la bahía se veían llenas de turismo internacional y nacional, destacando la temporada de los springbreakers, fue la época de la construcción de la mayoría de los hoteles rascacielos en la bahía de Santa Lucía, la plaza de toros, la cancha de Jai Alai, el campo de Golf, la glorieta de La Diana la Cazadora, el aeropuerto, el Centro de Convenciones, el frontón de Costa Azul, las discotecas más emblemáticas… era el polo turístico más importante del país, la Perla del Pacífico y uno de los más importantes del mundo.

Sin embargo desde fines del siglo pasado y principios del siglo XXI la actividad turística empezó a perder fuerza, empezaron a brotar todo tipo de problemas en el puerto. En la ciudad, déficit de infraestructura pública, déficit de servicios públicos, inseguridad, desordenado crecimiento urbano, problemas de movilidad, sentimiento y operación de la delincuencia organizada, grave corrupción en las administraciones municipales, todo lo cual hizo que el bullicio del turismo en las playas, en la Costera Miguel Alemán y en la avenida Escénica se perdiera. En el siglo presente dejaron de funcionar emblemáticos centros nocturnos, restaurantes, centros recreativos y de convenciones.

Durante la época de oro de Acapulco las administraciones municipales invariablemente fueron encabezadas por presidentes municipales del Partido Revolucionario Institucional, a partir del inicio de actual siglo, cuando empezó la decadencia de Acapulco las administraciones fueron encabezadas por entonces presidentes municipales de izquierda y oposición a los gobiernos federal, estatal y municipales que impulsaron desde la década de los 50 del siglo pasado y hasta finales del mismo el más grande polo turístico de América Latina, se puede decir que gobernar con visión de izquierda ha generado el debilitamiento de la más importante actividad económica que sostiene al municipio, de siete administraciones municipales que ha tenido desde 1999 a la fecha, seis han sido encabezadas por presidentes municipales de izquierda, sólo uno, Manuel Añorve Baños,  surgió de las filas del PRI.

Este 6 de junio nuevamente los acapulqueños tendrán que elegir entre una visión de izquierda, esa que ha demostrado no tener la capacidad para impulsar a Acapulco, esa a la que se le han salido de control todos los problemas que tiene la ciudad, o elegir una propuesta de centro democrático que supo a lo largo del siglo pasado hacer de Acapulco el más importante polo turístico del país y de América Latina, ojala la ciudadanía  no se vuelva a equivocar.

Vuela Vuela palomita y ve y dile: A toda la paisanada que este domingo no la vaya a volver a regar, que ya no sea más de lo mismo que en Acapulco es hora de algo mejor.

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