El presidente del colectivo de familiares Siempre Vivos considera que el religioso no ha sido imparcial en el conflicto por la violencia en Chilapa
Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Archivo El Sur-Luis Daniel Nava
Chilpancingo, Guerrero. El presidente del colectivo de familiares de desaparecidos Siempre Vivos de Chilapa, José Díaz Navarro, cuestionó que frente al problema de la violencia en Guerrero, el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, desempeñe una función parcial, pues aseguró que mientras sus reuniones con los jefes del crimen organizado son continuas, con los familiares de las víctimas de Chilapa, no se ha querido reunir y se ha negado a oficiar una misa “de intención” por los desaparecidos.
El representante de los familiares de desaparecidos en Chilapa, declaró vía telefónica, sin pregunta de por medio, que Rangel Mendoza ha ido a celebrar misas a la iglesia de Tlanicuilulco, una zona que, dijo, controlan Los Ardillos y en donde informó que está asignado como sacerdote Antonio Jiménez Casarrubias, tío de los líderes de ese grupo criminal.
Añadió que allá es donde el obispo recibe regalos costosos “y a nosotros, los familiares de las víctimas, nos niega la misa porque no tenemos que regalarle”, se quejó.
El señalamiento del presidente del colectivo de familiares de Chilapa, ocurre tras una semana de confrontación pública entre el gobernador Héctor Astudillo Flores y el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Javier Olea Peláez con el obispo Rangel, en el contexto del asesinato de los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes.
Los primeros defienden la hipótesis de que el asesinato de los clérigos fue por una riña en el baile al que asistieron y en donde el padre Germaín habría sido reconocido por integrantes de uno de los grupos criminales que asistieron por una fotografía en la que aparece con un arma y que fue difundida en redes sociales, y según el fiscal pudo haber sido vinculado con un grupo criminal adversario.
Sin embargo el obispo sostiene que de acuerdo a testimonios de los acompañantes de los sacerdotes el doble homicidio fue “circunstancial y fortuito” puesto que los agresores se molestaron cuando fueron rebasados en el camino y en seguida volvieron a alcanzar y rebasar a los sacerdotes, se les atravesaron y les dispararon.
Ayer, Díaz Navarro consideró que en realidad el obispo no desempeña una función imparcial en el ambiente de violencia que se vive Guerrero, “nosotros como víctimas de Chilapa hemos solicitado tener pláticas, incluso le hemos pedido dos veces por escrito que celebrara una misa “por la intención” de los desaparecidos de Chilapa, y desafortunadamente, o afortunadamente se ha negado a reunirse con nosotros”, aseguró.
Dijo que el obispo nunca ha aceptado ni siquiera una reunión con las víctimas de la violencia en Chilapa, pero señaló que “sí ha tenido infinidad de reuniones con integrantes de la delincuencia organizada”.
Para el presidente del colectivo de familiares de desaparecidos de Chilapa, el clérigo está del lado de los delincuentes y victimarios, “él mismo ha comentado que ha ido a oficiar misa a Tlanicuilulco en donde ha recibido regalos, no sé si por eso, como nosotros no tenemos para darle nada se ha negado a platicar con nosotros, con las víctimas.
El jueves, en el noticiero de En Punto de Televisa, conducido por Denise Mearker, el mismo obispo declaró que acudió hace aproximadamente 10 meses a ese pueblo a celebrar una misa con motivo del aniversario de la parroquia, y aceptó que recibió como regalos de los feligreses un báculo y un pectoral de plata.
Díaz Navarro declaró que el obispo no ha dicho que en esa iglesia oficia el sacerdote Antonio Jiménez Casarrubias, quien es tío de los líderes del grupo criminal que opera en la zona.
Añadió que el día que fue el obispo a oficiar misa a ese lugar asistieron los presidentes municipales de Quechultenango Alberto Rodríguez Jiménez y de Mochitlán Jhobanny Jiménez Mendoza.
“Yo creo que allí hay un conflicto de intereses al ser el párroco de Tlanicuilulco representante de Dios y tío carnal del diablo”, dijo y opinó que, “obviamente el obispo es cómplice”.
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