Refutan que Avándaro haya sido una concentración juvenil de drogas y sexo

El historiador de rock, Federico Rubli, sostiene que la campaña contra el festival la desató el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, para desacreditar al gobernador del...

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24 agosto,2021 10:49 am
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El historiador de rock, Federico Rubli, sostiene que la campaña contra el festival la desató el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, para desacreditar al gobernador del Estado de México, Carlos Hank González, para sacarlo de la carrera por la Presidencia

Ciudad de México, 24 de agosto de 2021. La versión del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro que atizó hace 50 años la clase política mexicana con el fin de desprestigiarlo, señalándolo como una “concentración juvenil de drogas y sexo”, se desploma ante las evidencias reunidas por Federico Rubli, quien asistió al mítico encuentro como reportero del semanario México Canta los días 11 y 12 de septiembre de 1971.

Aquella experiencia la nutriría después con investigaciones en torno a acervos documentales, entre ellos el de la Dirección Federal de Seguridad.

Sus hallazgos se refrendan en Yo estuve en Avándaro, libro con imágenes de Graciela Iturbide y prólogo de Luis de Llano que reedita Trilce a propósito del medio siglo del festival. Para esta edición –la primera es de 2016– se añade una introducción de Justino Compeán, uno de los organizadores, además de presentarlo en un solo volumen, en lugar de dos.

Iturbide, además de sus fotografías, aporta su testimonio. Entonces estudiaba cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, al mismo tiempo que asistía a su maestro, Manuel Álvarez Bravo. Jorge Fons, realizador, y Luis Carrión Beltrán, director de la empresa cinematográfica Marco Polo, la habían invitado a filmar las carreras de autos que se celebraban año con año en esa localidad.

“Llegamos a Avándaro, donde nos encontramos con el festival de rock. Yo llevaba rollos de fotografía blanco y negro, y curiosamente de color –generalmente yo no uso color. Las carreras de coches se suspendieron por la gran cantidad de jóvenes rockeros y por la abundante lluvia (.) La verdad yo no conocía absolutamente nada de música, de rock, pero el espectáculo me impresionó y me dediqué a tomar fotografías de todo lo que veía”, recuerda en el volumen.

“Sigo sin saber nada sobre música rock; las imágenes que vi me entusiasmaron, nunca antes había estado en un festival de música; guardé estos rollos, que por suerte no se perjudicaron. Así, azarosamente mis imágenes son un testigo de que estuve en Avándaro”.

El denominado Festival de Rock y Ruedas, o simplemente Festival de Avándaro, convocó a unos 300 mil asistentes y duró dos días, pero sus efectos perdurarían por décadas tras desvirtuarse por intereses políticos y derivar en censura.

“Se empezó a desvirtuar desde el inicio, cuando las autoridades vieron una oportunidad para sacar raja política”, explica Rubli.

La hipótesis de este historiador del rock mexicano apunta a que el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia halló en Avándaro una oportunidad para desacreditar al entonces gobernador del Estado de México, Carlos Hank González.

“En ese momento era un político joven, carismático, muy proclive a las tendencias juveniles, y aunque apenas iniciaba la presidencia de (Luis) Echeverría, ya se estaba hablando de manera velada sobre quiénes pudieran ser sus posibles sucesores en 1976. Y Moya Palencia, como secretario de Gobernación, se sentía el heredero, pero también estaba subiendo mucho la estrella política de Hank González, aunque hay que señalar que en ese momento aún no podía ser candidato porque era hijo de padres extranjeros; la Constitución se modificó años después, pero sí había un movimiento que trataba de modificarla para habilitarlo”, refiere el también economista.

Al señalar que Hank González autorizó y dio el permiso para el evento tildado de concentración juvenil de sexo y drogas, “lo cual fue totalmente falso”, ataja Rubli, Moya Palencia propinaba un golpe político al gobernador mexiquense.

Pero el golpe fue sobre todo para el rock nacional, cuya censura y persecución se tradujo en un retroceso.

“Abruptamente, con Avándaro, debido a esta campaña de desprestigio armada desde las más altas esferas del poder, el rock cae en una etapa de prohibición, de censura y de represión, y la mayoría de los músicos de rock que, por ejemplo, habían actuado en Avándaro, deciden dejar el país; se van a Estados Unidos para nunca más volver. Las disqueras, pues, cerraron sus puertas, lo mismo que los espacios para presentarse.

“Es cuando el rock tiene que huir a la clandestinidad. En la Ciudad de México escapó a lo que se conoció como los hoyos funky de la periferia, lugares muy insalubres, poco aptos para tener eventos de rock, y todo eso repercutió en que el rock de la onda chicana como movimiento cultural y musical se viera totalmente frenado”, asegura Rubli.

Una represión que, añade, duró más o menos una década, hasta inicios de los 80, que empieza a reabrirse el género.

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma

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