Rinden homenaje en Bellas Artes al poeta Alí Chumacero por los 100 años de su natalicio

El creador nayarita fallecido en 2010 hablaba sobre el amor, la vida y los sentimientos universales, destacó el narrador y ensayista José Ángel Leyva.

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9 julio,2018 7:43 am
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Texto: Staff / Yanireth Israde/ Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
Ciudad de México, 9 de julio de 2018. Como parte del homenaje por los 100 años del natalicio de Alí Chumacero, el narrador y ensayista José Ángel Leyva compartió que en una charla que sostuvo con el fallecido poeta éste consideraba que su poesía era reflexiva y hablaba sobre el amor, la vida y los sentimientos universales.
Durante el pequeño homenaje al autor nayarita, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en esta ciudad, el también editor y promotor cultural, reveló fragmentos de la última conversación que tuvo con el autor originario de Acaponeta, a pocos meses de su muerte.
Durante su participación, Leyva ofreció fragmentos de poemas, los cuales sustituyeron a las preguntas que realizó a quien calificó como un hombre formal y exigente, enemigo de la solemnidad y al Juan Rulfo de la poesía mexicana, según José Emilio Pacheco.
También se refirió al poema, De amorosa raíz, de Chumacero, el cual, según su autor, “corresponde a la pluma de un muchacho, es un poema mal hecho”, pero que llama la atención la intensidad con que Alí aborda el tema del amor.
Jorge Asbún dio a conocer que en breve publicará en el Fondo de Cultura Económica (FCE) un libro de estudios críticos sobre la obra de Chumacero, y del que omitió dar detalles.
Alí Chumacero editor perfeccionista
Poeta taurófilo, Alí Chumacero cumplió su labor editorial como diestro en el ruedo.
Los libros que le pertenecieron, resguardados por la Biblioteca de México, testimonian sus faenas, señala Javier Castrejón, coordinador de los acervos personales de la institución.
En el centenario del también ensayista, que se cumple este 9 de julio, el recinto de La Ciudadela muestra a Reforma las marcas de lápiz o tinta que dejó Chumacero al corregir las obras que adquiría.
“Corregir era una pasión de vida”, destaca Castrejón, mientras revela los signos que habitualmente se ponen en los textos antes de publicarse; Chumacero, fallecido el 22 de octubre de 2010, proseguía no sólo cuando estaban impresos, sino colocados en su biblioteca.
“Más que encontrar los errores, don Alí busca enriquecer el texto; cuando corrige es como si se enfrentara al toro, para que (al vencerlo) se reconozca la belleza de la obra a través de las palabras escritas”, compara Castrejón.
Los libros que atesoró el nayarita, junto con publicaciones periódicas, catálogos, folletos y discos –47 mil unidades de información en total– fueron adquiridos en 2011 por el Conaculta, hoy Secretaría de Cultura (SC), como parte del programa Bibliotecas Personales, que preserva los fondos bibliográficos de reconocidos intelectuales.
Errores ortográficos y de puntuación, de acentuación, cacofonías, redundancias e inconsistencias sintácticas o separación de espacios, entre otros problemas, detectó Chumacero en los libros de su colección, lo mismo si eran títulos de Octavio Paz, de Salvador Elizondo o de Carlos Monsiváis u obras de consulta, por ejemplo diccionarios.
El escritor Felipe Garrido también recurre al símil del torero para describir el empeño editorial del autor de Páramo de sueños, Imágenes desterradas y Palabras en reposo, ligado al Fondo de Cultura Económica (FCE), a la colección SEPSetentas, a Tierra Nueva y Letras de México, entre otros proyectos culturales.
“Como editor y como tipógrafo, como poeta y como crítico, Alí era un artista austero, clásico, sobrio; cuando llegaba el momento de encarar un problema de edición –esa coma que faltaba, esa cita que estaba erróneamente atribuida a otro autor, ese blanco excesivo–  Alí hacía a un lado todo su sentido del humor y adquiría una profunda seriedad. Era el torero que suspende la faena de adornos y se pone serio para empezar a matar. Un buen editor es un maniático de los detalles: es un perfeccionista”, dijo Garrido en la Biblioteca de México, durante el homenaje que organizó la Academia Mexicana de la Lengua (AML) en el centenario de quien fuera su integrante.
Si provenía de Chumacero, la errata podía ser afortunada, como admitió el poeta Octavio Paz
“Entregué mis sonetos a Alí y uno o dos meses después los vi publicados en Letras de México. Al leerlos descubrí una errata, una sola. No destruía el verso pero cambiaba notablemente su sentido. Yo había escrito: “yacen la edad, el sueño y la inocencia” y el texto impreso decía: “yacen, ya edad, el sueño y la inocencia”. Al día siguiente vi a Alí en el Café París y le mostré el cuerpo del delito. No se inmutó y con una apenas sonrisa me respondió: ‘Es una errata afortunada. Mejora mucho a esa línea. Deberías estar muy contento: hay que confesar que el azar es poeta a veces'”.
La anécdota la recordó el Nobel de Literatura en los 75 años de Chumacero, cuando reconoció la magia del escritor.
“Merece aquella famosa dedicatoria de Baudelaire, en Las flores del mal, a Théophile Gautier: ‘Al poeta impecable, al mago perfecto de las letras francesas’. Sólo hay que cambiar las últimas palabras de esa frase y decir: mago perfecto de las letras mexicanas”.
 

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