Sales Heredia: La violencia, por factores geopolíticos

Renuente a aceptar que el año pasado la violencia alcanzó cifras récord, Sales Heredia sostiene: 2017 simplemente fue uno de los años en los que se cometieron “más...

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14 enero,2018 5:21 am
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Para comprender la creciente inseguridad por la que atraviesa el país, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, recomienda atender los “factores geopolíticos” que generan la violencia asociada al crimen organizado. Uno de esos factores, apunta, es la elevada demanda de opiáceos y otras drogas ilícitas en Estados Unidos. Otro: la saturación de cocaína colombiana. Y en cuanto a lo interno, pese a negar que 2017 haya sido el año más violento, admite que debe capacitarse a los cuerpos policiacos de los tres niveles y otorgarles salarios dignos y otras prestaciones para evitar que los coopte la delincuencia

J. Jesús Esquivel / Agencia Proceso
Foto: Cuartoscuro

Washington. La violencia que azota a México es consecuencia del consumo de drogas en Estados Unidos, de compromisos en el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC y de la debilidad de las policías municipales mexicanas, asegura Renato Sales Heredia, titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).

Renuente a aceptar que el año pasado la violencia alcanzó cifras récord, Sales Heredia sostiene: 2017 simplemente fue uno de los años en los que se cometieron “más homicidios dolosos vinculados con el crimen organizado”.

“¿Qué está pasando?”, se pregunta el titular de la CNS, dependiente de la Secretaría de Gobernación. Y responde: “Creo que hay varios factores a considerar, internos y externos. Problemas geopolíticos vinculados con la delincuencia trasnacional, algunos estrictamente relacionados con Estados Unidos, como el de la creciente demanda de opiáceos”.

En entrevista vía telefónica, el funcionario del gobierno de Enrique Peña Nieto considera necesario comparar los niveles de violencia de 2017 con los de 2011 y 2012 para entender las razones del problema.

Peña Nieto llegó a la Presidencia con la promesa de acabar con la violencia que socavó al país durante el sexenio de Felipe Calderón. Sin embargo, las estadísticas de la criminalidad de los últimos dos años, por ejemplo, exhiben a un gobierno federal incapaz de contener la inseguridad.

–¿Es un fracaso para el gobierno de Peña Nieto que 2017 haya sido uno de los periodos más violentos? –se le pregunta.

–Habría que ver precisamente qué tipo de violencia es la que está aconteciendo y qué se está haciendo. Se ha trabajado muchísimo y se ha avanzado mucho; no creo que se pueda hablar de triunfo o fracaso y de blancos o de negros. ¡No! Creo que hay que seguir trabajando, entender que no es un tema de corto plazo que se puede resolver en la inmediatez; tiene que ver con factores externos e internos que deben atenderse.

La geopolítica

Sobre la violencia del crimen organizado y el narcotráfico que priva en casi todas las entidades mexicanas, Sales Heredia finca parte de la responsabilidad en Estados Unidos y Colombia.

Por lo que atañe a Estados Unidos, Sales Heredia enfatiza que la gran demanda de opiáceos, drogas sintéticas y heroína, entre otros enervantes, provocó que los cárteles del narcotráfico mexicano, especialmente los que operan en la región del Triángulo Dorado (Chihuahua, Durango y Sinaloa), sean prácticamente los principales proveedores del mercado de esos estupefacientes.

Esa demanda, dice, “explica el pleito entre las organizaciones, la disputa por los puntos de cruce para la distribución de amapola y del fentanilo, y explica en buena parte la incidencia creciente en esta materia. ¿Qué otra cosa lo explica también? El tráfico de armas cada vez más poderosas que provienen precisamente de Estados Unidos”.

Sobre este último punto, añade: “Resulta irónico que (en Estados Unidos), para comprar un jarabe para la tos que contiene algún tipo de opiáceo requieras de receta médica. Pero para comprar un AK-47, un arma calibre .50 o un lanzagranadas no requieras más que tu credencial del club de Toby o del club de caza”.

También alude al acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno colombiano y las FARC como otro “factor externo” que exacerbó la violencia en México.

“Hay muchísima cocaína en el país, derivado de otro factor geopolítico que poco se ha comentado”, dice. “Tiene que ver con la negociación de las FARC con el gobierno (de Juan Manuel Santos)”.

La saturación en México de la droga colombiana, cuya mayoría se exporta a Estados Unidos, mantiene en pleito a los cárteles por el dominio y control de las rutas de trasiego en la frontera norte.

“Una de las condiciones que pusieron las FARC para sentarse en la mesa con el gobierno y para combinar el proceso de paz, fue que no se erradicara ni se fumigara la planta de coca. Eso implicó un tsunami de cocaína en Latinoamérica; no sólo en México. Es un mercado que también tiene consumidores importantes en distintos lugares de Estados Unidos y, por supuesto, en la región”, sostiene Sales Heredia.

En la Secretaría de Gobernación no asimilan la violencia sin esos factores externos que conllevan a los homicidios dolosos. Sin embargo, en el ámbito nacional la ligan a la inestabilidad política relacionada “al cambio (de poder) en más de 22 entidades federativas”, como sostiene el comisionado.

En este aspecto, Sales Heredia admite “la debilidad de nuestros policías” federales, estatales y municipales y “la falta de atención suficiente en la necesaria rendición al artículo 123, apartado B, que impide consolidar corporaciones ministeriales y periciales con la fortaleza suficiente para enfrentar a los grupos de delincuencia trasnacional”.

“La Policía Federal tiene 39 mil elementos y no nos damos abasto para todo el país”, comenta. E insiste: “Hay muchas cosas que hacer, pero hay que reconocer los factores externos, geopolíticos; tienen que ver con política de drogas, con el mercado de narcóticos, que no están exclusivamente al alcance de nuestras manos”.

–¿Qué tanto influye la corrupción en los índices de violencia?

–Una de las mejores formas de enfrentar a la corrupción en las corporaciones policiales es “escrutinizarlas” (sic) y dotarlas de un salario mediamente remunerador. No es justificación que un policía gane 5 mil pesos al mes, pero si un policía municipal gana 5 mil pesos al mes, no tiene ninguna prestación, ninguna perspectiva de futuro, es más fácil que sea comprado por los grupos de delincuencia organizada.

Para contener la corrupción en el interior de las corporaciones policiacas, además de otorgar salarios dignos y prestaciones a sus integrantes, el comisionado propone crear una licenciatura en ciencias policiacas en universidades públicas y privadas.

Es necesario, dice, ver la inseguridad bajo ciertos indicadores que aún no se toman en consideración de manera adecuada. Y pone un ejemplo: la actual ocupación hotelera en entidades como Guerrero, particularmente en Acapulco, comparada con la de los años 2009-2011, para entender que la situación es distinta.

Las estadísticas oficiales y encuestas nacionales de organizaciones no gubernamentales y grupos internacionales proderechos humanos muestran a la sociedad mexicana apabullada y temerosa por la inseguridad y la violencia, se le comenta al entrevistado.

Y contesta: “Nadie niega que los homicidios dolosos se han incrementado, de ninguna manera. Hay que ver los conflictos que se generan en estos puntos de cruce (de drogas) y en los mercados vinculados, como la política de drogas. Esto no es un tema exclusivamente nacional, es un tema internacional”.

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