Las actuales campeonas de la Liga femenil expresan su inconformidad por las condiciones en las que compiten, a diferencia del equipo varonil que compite en el máximo circuito. “El club tiene finta que nos dan lo mejor. Lo increíble es que tienen todo el dinero. Pero la neta estamos en condiciones muy culeras”, señala una de las jugadoras.
Monterrey, Nuevo León, 31 de enero de 2020. Las campeonas Rayadas se sienten lejos de un trato profesional por parte del Club de Futbol Monterrey.
Viajar en autobús a sus partidos de visita se está convirtiendo en una odisea y un calvario para las monarcas de la Liga MX femenil.
Jugadoras de Rayadas dijeron a Grupo Reforma que la molestia es general, pues sienten que en el Club no valoran lo conseguido y a veces comparten asiento en el autobús.
Y no sólo eso, algunas jugadoras, como Desirée Monsivási, carga con todo y colchoneta y almohada porque duermen en el pasillo del autobús.
Otra, como Ari Calderón, se tiene que acostar en el piso, pegada al baño, mientras viajan por tierra a lugares donde el primer equipo varonil va en avión.
El autobús en el que viajan, de hecho, no es el oficial.
“(Usar el camión del primer equipo), Nombre, jamás. Nunca pasará. Ya mejoraron los camiones, pues el torneo pasado estaban peor, llenos de cucarachas y goteos”, se lamentó otra de las futbolistas.
El tema de los hoteles es otro punto. No siempre se hospedan en lugares adecuados y no les dan de comer en el Club.
“Tipo en el hotel (cuando fuimos a jugar contra) Pumas, allá en México. Los cuartos súper pequeños. Nos meten a tres y sólo hay dos camas”.
“El club tiene finta que nos dan lo mejor. Lo increíble es que tienen todo el dinero. Pero la neta estamos en condiciones muy culeras”, expresó una jugadora de Rayadas.
En pañales la Liga Femenil
Bajos salarios, viajes largos y peligrosos por carretera y hasta el “olvido” de los propios dirigentes son los principales problemas que afectan el desarrollo de la Liga MX femenil.
Un ejemplo son las Centellas del Necaxa que ganaron dos partidos en todo el 2019, en el que sufrieron problemas en sus viajes al grado de llegar, en ocasiones, apenas hora y media antes de un partido.
Las de Aguascalientes se quedaron varadas en una ocasión cuando venían a la Ciudad para un partido contra Tigres femenil, cuyo autobús fue recogerlas a la altura de Ramos Arizpe.
También sufrieron el bloqueo en una caseta cuando se dirigían a la Ciudad de México y llegaron con el tiempo justo para enfrentar a las Águilas en el estadio Azteca.
Las necaxistas pasaron por todo esto a cambio de tres mil 500 pesos mensuales, según señalaron algunas jugadoras.
Al no tener un salario competitivo, hay futbolistas que han optado por explorar otras alternativas.
Norma Palafox no dudó en hacer una pausa a su carrera futbolística y dejó de jugar en Chivas durante el torneo Apertura 2019 para participar en el reality show Exatlón de Estados Unidos. Lo mismo hizo la ex de Rayadas, Alejandra Sorchini. Pamela Verdirame tampoco continuó con las albiazules y participó en la versión mexicana el año pasado.
El “olvido” en el que viven quedó reflejado en octubre pasado, cuando a la directiva de los Xolos les pasó por alto el partido de su equipo femenil y no limpiaron el campo de juego después de un concierto del grupo de rock Guns N’ Roses en el estadio Caliente.
Las jugadoras del cuadro fronterizo y de su rival, el Pachuca, tuvieron que retirar las tarimas y lonas de la cancha.
Este tipo de detalles han lacerado la imagen de la Liga MX femenil que se conforma de los 18 representantes de los clubes de la Liga MX, que están obligados a tener un equipo en la categoría.
Texto: Staff / Agencia Reforma / Foto: Twitter
