Una nueva disputa entre Trump y la NFL por racismo

En septiembre del año pasado, Trump llamó "hijos de puta" a los jugadores que protestaban e instó a los clubes a echarlos, abriendo una dura batalla cuyos efectos...

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6 julio,2018 1:20 pm
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Texto: DPA / Foto: redes sociales

“No quiero causar controversia pero han aprobado algo estúpido”, dijo Donald Trump este jueves. “Si no respetan la bandera o si no les gusta el país, pueden quedarse en el vestuario. ¿No es eso peor que no ponerse en pie? Creo de hecho que es peor en muchos sentidos”.
Durante un mitin en Montana, el presidente de Estados Unidos retomó de esta forma su polémica personal con la Liga de Futbol Americano (NFL) a propósito del himno nacional y de las protestas que desde hace casi dos años han protagonizado jugadores negros.
La NFL aprobó en mayo un cambio de política para evitar que se repitan los episodios que enfurecieron a Trump: deportistas arrodillados en el césped o sentados en el banquillo mientras sonaba “The Star Spangled Banner”, condenando así el racismo y la brutalidad policial contra los negros en Estados Unidos.
En la nueva temporada, que arranca el 6 de septiembre, ya no podrán hacerlo, pero la NFL permitirá quedarse en el vestuario a quienes no quieran escuchar el himno nacional en pie y con la mano en el corazón. Contra eso es contra lo que clama Trump, que quiere ver a todos en pie en el campo mirando a la bandera.
“Hay que ponerse en pie con orgullo durante el himno nacional. No deberían si no jugar, no deberían estar ahí. Quizá no deberían estar en el país”, dijo en mayo, dejando ya entonces claro que el cambio de política no había ido lo suficientemente lejos que él consideraba que debía ir.
Y eso que la aprobación de la nueva política fue, según medios estadounidenses, una cesión de la NFL a las presiones de Trump, que, con el altavoz del aparato de la Casa Blanca, acusó de antipatriotas e irrespetuosos con la bandera y con los militares a los jugadores que no escuchaban el himno nacional en pie.
Habida cuenta de lo que se vio en el pasado, sus críticas este jueves en el mitin en Montana pueden ser un anticipo de una nueva pelea, ávido Trump siempre de temáticas que, como ésta, agitan a sus bases.
La NFL es la más importante de las grandes ligas estadunidenses. Dos tercios de sus jugadores son negros, pero el futbol americano profesional, con entradas a los estadios que cuestan mucho más que las de la NBA o el béisbol, es un deporte seguido más por blancos.
En septiembre del año pasado, Trump llamó “hijos de puta” a los jugadores que protestaban e instó a los clubes a echarlos, abriendo una dura batalla cuyos efectos aún no se han disipado.
El mariscal de campo Colin Kaepernick, iniciador del movimiento en agosto de 2016 en la estela de un verano marcado por nuevos episodios de violencia policial contra hombres negros, sigue más de un año y medio después de su último partido sin un equipo que quiera contratarlo.
El mes pasado, Trump canceló la invitación a la Casa Blanca a los Philadelphia Eagles, ganadores este año del Super Bowl, sugiriendo que los jugadores no se habían puesto en pie durante el himno. Pero justo en ese equipo lo hicieron todos la pasada temporada. Medios estadounidenses interpretaron la cancelación al miedo de Trump a ver una baja afluencia de jugadores porque muchos habían dicho que no asistirían a la recepción.
De cara a la nueva temporada, las nuevas normas de la NFL no garantizan que no vayan a seguir produciéndose protestas. La NFL multará a los equipos en las que las haya, pero estos son los que tendrán en sus manos sancionar o no a los jugadores.
Christopher Johnson, el máximo directivo de los New York Jets, ya dijo en mayo que no castigará a los deportistas que se arrodillen o permanezcan sentados y que, si eso ocurre, pagará la multa preceptiva a la NFL. Habrá que ver entonces cómo reacciona Trump.
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